EXPLICAR LA NECESIDAD, EL PROPÓSITO
Y LA PRÁCTICA DE LA REUNIÓN
En la primera reunión de hogar que tengamos, debemos hablar de la necesidad de reunirnos. Podemos decirles a los nuevos creyentes que los cristianos son como ovejas, las cuales tienen una naturaleza comunitaria. Los cristianos también somos como abejas, las cuales vuelan juntas. En verdad, todos los seres humanos poseemos una naturaleza comunitaria, como bien lo afirmaron los chinos de la antigüedad: “Ser humano es ser comunitario”. Por muchas bendiciones que un hombre recibiera o por muchas riquezas que poseyera, jamás estaría dispuesto a vivir aislado en las montañas por tres años sin descender de allí. En la naturaleza humana no está el vivir apartado de la comunidad humana. Sin embargo, hoy la sociedad está llena de pecado. Es correcto ser comunitario, pero el problema es cómo ser comunitario y con quiénes serlo. Si alguien se une al grupo equivocado de personas, se contaminará. Si nos unimos a los que juegan mah-jong, terminaremos jugando mah-jong con ellos. Asimismo, si nos juntamos con los que consumen drogas, acabaremos consumiendo drogas con ellos. A esto se refiere otro proverbio chino, que dice: “Quien toque el bermellón se manchará de rojo, y quien toque la tinta se manchará de negro”. Por lo tanto, podemos ver que la mejor comunidad se halla en las reuniones cristianas. Las reuniones cristianas les proporcionan a las personas el gozo de estar juntos. Éste es el gozo más noble, más puro y más provechoso. Otro ejemplo de esto es un trozo de carbón que no puede estar encendido separado de los demás, pues se apaga rápidamente. Al contrario, tiene que arder con otros trozos de carbón para que, juntos, hagan un fuego muy resplandeciente.
Mateo 18:20 dice: “Donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”. Tenemos que decirles a los nuevos creyentes que en todas las reuniones el Señor está con nosotros y que Él está en medio nuestro. Si queremos disfrutar de la presencia del Señor, tenemos que reunirnos. Debemos presentarles a ellos estos puntos básicos.
Hechos 2:42-47 nos dice que el propósito principal de reunirnos es aprender y perseverar en la enseñanza de los apóstoles y estar juntos para tener comunión, para partir el pan y para orar. Asimismo, podemos enseñar a otros y predicarles el evangelio. Estos aspectos forman parte del propósito por el cual nos reunimos. Además de esto, Hebreos 10:24 dice que debemos considerarnos unos a otros para estimularnos al amor. Éste también es otro de los propósitos de las reuniones cristianas. Por consiguiente, el propósito de las reuniones cristianas incluye numerosos aspectos.
La Biblia no solamente revela una manera de reunirnos, sino muchas maneras. Tenemos las reuniones de hogar y las reuniones donde se congrega toda la iglesia. Tenemos reuniones grandes y también reuniones pequeñas. Todas ellas se ajustan a la situación y a las necesidades prácticas. En la iglesia en Taipéi primeramente tenemos las reuniones en los hogares. Éstas son las más pequeñas, más fundamentales y más básicas. En segundo lugar, tenemos las reuniones de grupos en las cuales se reúnen varias familias. Tercero, tenemos las reuniones por distritos, en las cuales varios grupos se reúnen en un salón de reuniones. A veces tenemos reuniones de mediano tamaño cuando se juntan varios distritos, y también tenemos las reuniones corporativas a las que asisten todos los santos de Taipéi y reuniones en las cuales la iglesia en Taipéi se reúne con iglesias que están en otras ciudades. De vez en cuando tenemos reuniones para toda la isla de Taiwán y también conferencias internacionales a una escala aún mayor.
La manera de reunirnos es nada menos que escuchar el hablar de Dios, leer las Escrituras, cantar himnos, orar, dar testimonios, exhortarnos unos a otros, predicar el evangelio, etc. Debemos hablarles a los nuevos creyentes un poco acerca de todo esto. Sin embargo, en todo lo que digamos al conducir una reunión, debemos evitar extendernos. Siempre debemos permitir que los demás digan algo, y debemos enseñarles cómo hablar en las reuniones. Debemos decirles que cuando hablen en las reuniones, están hablando a los demás, no a sí mismos, y por tanto, deben hablar en voz alta de modo que los demás puedan oírlos. Debemos darles a conocer todas estas cosas en la primera o segunda reunión.
(
Llevar fruto que permanece, tomo 1, capítulo 4, por Witness Lee)