Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristo, por Witness Lee

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LA MANERA EXTERNA Y LA MANERA INTERNA DE CONTACTAR LA BIBLIA

Hay dos maneras de contactar la Biblia: la manera externa y la manera interna. La manera externa de contactar la Biblia es ejercitar nuestra mente sólo para poder entenderla, mientras que la manera interna es usar nuestro espíritu, no principalmente para entenderla, sino para contactar el espíritu y obtener el suministro de vida.

Juan 1:1 es un versículo maravilloso. Supongamos que dos hermanos se reúnen para leer este versículo. Una vez que lo leen, un hermano puede preguntar: “¿Qué significa en el principio ?”, el otro hermano tal vez diga: “Dios es el principio”. El primer hermano quizás le responda: “Yo no pienso así. ¿Cómo puede decir que Dios es el principio? No entiendo de qué está hablando. Y ¿qué es la Palabra? Este versículo dice que la Palabra estaba con Dios y que la Palabra era Dios. Ciertamente la Palabra y Dios son dos cosas. ¿Cómo es que pueden ser una misma cosa? Preguntemos a los estudiantes del instituto bíblico”. Este ejemplo nos muestra la manera externa de contactar la Biblia. Contactar la Biblia así incluso por unos cuantos minutos resulta en muerte.

Hay otra manera de contactar la Biblia, la manera interna, la manera de ejercitar nuestro espíritu. Supongamos que estos mismos hermanos vienen a la Palabra de la siguiente manera, diciendo: “Oh Señor, en el principio. En el principio era la Palabra. ¡Amén! Aleluya por el principio. Oh Señor, la Palabra. ¡Aleluya por la Palabra! Y la Palabra estaba con Dios. ¡Oh Dios! ¡Y la Palabra era Dios!”. Cuando ejercitamos nuestro espíritu para contactar la Palabra de esta manera tan viviente, tal vez no entendamos mucho, pero somos llenos del Espíritu y obtenemos el suministro de vida.

Resulta muy claro que la Biblia puede ser dos entidades. Puede ser letra muerta que nos da muerte, o puede ser el Espíritu que nos vivifica. Todo depende de la manera en que la contactemos. Si tocamos la Biblia de una manera externa usando sólo nuestra mente, caeremos en muerte. No obstante, si tocamos la Biblia de una manera interna ejercitando nuestro espíritu, seremos avivados. Esto mismo se aplica a cualquier versículo o capítulo, desde el primer versículo de Génesis hasta el último versículo de Apocalipsis. A veces no entendemos lo que leemos; y a veces sí entendemos, pero no podemos expresar lo que hemos visto. Incluso podemos decir: “¡Alabado sea el Señor, esta mañana recibí algo, pero no tengo las palabras para expresarlo!”. Ésta es la manera apropiada. La manera apropiada de contactar la Biblia es contactar al Señor mismo. Nunca debemos hacer una separación entre la Biblia y el Señor. Siempre que abramos la Biblia, debemos abrir nuestra boca y abrir nuestro espíritu para decirle algo al Señor. Podemos decir: “¡Oh Señor! ¡Oh, Señor Jesús!”. Cuanto más alto pronunciemos estas palabras mejor. Esto verdaderamente es algo maravilloso y admirable.

Actualmente, los mejores dietistas no pueden decirnos plenamente lo que contiene el alimento que ingerimos cada día. Si no se puede entender el germen de trigo más pequeño, ¿cómo podemos entender la Biblia por completo? Aun cuando no podemos entender plenamente los alimentos que comemos, aun así los ingerimos día tras día. Ingerimos muchas cosas que nos nutren, sea que las entendamos o no. Esto mismo sucede con la Biblia. La Biblia no nos es dada simplemente para que tengamos cierto entendimiento de ella. Si la Biblia se nos diera únicamente para que la entendiéramos, seríamos miserables porque nuestro entendimiento es muy limitado. No deberíamos confiar en nuestro entendimiento de la Biblia. Hace cuarenta años atrás yo confiaba muchísimo en mi entendimiento de la Biblia, pero hoy ya no confío en mi entendimiento. No me interesa solamente entender la Biblia. Cuando acudo a la Biblia, simplemente la recibo. La recibo no solamente al usar mi mente para entenderla, sino al ejercitar mi espíritu. Quizás diga: “¡Oh Señor! Amén. En el principio. ¡Aleluya, por el principio! ¡Oh, aleluya, por el principio! En el principio era la Palabra. No sé qué es la Palabra, y no sé qué es el principio, ¡pero sí sé que en el principio era la Palabra!”. Ésta es una manera maravillosa de tocar la Biblia. De esta manera recibimos al Espíritu y la vida en la Biblia.

Muchos cristianos tienen aprecio por la Biblia y estiman que es un libro maravilloso. Sin embargo, la Biblia es más que un libro maravilloso; es la corporificación de Cristo. La manera en que tocamos la Biblia determinará si tocamos o no a Cristo. Si tocamos la Biblia únicamente con nuestra mente, habremos fracasado. Contactar así la Biblia nos hace semejantes a los judíos que escudriñaban la Biblia, sin tocar al Señor Jesús. Ésta es la manera equivocada. Cada vez que tomemos la Biblia con nuestras manos, inmediatamente debemos avivar nuestro espíritu. Cuando abrimos la Biblia, debemos abrir nuestra boca, y cuando leemos una palabra en la Biblia, debemos expresarla desde nuestro espíritu.

(Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristo, capítulo 4, por Witness Lee)