LA TRANSFORMACIÓN ES NECESARIA
CON MIRAS AL EDIFICIO
Los dos extremos de la Biblia contienen muchas figuras. Éstas no son meramente palabras impresas; son cuadros. Por tanto, debemos ver su significado. Adán era un hombre hecho del barro, del polvo de la tierra, pero Dios lo puso frente al árbol de la vida. Además del árbol de la vida había un río fluyente, y en el fluir del río no había barro, sino oro, perla y piedras preciosas. Finalmente, al final de Génesis 2 está una mujer, como una novia, la cual no nace sino que es edificada por Dios. Este cuadro es muy significativo. Requerimos toda la Biblia para que nos diga lo que esto significa.
Esta figura indica que el hombre, hecho del polvo de la tierra, una pieza de barro, necesita ser transformado para llegar a ser oro, perla y piedra preciosa, a fin de que sean conjuntamente edificados y lleguen a ser una novia. La novia al final de la Biblia es una ciudad edificada con oro, perlas y piedras preciosas. Para esto es necesaria la transformación. Una pieza de barro no es buena para el edificio de Dios. Los edificios del enemigo, Satanás, siempre están hechos con ladrillo. La torre de Babel en Génesis 11 y las dos ciudades de Faraón en Éxodo 1 fueron edificadas con ladrillos hechos de barro cocido (vs. 11, 14). Faraón mandó al pueblo de Israel que recogieran paja y quemaran el barro para que hicieran ladrillos. No obstante, el edificio de Dios siempre está hecho con piedra. Dios no necesita nada que esté lodoso. Dios necesita oro, perlas y piedras preciosas. Si hemos de llegar a ser estos elementos, es imprescindible que seamos transformados.
(Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristo, capítulo 6, por Witness Lee)