Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristo, por Witness Lee

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RECOBRAR LA VIDA DE IGLESIA COMO RESULTADO DE NUESTRO DISFRUTE DE CRISTO

Hoy el Señor está recobrando la vida de iglesia. Todos debemos entender lo que es la vida de iglesia. La vida de iglesia es el resultado de nuestro disfrute de Cristo. No podemos tener una vida de iglesia apropiada meramente por medio de la enseñanza ni los dones. En los últimos cuatro o cinco siglos, se han recobrado, aplicado y probado toda clase de enseñanzas. El resultado de ello ha sido división tras división. Todas las divisiones provienen de enseñanzas diferentes. Siempre que surge un gran maestro, el resultado podría ser una división.

El cristianismo de hoy se ha dividido principalmente por dos cosas: las enseñanzas y los dones. Hoy la gente presta atención a las prácticas carismáticas, a los dones, pero muchos de los que recalcan los dones son los más divisivos. Los grupos carismáticos se han dividido una y otra vez en una división tras otra. Yo estuve en el movimiento carismático por cierto período de tiempo, y recibí poder y dones. Sin embargo, el verdadero poder es la vida. Los dones y la vida pueden compararse a una tormenta y a unas florecitas. Una tormenta poderosa puede pasar por toda una ciudad, pero finalmente desaparece. No obstante, las flores y la hierba continúan viviendo y creciendo día tras día. La vida de iglesia no necesita el poder de una tormenta; lo que necesita es el poder de la vida.

La intención del Señor hoy es obtener el recobro de la vida de iglesia. La vida de iglesia es una vida en la cual todos los miembros se alimentan de Jesús diariamente. Cristo vino como alimento para ser asimilado por Su pueblo. Todos tenemos que comer a Jesús. El que toma a Cristo como alimento es parte de Su Cuerpo. Todos los miembros del Cuerpo de Cristo deben ser comensales de Jesús. Podemos ser una parte de Jesús solamente al comer a Jesús. Si comemos a Jesús, llegamos a ser Jesús. Somos miembros de Jesús al comer a Jesús.

En 1966 el Señor nos dio la práctica de orar-leer. Mediante el orar-leer, miles de santos han sido introducidos en la unidad. Cuanto más oramos-leemos, más somos introducidos en la unidad. Si unos cuantos hermanos se reúnen solamente para recitar y estudiar Juan 1:1, después de un corto tiempo estarán peleando. Si no pelean, al menos no estarán contentos los unos con los otros. No obstante, si estos mismos hermanos se reúnen y oran-leen, el resultado será diferente. Si yo digo: “¡Aleluya, en el principio!”, usted dice: “¡Amen!”, y dos hermanos dicen: “¡Era la Palabra!”, después de solamente diez minutos, diremos en voz alta: “¡Oh, qué dulzura! ¡Oh, la unidad! ¡Oh, el Espíritu!”.

Desde el principio hasta el final, la Biblia es un libro relacionado con el comer. Tenemos el árbol de la vida en Génesis 2, el maná en el desierto y el producto de la buena tierra. Luego, de los cuatro Evangelios, el Evangelio de Juan especialmente revela el asunto del comer. El Señor nos dijo que Él es el pan de vida que podemos comer. Finalmente, en el último capítulo de Apocalipsis, no hay poder, ni conocimiento ni dones. Solamente hay un trono, del cual fluye un río, y en ambos lados del río está el árbol de la vida (22:1-2). “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” (v. 14). Comeremos del árbol de la vida por la eternidad.

Necesitamos poder, pero el poder no es necesario para la vida cotidiana normal de la iglesia. La iglesia es la labranza de Dios (1 Co. 3:9). La iglesia es una cosecha, un cultivo. Debido a que la iglesia es un cultivo, Pablo dice: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” (v. 6). Plantar, regar y hacer crecer están relacionados con la vida. Nunca olviden que la iglesia es una labranza, una cosecha, y que todos los miembros de la iglesia necesitan el crecimiento en vida. Podemos crecer únicamente al comer. No hay otra manera de crecer.

(Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristo, capítulo 5, por Witness Lee)