Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, por Witness Lee

CRISTO ESTÁ TIPIFICADO POR LA SERPIENTE DE BRONCE

Juan 3:14 dice: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. Aquí el Señor se refirió a lo sucedido en Números 21:4-9; en el versículo 5 dice: “Habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos habéis hecho subir de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay alimento ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan liviano”. Aquí vemos que los hijos de Israel se quejaron y fueron rebeldes. Como resultado, el Señor “envió entre el pueblo serpientes ardientes que mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel” (v. 6). Entonces el pueblo acudió a Moisés y confesó que habían pecado contra Jehová y contra él. Le pidieron a Moisés que orara a Jehová para que les quitase las serpientes. Mientras Moisés oraba por el pueblo, Jehová le dijo: “Haz una serpiente ardiente y ponla sobre un asta; y cualquiera que sea mordido y la mire, vivirá” (v. 8). Se nos dice que Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. “Y si una serpiente mordía a alguno, cuando éste miraba a la serpiente de bronce, vivía” (v. 9).

Los hijos de Israel que fueron mordidos por las serpientes, murieron; no era solamente un caso en que ellos se enfermaron. Por consiguiente, no solamente necesitaban ser sanados, sino avivados, necesitaban ser vivificados otra vez. A los ojos de Dios, los israelitas rebeldes habían llegado a ser serpientes, y esas serpientes malignas fueron condenadas y rechazadas por Dios. A fin de rescatar a los hijos de Israel, era necesario que fuesen juzgados. Para lo cual necesitaban un sustituto que fuese juzgado en su lugar. Todos ellos eran serpientes, y necesitaban que una serpiente fuera su sustituto para que Dios la juzgara en lugar de ellos. Ésta es la razón por la que Jehová le dijo a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la pusiera sobre un asta. Esa serpiente sustitutiva no debía tener veneno alguno. Si esa serpiente de bronce hubiese tenido el veneno de una serpiente real, no hubiera sido el sustituto de ese pueblo serpentino. La serpiente usada como sustituto tenía que estar limpia, sin veneno. La serpiente de bronce tenía la forma de una verdadera serpiente, pero no el veneno de la serpiente. Jehová le dijo a Moisés que levantara esta serpiente de bronce sobre un asta y que mandara a los hijos de Israel, quienes fueron mordidos por serpientes, que la mirasen. Cualquiera que mirara a esta serpiente de bronce que fue juzgada en lugar de los hijos de Israel, viviría.

Este incidente relatado en Números 21 fue soberanamente preparado por Dios para revelar un tipo particular de Cristo. La serpiente de bronce que fue levantada sobre un asta, como se revela en Números 21, es un tipo del Cristo que fue levantado en la cruz como el Hijo del hombre, según Juan 3:14. Como descendientes de Adán, todos hemos sido “mordidos” por la serpiente antigua, el diablo. Por lo tanto, todos somos seres serpentinos que tienen, en su naturaleza, el veneno de la serpiente antigua. A los ojos de Dios, toda la humanidad caída consiste de serpientes venenosas. Además, todas esas serpientes están muertas. Nosotros, las serpientes muertas, necesitamos un sustituto, alguien que tenga la forma de una serpiente, pero sin el elemento venenoso de la serpiente. Este Sustituto, por supuesto, es Cristo.

Según Romanos 8:3, Dios envió a Su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y en cuanto al pecado, y condenó al pecado en la carne. Esto corresponde con la revelación hallada en Juan 3 con respecto a la serpiente de bronce. Que Dios enviara a Su propio Hijo en semejanza de carne de pecado significa que Cristo llegó a ser una serpiente en forma, esto es, una serpiente de bronce sin tener el veneno serpentino. Además, lo que Pablo dice en Romanos 8:3, acerca de que Dios condenó al pecado en la carne, indica que la serpiente antigua ha sido condenada para que el problema del pecado pueda ser resuelto. Ahora todo el que cree en Cristo, como Aquel que fue levantado para ser condenado en nuestro lugar, tiene vida eterna. Éste es el significado del tipo acerca de la serpiente de bronce en Juan 3:14.

Cuando conversaba con Nicodemo, el Señor le habló acerca de la serpiente de bronce. El Señor parecía decir: “Nicodemo, tú me preguntas cómo se puede nacer de nuevo. Tú eres un maestro de Israel. Has enseñado al pueblo con base en los cinco libros escritos por Moisés. ¿Nunca les has contado la historia relatada en Números 21? Ciertamente debiste de haberla enseñado. ¿No sabes que el caso de la serpiente de bronce en Números 21 está relacionado con la regeneración? Y como Moisés levantó la serpiente de bronce sobre un asta, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. El Señor le indicaba a Nicodemo que Él mismo era el cumplimiento del tipo de la serpiente de bronce.

Fue en calidad de Hijo del Hombre que Cristo fue levantado en la cruz para ser juzgado por nosotros. Esto significa que Él fue levantado no como el Creador, sino como una criatura, incluso como una criatura en semejanza de carne de pecado (Ro. 8:3). Algunos maestros niegan el hecho de que Cristo sea una criatura, en términos de Su humanidad. Pero la Biblia claramente revela que Cristo se hizo una criatura, e incluso una criatura en la forma de carne de pecado, debido a que Él tomó la semejanza de carne de pecado. En tipología, esto está representado por la serpiente de bronce. Según el tipo de la serpiente de bronce, cuando Cristo fue levantado en la cruz, Él tenía la semejanza de carne de pecado, tipificada por la forma de la serpiente de bronce, pero Él no tenía la naturaleza del pecado, tipificada por la naturaleza venenosa de la serpiente.

Algunos opositores han propagado el rumor malévolo de que yo enseño que Cristo tenía una naturaleza pecaminosa. Jamás he enseñado que el Señor Jesús tuviese una naturaleza pecaminosa. No obstante, según Números 21, Juan 3:14, Romanos 8:3 y 2 Corintios 5:21, ciertamente enseño que el Señor Jesús fue hecho carne en la forma, la semejanza, de carne de pecado, pero no posee la naturaleza del pecado. Conforme a la Biblia, yo enseño que Cristo fue hecho pecado por nosotros; es decir, Él se vistió de la semejanza de carne de pecado y murió en la cruz estando en esa carne.

(Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, capítulo 7, por Witness Lee)