Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, por Witness Lee

UN NUEVO SER

La regeneración requiere dos elementos: agua y Espíritu. En el aspecto negativo, el agua nos da fin; en el aspecto positivo, el Espíritu nos hace germinar. De esta manera experimentamos un nuevo nacimiento y somos hechos un nuevo ser. El nacimiento siempre produce un ser. Cuando un niño nace, esto significa que se ha producido un nuevo ser.

El Señor continuó diciendo a Nicodemo: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Jn. 3:6). El Señor pronunció estas palabras en respuesta a lo que Nicodemo había dicho en el versículo 4: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?”. En el versículo 6 el Señor le había aclarado que el nuevo nacimiento no tiene nada que ver con la carne. Probablemente Nicodemo pensaba que él era sabio y entendido. De hecho, en cuanto al nuevo nacimiento, él era insensato y ciego, pensando que la regeneración implicaba volver al vientre de la madre a fin de nacer por segunda vez. El Señor Jesús le dejó claro que nacer de nuevo significa que se nos ha dado fin y hemos sido producidos como un nuevo ser. A lo que se le ha dado fin es lo de la carne, y lo que es generado como un nuevo ser es lo del Espíritu. Por consiguiente, el Señor parecía decirle a Nicodemo: “Por cuanto lo que es nacido de la carne, carne es, tú debes dejar que lo sepulten y debes olvidarte de ello. Aun si una persona pudiera nacer muchas veces físicamente, ella seguiría siendo carne. Nicodemo, lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. El nuevo ser es espíritu”. Este nuevo nacimiento para tener un nuevo ser es un misterio y también es una señal. ¡Aleluya, que tenemos un nuevo ser, y este nuevo ser es espíritu, no es carne!

En 3:8 el Señor Jesús dijo también a Nicodemo: “El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. Aquí, la palabra del Señor indica que una persona regenerada es como el viento, que se puede reconocer pero que está mucho más allá de nuestro entendimiento.

Espero que todos los santos, especialmente los que han sido salvos en años recientes, tengan un claro entendimiento acerca de su salvación. Cuando creímos en el nombre del Señor Jesús, fuimos regenerados para ser hechos un nuevo ser. La regeneración no significa simplemente que abandonamos las cosas del pasado y tenemos un nuevo comienzo. La regeneración consiste en dar fin a nuestro viejo ser y en ser generados a fin de que un nuevo ser sea producido en nosotros. Con nuestro viejo ser tenemos la vida natural, y con el nuevo ser tenemos la vida divina. Lo que éramos pertenecía a la vida vieja, la vida humana. Lo que recibimos mediante la regeneración es una vida nueva, la vida divina. Esta vida divina es la simiente de nuestro nuevo ser.

La regeneración no es en nada un asunto de imitar lo que hacen los cristianos, ni repetir lo que ellos dicen. Ser regenerados es recibir otra vida, la vida eterna, la vida de Dios. Antes de creer en el Señor Jesús, no teníamos esta vida divina. Pero desde el día que creímos en el Señor e invocamos Su nombre, hemos tenido la vida de Dios. Cuando fuimos regenerados, la vida divina fue impartida en nosotros para hacernos un nuevo ser. Esto es la regeneración, la cual es tanto un misterio como una señal.

(Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, capítulo 6, por Witness Lee)