EL NOVIO Y LA NOVIA
La tercera señal en Juan 3 es la de la novia. ¡Cuán maravilloso es que este capítulo nos lleva de una serpiente a una novia! Juan 3:29 dice: “El que tiene la novia, es el novio”. Todos los creyentes, hermanos y hermanas por igual, son parte de esta novia. Estoy muy contento de estar incluido en esta novia.
Juan 21:25 dice: “Hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir”. Este versículo, junto con 20:30-31, afirma que este evangelio es un relato de una selección de cosas que sirven a un propósito específico. Ciertas cosas que hizo Jesús están incluidas en este evangelio como señales. Hemos visto que en el capítulo 3 hay tres señales: la regeneración, la serpiente de bronce y la novia. Es muy significativo que no se mencione a la novia en el capítulo 2, y que no se mencione el cambiar el agua en vino en el capítulo 3.
Conforme a 3:26, los discípulos de Juan el Bautista le dijeron: “Rabí, mira Aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a Él”. Esto indica que los discípulos de Juan el Bautista estaban celosos porque muchos de sus seguidores se estaban volviendo al Señor Jesús. Pero Juan les dijo: “Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de Él. El que tiene la novia, es el novio” (vs. 28-29). Esto nos muestra que fue Juan el Bautista, el precursor del Señor Jesús, quien en 3:29 habló sobre la novia y el novio.
Estas breves palabras de Juan en cuanto a la novia son muy significativas. Estas palabras indican que todos los que son regenerados son los componentes de la novia, quien se casará con el Señor Jesús, el Novio. ¡Cuán maravilloso es esto! ¿Por qué nosotros, seres serpentinos, necesitamos ser reemplazados y regenerados para tener otra vida? Es correcto decir que la meta es para que podamos entrar en el reino de Dios y llegar a ser miembros del Cuerpo de Cristo. Sin embargo, según el contexto de todo el capítulo, la regeneración resulta en la novia de Cristo.
¿Alguna vez se han dado cuenta que fueron regenerados para llegar a ser parte de la novia de Cristo? Quizás algunos protesten y digan: “Cuando el Señor Jesús habló de la regeneración en este capítulo, Él no indicó que somos regenerados para llegar a ser parte de la novia. Más bien, dijo que debemos ser regenerados a fin de que podamos entrar en el reino de Dios”. No debemos separar los versículos del 1 al 8 del resto del capítulo. No debemos separar lo que el Señor dijo sobre la regeneración de lo que está escrito en este capítulo acerca de la serpiente de bronce y la novia. Sólo cuando ponemos estas tres cosas juntas, podemos tener un entendimiento completo de lo que revela este capítulo.
Necesitamos ver que la regeneración significa que nuestro ser serpentino es puesto a un lado y que recibimos la vida divina a fin de ser hechos un nuevo ser a fin de ser parte de la novia. Con esto vemos que la meta de la regeneración es que se produzca la novia de Cristo. ¿Ha sido usted regenerado? ¿Cuál es la meta de su regeneración? Si ha recibido la visión revelada en este capítulo, su pensamiento será revolucionado, y usted será capaz de declarar que ha sido regenerado para llegar a ser parte de la novia de Cristo. Usted dirá: “Señor Jesús, ¡aleluya! Soy parte de Tu novia, Tu complemento. Señor, ¡cuán dulce y agradable es que yo soy parte de lo que Tu corazón ama y desea!”. Todos somos parte de la novia de Cristo. Todos debemos darnos cuenta de que mediante la regeneración hemos sido hechos parte de la novia de Cristo. Todos podemos declarar: “¡Mediante la regeneración he llegado a ser parte de la novia de Cristo!”.
(
Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, capítulo 7, por Witness Lee)