GRACIA Y DON
Antes de seguir considerando este asunto, desearía hablarles acerca de la gracia. La gracia se refiere a un regalo, algo que se da gratuitamente. Si usted le diese un regalo a alguien, ese don puede considerarse como gracia. Cáris, la palabra griega para gracia, puede traducirse “gracia” o “regalo”. Un don es siempre una gracia. Según el concepto común entre los cristianos, la gracia denota un favor inmerecido.
El Evangelio de Juan usa la palabra gracia de una manera muy enfática. Juan 1:14 dice que la Palabra, que es Dios, se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros, lleno de gracia. Luego en 1:16 y 17 Juan continúa y dice: “De Su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la realidad vinieron por medio de Jesucristo”. La ley no tiene vida; por ende, fue dada. Pero la gracia es una persona; por ende, se nos dice que la gracia vino. Los que estudian la Biblia saben que la ley es un asunto importante, pero la gracia es un asunto aún más importante. Podemos decir que la Biblia enseña principalmente dos cosas: la ley de la vieja dispensación y la gracia de la nueva dispensación. Ningún otro libro en el Nuevo Testamento pone tanto énfasis en la gracia como lo hace el Evangelio de Juan. Si queremos conocer lo qué es la gracia, necesitamos acudir a este evangelio, un evangelio que enfatiza la gracia hasta el máximo, e inquirir del apóstol Juan que es lo que quiere decir con la palabra gracia.
En el capítulo 3 de Juan tenemos una definición de la gracia, aun cuando la palabra gracia no se usa en este capítulo. Juan 3:16 dice que de tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo unigénito. Aquí no nos dice que Dios nos dio un favor inmerecido; sino que nos dice que Él nos dio a una persona, a Su Hijo. Esta persona que Dios da es el don, y este don es la gracia.
En Juan 3 tenemos un vínculo que une este capítulo con Juan 1. En el capítulo 1 de Juan tenemos la gracia, y en el capítulo 3 tenemos el don de Dios. La gracia es el don, y este don es la gracia.
(Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, capítulo 8, por Witness Lee)