Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, por Witness Lee

NACER DE AGUA Y DEL ESPÍRITU

La regeneración denota un nuevo nacimiento. Este nuevo nacimiento tiene dos elementos; incluye nacer de agua y del Espíritu. En 3:5 el Señor Jesús dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Por generaciones este versículo ha perturbado a maestros y expositores de la Biblia. Desde el día que fui salvo y comencé a amar la Palabra de Dios, me inquietó la expresión nace de agua y del Espíritu. Les pregunté a otros y leí libros sobre este asunto a fin de obtener el entendimiento correcto. Sin embargo, ninguna explicación me satisfizo plenamente. Finalmente, por la misericordia del Señor, creo que hemos obtenido el debido entendimiento acerca de lo que significa nacer de agua y del Espíritu.

Se han hecho algunas interpretaciones poco usuales acerca del agua en 3:5. En 1964 estuve conversando con algunos creyentes que se oponían rotundamente a la práctica del bautismo en agua. Durante el transcurso de la conversación, le pregunté al líder de entre ellos respecto a lo dicho por el Señor acerca del agua y el Espíritu en Juan 3:5. Él respondió con una explicación muy extraña, peculiar e insólita respecto a las palabras nacer de agua. Él dijo que el agua en 3:5 denota el agua en el vientre de nuestra madre. Luego dijo que todo cristiano genuino ha experimentado dos nacimientos. En el primer nacimiento pasamos por el agua que está en el vientre de nuestra madre, y en el segundo nacimiento nacemos del Espíritu Santo. Según él, esto es lo que significa nacer de agua y del Espíritu. Esa interpretación me dejó atónito. He estado predicando y enseñando la Biblia por más de treinta años, y he leído muchos libros sobre Juan 3. Pero nunca había oído a nadie decir que el agua en 3:5 se refiere al agua del vientre de nuestra madre. Tal interpretación es totalmente increíble e irrazonable. ¿Pueden imaginar que cuando el Señor Jesús hablaba con Nicodemo, un hombre ya anciano, se estaba refiriendo al agua del vientre de su madre? ¡Qué pensamiento tan terrible! Si ésa fuera la situación, entonces lo dicho en 3:5 no sería una señal.

Las palabras de agua y del Espíritu debieron haber sido claras para Nicodemo, y no necesitaban una explicación. Palabras similares fueron dichas por Juan el Bautista a los fariseos en Mateo 3:11. Así que, ellos debieron de haber entendido esto bien. Aquí, Nicodemo, uno de los fariseos, estaba hablando con el Señor, y el Señor le dijo estas palabras conocidas. El agua era el concepto central del ministerio de Juan el Bautista, esto es, dar fin a las personas de la vieja creación. El Espíritu es el concepto central del ministerio de Jesús, esto es, hacer germinar a las personas en la nueva creación. Estos dos conceptos principales juntos constituyen el concepto total acerca de la regeneración. La regeneración, nacer de nuevo, da fin al hombre de la vieja creación y todas sus obras, y hace germinar al hombre en la nueva creación con la vida divina.

Según Mateo 3:11 y 12, Juan el Bautista dijo: “Yo os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, a quien yo no soy digno de llevarle las sandalias, es más fuerte que yo; Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en Su mano, y limpiará completamente Su era; y recogerá Su trigo en el granero, pero quemará la paja con fuego inextinguible”. Aquí Juan habló claramente del agua del bautismo. Él parecía decirles a los fariseos y saduceos: “Yo bautizo sólo con agua. Dado que soy simplemente un hombre, quizás ustedes sean hipócritas y puedan engañarme. Pero no podrán engañar a Aquel que viene. Él no solamente es un hombre, sino también Dios. Él los bautizará o en el Espíritu o en fuego. Si ustedes son genuinos, Él los pondrá en el Espíritu. Pero si son hipócritas, un día Él los pondrá en el fuego”.

Nicodemo, un líder fariseo, debe haber estado familiarizado con las palabras de Juan el Bautista respecto al agua y el Espíritu. El Señor Jesús debió haberse dado cuenta de ello. Por lo tanto, cuando Nicodemo habló con Él respecto a las señales, el Señor le habló de nacer de agua y del Espíritu. El Señor parecía decirle a Nicodemo: “Tú necesitas nacer del agua conforme a lo dicho por Juan el Bautista, y también necesitas nacer del Espíritu. Juan era el precursor de Mi ministerio y te introdujo los asuntos del bautismo en agua y en el Espíritu. Ahora, Nicodemo, tú debes aceptar el agua y el Espíritu. Tienes que nacer de agua y del Espíritu. ¿Sabes qué hará el agua por ti? El agua te dará fin al sepultarte. Nicodemo, eres un caballero con una buena educación y una posición elevada en la sociedad. Te refieres a Mí llamándome rabí. Tú no necesitas un rabí. Tú necesitas a alguien que te dé sepultura. Tu no necesitas más enseñanzas; ya tú tienes demasiadas. Lo que necesitas es una sepultura, una sepultura en agua. Juan trató de sepultarte en agua, pero ustedes los fariseos no lo aceptaron. Ahora vienes a Mí y me dices que vengo de Dios como maestro. De cierto, de cierto, te digo: si no naces del agua que da fin y del Espíritu que hace germinar, no puedes entrar en el reino de Dios”.

(Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, capítulo 6, por Witness Lee)