LA FIESTA DE BODAS DE LA VIDA HUMANA
El Señor Jesús fue a Caná con el propósito de asistir a una fiesta de bodas. Podemos decir que toda nuestra vida humana es una “fiesta de bodas”. Desde el día que el Señor vino a nosotros, Él ha estado asistiendo a nuestra fiesta de bodas. Siempre y cuando vivamos en la tierra, cada día es un “día de bodas”. Bien sea que esta “boda” sea genuina o no, que dure mucho tiempo o poco, cada día tenemos una especie de boda. Probablemente se estén preguntando qué quiero decir con esto. Decir que cada día hay una boda y que la vida humana es una fiesta de bodas, significa que a lo largo de nuestra vida esperamos, o tenemos la expectativa que nos sucedan cosas buenas. Una boda es algo placentero, algo que nos alegra. Por ejemplo, es posible que un joven se esfuerce arduamente en sus estudios a fin de pasar todos sus exámenes y cuando se gradúa con honores, otros lo felicitarán. Su graduación es algo placentero, algo que podemos llamar una “boda”. Podría ser que otro hermano reciba un ascenso o un aumento de sueldo. Ese ascenso o aumento también podría considerarse como una “boda”. De igual manera, experimentamos muchas cosas placenteras, muchas “bodas”, en nuestra vida humana.
(Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, capítulo 5, por Witness Lee)