Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, por Witness Lee

DIOS Y LA PALABRA

Juan 1:1 y 2 dicen: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Él estaba en el principio con Dios”. Por sí solo el versículo 1 no indica claramente que la Palabra estaba con Dios desde el principio. Si sólo tuviéramos este versículo, algunos podrían pensar que la Palabra era en el principio, pero podrían dudar que la Palabra estuviera en el principio con Dios. Podrían pensar que la Palabra estuvo con Dios sólo después de cierto momento. Este concepto respecto a la Palabra dio origen a una gran herejía en los tiempos de Juan. Algunos herejes enseñaron que el Lógos, la Palabra, no era eterna. Ellos afirmaron que la Palabra había sido hecha por Dios y que no existía por sí misma. A fin de refutar esta herejía, Juan añadió el versículo 2, diciendo: “Él estaba en el principio con Dios”. En el principio, esto es, desde la eternidad pasada, la Palabra estaba con Dios.

No es el caso, como algunos suponen, de que Cristo no estaba con Dios y no era Dios desde la eternidad pasada, y que en cierto momento Cristo llegó a ser Dios y a estar con Dios. La deidad de Cristo es eterna y absoluta. Desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura, Él está con Dios y Él es Dios.

El concepto de Juan es que el Lógos, la Palabra (sin duda, se refiere al Señor Jesús), no fue hecho, no fue creado. Por el contrario, la Palabra existe por sí misma, sin principio ni fin, porque Él es Dios. Por consiguiente, en estos dos versículos tenemos un argumento contundente en contra de las enseñanzas heréticas acerca de la persona de Cristo y una potente vacuna en contra de tales herejías.

(Cumplimiento del tabernĂ¡culo y de las ofrendas en los escritos de Juan, El, capítulo 1, por Witness Lee)