Visión del edificio de Dios, La, por Witness Lee

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CRISTO NOS ES VIDA CON MIRAS A PRODUCIR EL EDIFICIO DE DIOS

Los cuatro Evangelios, especialmente el Evangelio de Juan, revelan el propósito por el cual Cristo vino a la tierra. Él vino a fin de que nosotros podamos experimentar la realidad del edificio de Dios. Hemos visto en muchos pasajes cómo Cristo está relacionado con el edificio de Dios. Toda la obra de Cristo tenía como propósito ser vida para nosotros a fin de que el tabernáculo de Dios sea agrandado. La manera en que Cristo agranda el tabernáculo de Dios es impartirse en nosotros como vida. La mayoría de los cristianos captan que Cristo vino para que tengamos vida en abundancia, pero pocos saben el propósito por el cual Él llegó a ser nuestra vida. El propósito es que tengamos vida en abundancia por causa del edificio de Dios. La impartición de vida por parte de Cristo no es la meta, sino el proceso. La meta es el edificio de Dios.

Al final de las Escrituras, vemos una ciudad edificada con Cristo, su propio centro. De Cristo fluye un río de vida, y en ese fluir de vida se halla el árbol de la vida. Este río y este árbol ministran vida a todos los que forman parte de esta ciudad, el edificio consumado de Dios. Este cuadro claramente revela que el propósito por el cual Cristo es vida para nosotros es que sea edificada una ciudad a partir de esta vida y con esta vida. Debemos entender que incluso hoy en día el propósito por el cual Cristo es nuestra vida es el edificio de Dios.

Cuando Cristo estuvo en la tierra, Él mismo era el tabernáculo, el edificio de Dios. Él era la morada que le permitía a Dios expresarse a Sí mismo. Pero este tabernáculo tiene que ser agrandado, y se agranda a medida que nosotros experimentamos a Cristo como nuestra vida. A medida que disfrutamos a Cristo como nuestra vida, somos trasladados de Adán a Cristo; somos transformados del carácter y naturaleza de Adán al carácter y naturaleza de Cristo. De este modo, llegamos a ser el tabernáculo agrandado, la ciudad santa, la Nueva Jerusalén. Cristo vino a ser nuestra vida específicamente con el propósito de que Él —la morada de Dios— pudiera ser agrandado. Él es el único grano, a partir del cual muchos granos son producidos. Él es la única vid, de la cual proceden los muchos pámpanos que son el agrandamiento de la vid.

El Evangelio de Juan presenta a Cristo mismo como el tabernáculo, mientras que el libro de Apocalipsis revela la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, como el tabernáculo. Éstos no son dos tabernáculos, sino uno solo en dos etapas. La primera etapa es Cristo como un solo individuo, mientras que la última etapa es Cristo agrandado en millones de Sus creyentes. Éste es el Cristo corporativo. Así pues, hemos abarcado los cuatro Evangelios y el ministerio del apóstol Juan.

(Visión del edificio de Dios, La, capítulo 15, por Witness Lee)