LA VISIÓN QUE SE RECIBE SOBRE
UN MONTE ALTO
Debo ahora señalarles que esta visión del edificio de Dios se revela únicamente sobre la cima de un monte alto. Si todavía nos encontramos en la llanura, nuestros ojos estarán velados. Por lo tanto, debemos ser llevados a un alto monte a fin de ver estas cosas de una manera clara y completa. En Apocalipsis el apóstol Juan fue llevado en espíritu a un monte grande y alto (Ap. 21:10). Desde este lugar le fue mostrada la Nueva Jerusalén, que es el edificio consumado de Dios. Esta ciudad descendía del cielo, de Dios, y tenía la gloria de Dios. Su resplandor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. En Apocalipsis 4 el aspecto de Dios, quien está sentado en el trono, es también semejante a piedra de jaspe. Por lo tanto, esta ciudad tiene la misma semejanza de Dios. Juan estaba familiarizado con el templo de la antigua Jerusalén, pero no vio templo en esta nueva ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero, es el templo de ella. Tampoco esta ciudad tenía necesidad de sol ni de luna, porque la gloria de Dios la iluminaba, y el Cordero era su lámpara. Dios es la luz que está en Cristo, la lámpara. Juan también vio en el centro de la ciudad un río resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Estos detalles son muy significativos y únicamente se pueden ver desde un alto monte.
(Visión del edificio de Dios, La, capítulo 1, por Witness Lee)