Visión del edificio de Dios, La, por Witness Lee

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DOS ASPECTOS DE CRISTO QUE VEMOS EN DAVID Y SALOMÓN

Tanto David como Salomón, los dos hombres vitalmente relacionados con la edificación del templo, eran tipos de Cristo que lo representaban en dos aspectos. David tipifica al Cristo sufriente, y Salomón tipifica al Cristo resucitado, el Cristo de gloria. Cristo, desde Su encarnación hasta Su crucifixión, es tipificado por David; y Cristo, desde Su resurrección hasta Su entronización es tipificado por Salomón. Todo lo necesario para la edificación del templo fue preparado por David; esto significa que todo lo necesario para la edificación de la iglesia fue preparado por el Cristo sufriente. La edificación del templo fue llevada a cabo de manera concreta por Salomón; esto significa que la verdadera edificación de la iglesia la lleva a cabo el Cristo resucitado. En el capítulo 2 del Evangelio de Juan, Cristo les dijo a los judíos: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (v. 19). Esto significa que Cristo edifica la iglesia en resurrección.

Algunos maestros de la Biblia dan la impresión equivocada al decir que Salomón tipifica sólo al Cristo que vendrá de nuevo en gloria. Otros enseñan que cuando Cristo regrese, entonces edificará la iglesia. Esta enseñanza da a entender enfáticamente que esta era presente no es la era para que la iglesia sea edificada, sino el tiempo para preparar los materiales. El resultado de esta enseñanza es que no se preste ninguna atención a la edificación presente de la iglesia, puesto que se espera que esto se cumpla en el futuro. Esta clase de enseñanza está seriamente equivocada. Salomón no sólo tipifica al Cristo que ha de venir, sino también al Cristo de resurrección. La resurrección de Cristo no está por cumplirse en el futuro, sino que ya se cumplió. Ciertamente estamos esperando la segunda venida de Cristo, pero en el presente nos encontramos en el período del Cristo resucitado. Si la edificación de la iglesia va a cumplirse en la próxima dispensación, ¿qué fue entonces lo que ocurrió el día de Pentecostés? ¿Fue eso sólo la preparación de los materiales? ¡No! En aquel entonces hubo una verdadera edificación de la iglesia. Los apóstoles en sus escritos fueron muy claros y enfáticos en ese entonces con respecto a la edificación de la iglesia en esta era (1 Co. 3:10, 12; Ef. 2:22; 1 P. 2:5). Debemos entender claramente que Cristo por medio de Sus sufrimientos y Su muerte preparó todos los materiales, y que ahora en Su resurrección Él está edificando la iglesia.

Toda la degradación y fracaso de la iglesia no pudo ni podrá derrotar al Señor. Esto simplemente abre y prepara el camino para que el Señor haga algo aún más maravilloso. Alabado sea el Señor; nosotros no estamos desanimados. Muchos se han acercado a mí lamentándose por la degradación que existe entre el pueblo del Señor hoy. Les he recordado a algunos de ellos el principio presentado en Génesis 1. Allí no se menciona la mañana y la noche, sino primero la noche y después la mañana. Si cada mañana sólo nos condujera a una noche, tendríamos motivo para estar desilusionados. Pero la obra del Señor siempre se lleva a cabo en la noche y después en la mañana. Para nosotros, la noche nos conduce a la mañana. Debemos leer las Escrituras de nuevo. El Señor no está retrocediendo sino avanzando, de Génesis a Apocalipsis. Por supuesto, en la marcha pasamos por algunos valles, pero no debemos permanecer allí; debemos continuar avanzando con el Señor. Finalmente llegaremos a la meta gloriosa. A pesar de las desilusiones que experimentemos, tenemos completa certeza de que llegaremos a la meta. No importa cuántas noches haya, al final tendremos una mañana brillante y eterna.

Alabado sea el Señor por estos cuadros del Antiguo Testamento. Para la época de la edificación del templo, Dios estaba avanzando más gloriosamente que en la época en que terminó de construirse el tabernáculo. Al comparar estas dos fases de edificación, vemos la manera en que Dios recobra las cosas y las agranda. El Señor sigue avanzando.

(Visión del edificio de Dios, La, capítulo 11, por Witness Lee)