UNA EXPERIENCIA EN NUESTRO ESPÍRITU
Cuando examinamos cuidadosamente este maravilloso cuadro presentado en Éxodo, sabemos dónde nos encontramos. Cuanto más experimentemos a Cristo de una manera más profunda al rechazar nuestro yo y al negarnos a él, más estaremos en nuestro espíritu, que es el Lugar Santísimo de hoy. Cuando de este modo llegamos a estar en nuestro espíritu, Dios será muy real para nosotros en Cristo, en el Espíritu Santo. No es que ciertas enseñanzas o doctrinas lleguen a ser reales para nosotros, sino que algo en nuestro espíritu llegará a ser muy real para nosotros. Esto no es un mero disfrute interno para nosotros, sino una realidad interna.
A partir de esta experiencia profunda que tenemos de Cristo como el Arca en el lugar santísimo de nuestro espíritu, obtenemos la realidad de ser alimentados con el maná escondido, de ser alumbrados con la ley divina y de ser fortalecidos con la vara que reverdece. Estas realidades se hallan en lo más profundo de nosotros, en nuestro espíritu. El maná, la ley y la vara no se exhiben abiertamente, pero en efecto son muy reales. No tendremos palabras para expresar esto, ni tampoco necesitaremos expresar con palabras esta realidad divina de la plenitud de la Deidad en Cristo, la cual está en nuestro espíritu.
(Visión del edificio de Dios, La, capítulo 7, por Witness Lee)