DEBEMOS BUSCAR PRIMERAMENTE SU REINO
Y SU JUSTICIA
Algunos hermanos y hermanas le piden al Señor que los ayude no sólo en las cosas espirituales, sino también en las cosas materiales de su vida diaria. Siempre oran de esta manera: “Señor, bendícenos. La casa en la que vivimos no es muy buena; por favor, bendícenos con una casa mejor”. También piden la bendición del Señor en las cosas materiales relacionadas con la comida, la bebida y el vestido. Sin embargo, el Señor nos dijo: “No os inquietéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber” (Mt. 6:25). En vez de ello, debemos buscar “primeramente Su reino y Su justicia”, y todas las cosas que necesitamos nos serán añadidas (v. 33). Muchas veces Dios es misericordioso con nosotros, pero a menudo nos concede Su misericordia, aunque sin mucho gozo. Cuando un hijo desobediente les pide a sus padres que le den algo de comer, aunque sus padres se lo den, lo hacen sin gozo. Esto se debe a que si no se lo dan, el niño va a estar con hambre; sin embargo, también saben que es un hijo desobediente. Así es el corazón de todo padre. Cuando un hijo no escucha a sus padres ni se comporta como ellos quieren, los padres no están contentos, aunque le den lo que él desea.
Muchos hermanos y hermanas han orado a Dios, y pareciera que Dios contesta sus oraciones. Sin embargo, no se las contesta con alegría. Dios sabe que somos Sus hijos, y que si no nos cuidara, no podríamos vivir en la tierra. Si Él no nos cuidara, no podríamos superar todas nuestras dificultades. Él nos cuida, pero no está contento, porque hemos tenido en poco Su autoridad, porque no nos importa Su reino y porque no le permitimos ser el Señor. Lo único que nos importa es nosotros mismos. Por ese motivo, Él no se complace en contestar nuestras oraciones. En Mateo 6:31-33 el Señor Jesús les dijo a Sus discípulos que ellos no debían buscar las cosas materiales porque todas ellas son lo que los gentiles buscan con afán. Les dijo que, en lugar de ello, debían buscar primeramente Su reino y Su justicia, y permitir que Él reinara en ellos y estableciera Su dominio en ellos. De este modo, todas sus necesidades básicas diarias les serían añadidas. Él se ocuparía de ellas, y ellos disfrutarían de Sus riquezas y experimentarían Su poder.
(Lo que el reino es para los creyentes, capítulo 4, por Witness Lee)