Lo que el reino es para los creyentes, por Witness Lee

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LOS CREYENTES SON EL REINO DE DIOS

Apocalipsis 1 y 5 revelan que el Señor nos compró con Su sangre para hacer de nosotros Su reino. La palabra reino en 1:6 y 5:10 se traduce “ciudadanos” en la versión Chinese Union. Pero la palabra griega en estos dos versículos significa “reino”, que también conlleva el significado de un “rey”. En griego, al igual que en español, las palabras rey y reino comparten la misma raíz, y cualquiera de las dos palabras, rey o reino, denotan autoridad o soberanía real.

En el capítulo anterior vimos que la meta del evangelio de Dios es el reino de Dios. La razón por la que Dios nos salva por medio del evangelio es introducirnos en Su reino. En este capítulo proseguiremos a ver en el libro de Apocalipsis que Dios, al salvarnos por medio de la sangre de Jesús, no sólo desea trasladarnos a Su reino, sino también hacer de nosotros Su reino. En otras palabras, a los ojos de Dios, los que hemos sido salvos no sólo somos salvos para entrar en Su reino, sino también para ser constituidos de tal modo que lleguemos a ser Su reino. Dios nos compró con la sangre de Jesús con el propósito de hacernos Su reino.

¿Cómo podemos llegar a ser el reino de Dios? El gobierno de Dios no se ve en la humanidad caída ni entre ella. En este mundo caído muchas personas dicen: “¿Dónde está Dios? ¿Por qué debe Él controlar mi vida? Si deseo hacer el bien, haré el bien; y si quiero practicar el mal, practicaré el mal. Ése es mi derecho soberano”. Ésta es la actitud del mundo para con Dios; la mayoría de las personas tiene esa actitud. Aunque quizás algunos no tengan esta actitud, tampoco están bajo el gobierno de Dios. Todos los seres humanos caídos rechazan la autoridad de Dios y hacen lo que les place. Creen que mientras no quebranten las leyes nacionales ni violen las normas humanas, pueden hacer lo que deseen según su voluntad. Esto pone en evidencia el hecho de que la autoridad de Dios no tiene en absoluto ninguna cabida en el hombre caído. Pareciera que la autoridad de Dios puede ejercerse en el cielo mas no en la tierra, pues no hay nadie en la tierra que esté dispuesto a someterse a la autoridad de Dios.

La primera frase que Dios habló en el Nuevo Testamento por medio de Juan el Bautista, la misma que Él repitió después por medio del Señor Jesús, fue: “El reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2; 4:17). La palabra griega traducida “reino” aquí también puede traducirse “soberanía”. Por consiguiente, el que el reino de los cielos se hubiese acercado significa que la soberanía de los cielos se había acercado. Esto muestra que una autoridad venía a la tierra, y que esta autoridad no era una autoridad ordinaria, sino la autoridad real de los cielos. La palabra griega traducida “reino” también denota autoridad real, y una autoridad real implica un reino. En el cielo hay una autoridad, pero no es una autoridad ordinaria, sino la autoridad de la Cabeza del universo. La autoridad de la Cabeza del universo es una autoridad real. En esta autoridad y bajo la misma, naturalmente existe un reino; esta autoridad forma un reino.

(Lo que el reino es para los creyentes, capítulo 2, por Witness Lee)