EL SACERDOCIO ES UNA CASA ESPIRITUAL EDIFICADA
No es fácil para los cristianos entender en qué consiste el verdadero servicio que debemos rendir al Señor. El pensamiento natural es que todo cuanto hacemos para el Señor es un servicio. Incluso el cristianismo actual ha hecho mal uso de la palabra servicio. Algunos llaman a la reunión matutina del día del Señor un “servicio”, y a la que celebran por la noche la llaman “servicio vespertino”. Lo que ellos llaman “servicio” es simplemente una reunión cristiana. Pero en la Biblia la palabra servicio tiene un significado muy diferente. El mejor pasaje bíblico que nos provee un entendimiento apropiado de lo que es el servicio está en 1 Pedro 2. El versículo 5 dice: “Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo”. En el griego original en que fue escrito el Nuevo Testamento, hay dos palabras diferentes que en inglés se han traducido como “sacerdocio”. Una de esas palabras es usada en Hebreos 7 para referirse al servicio sacerdotal, servicio de los sacerdotes (vs. 11, 12, 24). La otra palabra, en 1 Pedro 2:5 y 9, se refiere no al servicio sacerdotal, sino al grupo de sacerdotes, al cuerpo de sacerdotes. La casa espiritual mencionada en el versículo 5 es el sacerdocio o cuerpo de sacerdotes, y este sacerdocio es la casa espiritual. Tanto la casa espiritual como el sacerdocio santo están siendo edificados. El versículo 5 continúa diciendo: “Para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Ofrecer algo equivale a servir; ofrecer tales sacrificios espirituales es el servicio real. El verdadero servicio que rendimos al Señor consiste en una ofrenda presentada por el cuerpo edificado de sacerdotes, y este cuerpo edificado es la casa espiritual. Esto nos permite ver que el servicio apropiado y genuino depende de la edificación. Si no hay edificación, no puede haber una casa, y si no hay una casa, no puede haber tal sacerdocio. La edificación es la casa, y la casa es el sacerdocio, el cuerpo sacerdotal.
Hoy en día en la iglesia hablamos de “grupos de servicio”. Éste es un buen término. Según el lenguaje bíblico, los grupos de servicio constituyen el sacerdocio. La expresión grupo de servicio es sencillamente la manera moderna en que nos referimos al sacerdocio, un término clásico y bíblico. El servicio de acomodar las sillas es el sacerdocio de acomodar sillas, y el servicio de la limpieza es el sacerdocio de la limpieza. También tenemos el sacerdocio que se encarga de los jóvenes de secundaria, de la guardería y de los asuntos de oficina. La palabra sacerdocio debe recordarnos que nuestros grupos de servicio sirven a la edificación de los sacerdotes. Si no estamos sirviendo de esta manera como sacerdotes, lo que tengamos entre nosotros no podrá considerarse un grupo de servicio. Los que acomodan las sillas en el salón de reuniones no son simplemente hermanos que acomodan sillas; ellos son sacerdotes. Eso significa que ellos no solamente acomodan las sillas, sino que también rinden un servicio a Dios. Acomodar las sillas no es su negocio, deber o servicio. Su servicio es algo santo y espiritual. Por sí solo, acomodar las sillas no es algo santo ni algo espiritual; no es un servicio. Pero con respecto a nosotros, acomodar sillas es algo diferente. Ello es un servicio espiritual que rendimos a Dios.
Lo primero que pone a prueba nuestro servicio es si servimos como sacerdotes o no. Lo segundo es si servimos como sacerdotes cada uno de manera individual, o como un cuerpo de sacerdotes, como un sacerdocio corporativo. Los que acomodan las sillas son sacerdotes, pero eso no es suficiente. Ellos deben servir no como sacerdotes individuales, sino como un sacerdocio. Los sacerdotes pueden ser muchos, pero el sacerdocio es uno solo y único. En los grupos de servicio únicamente hay un solo sacerdocio, el cual se compone de muchos sacerdotes. Esto hace referencia a la edificación. La naturaleza del servicio genuino en la iglesia es un servicio sacerdotal y edificado. Si ésta no es la naturaleza de nuestro servicio, entonces no es un servicio genuino, sino que es falso y una imitación. Nuestro servicio debe ser un sacerdocio.
(
Manera normal de llevar fruto y de pastorear a fin de edificar la iglesia, La, capítulo 7, por Witness Lee)