Manera normal de llevar fruto y de pastorear a fin de edificar la iglesia, La, por Witness Lee

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TENER UN CORAZÓN DE AMOR PARA CUIDAR DE LAS PERSONAS

Hemos empleado muchas maneras para ganar el aumento, pero pocas han funcionado. Recientemente, cambiamos la reunión en la que predicamos el evangelio cada semana, a fin de que los santos lo hicieran en sus hogares. Sin embargo, casi ningún hermano abrió su hogar para el evangelio. Esto causó que estuviera muy preocupado delante del Señor. Si no cuidamos de otros ni nos interesamos en ellos, no habrá manera de avanzar. Sin embargo, si cuidamos y nos interesamos por otros, este mismo cuidado será el que abra el camino. No debemos decir que no tenemos la manera o que nadie aceptará el evangelio. Aun las puertas que estaban cerradas en China con el tiempo se abrieron, y miles de personas fueron salvas. Al principio fue muy difícil llevar a cabo la obra en China. Cuando un misionero visitaba los pueblos, nadie le abría la puerta. Incluso los niños solían tirarle piedras y lodo. Aun así, él no huía. Él se detenía, se daba la vuelta y decía: “Gracias. Ya es suficiente”. El amor y la perseverancia que este hermano poseía por el bien de las personas con el tiempo conmovían sus corazones. La manera de llevar el evangelio a cada aldea de China fue difícil. Si hubiéramos pensado que no había necesidad de ir a lugares como ésos, entonces no habríamos tenido la manera de entrar allí.

Si tuviéramos una carga, un cuidado y un interés por las personas, en pocos meses traeríamos a cientos de ellas a las reuniones. Debido a que algunos expresaron que era muy difícil para los santos traer a las personas a las reuniones del evangelio, les permitimos a los santos que predicaran en sus hogares. Sin embargo, a la larga no hubo tal predicación en los hogares. No es que estemos escasos de maneras para hacerlo, sino que nuestro corazón es estrecho.

Cuando los misioneros llegaron a mi provincia, los clanes de cada aldea no permitían que nadie le alquilara una casa a los “diablos extranjeros”. Debido a esto, algunos de los misioneros se vieron obligados a vivir bajo puentes y pasos subterráneos. Además, a nadie se le permitía venderles comida. Al parecer no tenían manera de sobrevivir, pero el Señor sí tenía una manera. Una familia de misioneros que vivía en un paso subterráneo observaba a un vendedor de pasteles de soya que pasaba muy temprano en las mañanas. Una mañana, mientras el vendedor dejó desatendido sus pasteles, el misionero tomó una ración y a cambio dejó dinero, mucho más de lo que valía el pastel. Cuando el vendedor regresó, se dio cuenta de que faltaba un pastel, pero que había dinero a cambio de éste. Tal suceso ocurrió mañana tras mañana durante mucho tiempo. Finalmente, el vendedor esperó para ver quién compraba sus pasteles. Él y el misionero se conocieron, y el vendedor fue salvo. Bajo ninguna circunstancia debemos decir que no hay manera. Todo dependerá de la clase de corazón que tengamos. En principio, la situación en los Estados Unidos, la nación más moderna de la tierra, es la misma hoy que la situación en la China antigua. En aquel tiempo el diablo era la serpiente antigua, pero hoy él es más moderno. La misma serpiente se vale de diferentes maneras para alejar a las personas del Señor. Por tanto, necesitamos un espíritu de oración y un corazón que ame y cuide de las personas. Si tenemos esta clase de corazón y un cuidado intensificado hacia las personas, tendremos un camino abierto.

(Manera normal de llevar fruto y de pastorear a fin de edificar la iglesia, La, capítulo 2, por Witness Lee)