Manera normal de llevar fruto y de pastorear a fin de edificar la iglesia, La, por Witness Lee

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NECESITAMOS PASTOREAR A OTROS EN NUESTRA VIDA DIARIA

En este capítulo hablaremos acerca de la necesidad de pastorear a las personas. Es difícil hablar de este tema debido a que éste nos afecta a cada uno de nosotros. Es fácil ser diplomático con las personas, pero tocarlas de una manera honesta y franca no es fácil. En 1956, cuando un servidor del Señor nos visitó en Taiwán, nos sugirió ser diplomáticos para tener contacto con las personas. Él ilustró esta manera al decir que nosotros nunca debiéramos decir la verdad a las madres acerca de sus bebés. Si una bebé es hermosa, podemos decir: “¡Qué hermosa es esta niña!”. Si la bebé no es bonita, de cualquier manera debemos decir: “¡Oh, qué niña!”. Al escucharlo no podía estar de acuerdo con esta clase de hablar diplomática. Sentí que era como una clase de “diplomacia británica”. En el recobro del Señor no debemos ser diplomáticos. Si yo estuviera aquí para esto, no habría necesidad de tener el presente entrenamiento.

El pastoreo es la necesidad de mayor exigencia en la iglesia

Las hermanas que son madres saben que nada exige más que ser madres. Aquellos que nunca han tenido hijos no conocen el verdadero significado de exigencia. Nada ni nadie en el universo exige más que los hijos. Si un adulto se resfría, tal vez no pida ayuda, pero si se trata de un pequeñito, se le deberá cuidar. Una madre nunca pedirá una “justificación por enfermedad”. Aun cuando ella esté a punto de morir, primero debe tomar cuidado de la necesidad de su hijo. Lo mismo sucede con los padres. Un padre apropiado debe cumplir con las exigencias de sus hijos. La exigencia de un hijo es sin misericordia. He visto muchas hermanas jóvenes que no fueron reguladas por su padre, madre ni por su esposo; sin embargo, una vez que tuvieron hijos, aprendieron muchas lecciones de esos pequeñitos (1 Ti. 2:15). Algunas hermanas, puesto que no tienen hijos, no se levantan temprano en la mañana. Pareciera que todo en su universo es ideal para levantarse tarde. Sin embargo, después que tienen hijos, los pequeñitos las despiertan muy temprano. Algunas veces cuando veía esta situación, quería aplaudirle a los pequeños y decirles: “¡Muy bien! Lo que nadie logró hacer en muchos años, ustedes lo han hecho en tan sólo unos pocos meses”. Nada exige más que el pastoreo, ni siquiera la predicación del evangelio. Tal como en la crianza de un hijo, todo lo relacionado con el pastoreo no depende de nosotros; depende de los nuevos. No está bien decir que no tenemos tiempo o que no conviene. Los que deciden son los que están a nuestro cuidado.

Cada miembro en la iglesia tiene la capacidad normal de pastorear a las personas

En el cristianismo se contrata a un pastor para que pastoree una iglesia. Esto no es a lo que nos referimos al hablar de pastoreo. Algunas personas discuten que el pastoreo es un don que no todo hermano y hermana posee. No obstante, nadie diría que criar hijos es un don que algunas personas tienen y que otras no. Cada padre, independientemente de cuán inteligente o tonto que sea, tiene un talento para criar hijos. Criar un hijo no implica tener un talento especial, sino que es un talento dado al nacer. De la misma manera, por medio del nacimiento espiritual cada miembro en la iglesia posee el talento de pastoreo. Anulamos nuestro nacimiento espiritual al afirmar que no tenemos el don de pastorear. Algunas personas piensan que debido a que son demasiado jóvenes y debido a que no son pastores, ancianos ni cristianos con experiencia, no son capaces de pastorear a otros. Esto es un entendimiento y concepto equivocados. Debemos olvidar las enseñanzas erróneas que recibimos en cuanto al pastoreo. Tal vez alguien no sepa cómo criar hijos, pero una vez que los tiene, esa persona se ve obligada a aprender. Es posible que los padres de una madre joven piensen que ella no es capaz de criar a sus hijos, pero entre más le permitan hacer su trabajo, ella aprenderá más cómo hacerlo. Necesitamos dejar los conceptos erróneos y quedarnos con los apropiados. Incluso una persona que acaba de ser salva hace unos cuantos días puede aprender a pastorear a alguien.

A fin de ser miembros apropiados y normales de la iglesia en el recobro del Señor, necesitamos edificar una vida diaria del evangelio, y necesitamos acudir al Señor para que nos muestre quién debe estar bajo nuestro cuidado para pastorear. Si estas dos cosas se edifican en la iglesia, tendremos una iglesia normal y apropiada. Una iglesia normal no es tan sólo una en la que los miembros se levantan a hablar algo en las reuniones. Esto es solamente una pequeña parte de nuestro servicio. La parte principal del servicio en la iglesia es llevar una vida diaria del evangelio y pastoreo. Nuestro concepto debe ser calibrado y cambiado radicalmente. Debemos comprender que es una gran carencia y una vergüenza no llevar fruto cada año ni tener a alguien bajo nuestro cuidado. Todos los miembros en las iglesias deben llevar fruto y pastorear a las personas todo el tiempo. Si tales asuntos son edificados en nosotros, la iglesia será maravillosa. La manera en que el Señor procede siempre es la mejor y la más sabia. Su manera no es depender de los gigantes espirituales, sino de cada miembro, aquellos que llevan una vida diaria del evangelio y pastoreo. Con relación a este asunto, todos necesitamos un cambio en nuestros conceptos.

Hace más de treinta años, todos los lunes en la mañana me reunía con un grupo de servidores desde las 8:00 a. m. hasta la tarde para aprender mutuamente a pastorear a las personas. Después de tener esta reunión durante tres años, hubo un gran avivamiento en aquella localidad. La causa de esto no fue un movimiento, sino que surgió espontáneamente debido a la edificación que había entre nosotros. La predicación del evangelio y el pastoreo eran adecuados y prevalecientes. Esto es lo que necesitan las iglesias hoy. El Señor ha levantado Su recobro en muchas ciudades; sin embargo, todavía estamos cortos en llevar una vida diaria del evangelio y pastoreo.

(Manera normal de llevar fruto y de pastorear a fin de edificar la iglesia, La, capítulo 8, por Witness Lee)