PASTOREAR A LAS PERSONAS
SEGÚN LAS EXPERIENCIAS DE VIDA
Ayudar a las personas en cada etapa de vida
a tener experiencias específicas
Es necesario ayudar a las personas en términos de su experiencia. Esto no consiste simplemente en compartir nuestras experiencias con ellos. Más bien, cuando cuidamos de los más jóvenes, de los nuevos y de los débiles, tenemos que saber dónde se encuentran en términos de su experiencia. Podemos usar el sistema educativo para ilustrar la manera en que debemos ayudar a las personas. Si el maestro sabe qué grados ha completado un niño, él podrá ayudar al niño a avanzar de la manera apropiada. En los tiempos de antaño en China, hubo personas que no aceptaron el sistema moderno de educación, y ellos sólo aprendían unas cuantas materias cada año de manera muy general. Para cuando llegaban a la edad mediana, algunos de ellos no podían escribir apropiadamente. En contraste, todos los niños en el sistema moderno de educación podían escribir correctamente en tan sólo unos cuantos años. Estos niños aprendieron de la manera correcta sin perder el tiempo. Hay demasiadas personas en el cristianismo actual que no están en el camino apropiado. Mi propia madre fue bautizada e instruida en una escuela cristiana cuando ella era joven. Puesto que asistía a las reuniones cristianas y aprendió algunas cosas allí, ella podía contarles a los niños muchas historias del libro de Génesis y de los cuatro Evangelios. Sin embargo, después que nosotros fuimos salvos, comprendimos que ella aún no era salva. Ella sabía muchas cosas, pero no había tenido una experiencia específica de la salvación. Esto es un ejemplo de la necesidad que tenemos de ayudar a quienes están bajo nuestro pastoreo a que tengan experiencias de vida particulares y específicas.
Lo primero que debemos saber es si una persona tiene claridad con respecto a la certeza de su salvación. Una persona puede participar en las reuniones de la iglesia, pero si esa persona no es verdaderamente salva, ella no está verdaderamente en la iglesia. Aunque creemos que casi todos los que participan en nuestras reuniones son salvos, es posible que algunos de los nuevos que recientemente se han integrado a la vida de iglesia no posean la certeza de la salvación. Si verificamos con ellos, quizás nos digan: “Yo creo que soy salvo, pero no estoy muy seguro”. Sin la certeza de la salvación, será difícil para cualquiera salir adelante. La salvación es nuestro fundamento y la certeza de la salvación es nuestra motivación. Si alguno no tiene la certeza de que ha sido completamente salvo, le será muy difícil avanzar.
Si alguno tiene claridad en cuanto a su salvación, debemos continuar y pasar de la experiencia sobre la certeza de la salvación a otra experiencia. Quizás le podemos ayudar para que tenga la experiencia específica de la consagración. Él ahora está claro con respecto a su salvación, pero puede ser que nunca se haya consagrado al Señor. No debemos transmitirle meramente un poco de conocimiento sobre la consagración. En lugar de ello, debemos orar por él, contactarlo, tener comunión con él, y hacer algo que le ayude a pasar plenamente por la experiencia de la consagración. Entonces por la eternidad él nunca podrá decir que no se ha consagrado. Ser salvo es una experiencia inicial y específica; después de esto, las personas deben tener la certeza de la salvación. Éstas son las dos primeras experiencias que deben tener. Luego debemos ayudarles a pasar por la experiencia específica, definitiva y particular de la consagración. Si podemos lograr esto, depende de si nosotros mismos hemos tenido esta experiencia. Después de ayudar a las personas de esta manera, podemos pasar a otra experiencia. Sin duda alguna, ellos también necesitan tener una experiencia específica con respecto a terminar con su pasado. De hecho, terminar con el pasado y la consagración son experiencias que van juntas.
Debemos tener una carga específica por los nuevos. Quizás nos demos cuenta de que un hermano es muy prometedor, pero nunca se ha consagrado al Señor. Entonces no debiéramos abarcar este asunto de manera superficial. Debemos abarcarlo a profundidad. Primero podemos presentarle nuestro propio testimonio y decirle cómo muchos santos en el pasado se consagraron al Señor. Debemos contactarle varias veces hasta que veamos que verdaderamente él tuvo esta experiencia.
Después de las experiencias de la consagración y de terminar con el pasado, podemos pasar a otras experiencias. La medida en que podamos seguir adelante con los demás dependerá de la medida en que nosotros mismos hayamos avanzado. Podemos ayudar a otros únicamente en la medida de nuestra propia experiencia. En matemáticas, por ejemplo, si únicamente hemos aprendido a sumar y restar, eso será todo lo que podemos enseñar. Si hemos tenido las experiencias adecuadas de vida, podremos ayudar a las personas aún más. Quizás podremos avanzar y pasar a la experiencia de la unción interior. Ayudar a alguien bajo nuestro cuidado a experimentar esto nos tomará un largo tiempo. Necesitamos esta clase de pastoreo, el pastoreo que es conforme a un “sistema educativo”.
Les recomiendo enfáticamente el libro La experiencia de vida. Este libro fue extraído de un curso de entrenamiento dado de 1953 al 1954, el cual está basado en todas las experiencias de la vida interior que nos enseñaron los santos desde el primer siglo. En particular, me basé en un libro de Madame de Guyón titulado Life out of Death—Spiritual Torrent [La vida que surge de la muerte: un torrente espiritual]. La señora Jessie Penn-Lewis hizo gran uso de los escritos de Madame de Guyón en sus exposiciones. Nosotros recibimos ayuda de ambos autores, digerimos lo que ellas escribieron y contribuimos con algo adicional. Un torrente espiritual es algo difícil de entender, pero hoy es muy sencillo leer La experiencia de vida. Si alguno lee ese libro por diez minutos cada día, habrá terminado de leerlo en breve tiempo. Este libro abarca las cuatro etapas en la vida espiritual que menciona Madame de Guyón, incluyendo diecinueve experiencias de vida, y las presenta de manera muy “científica”. Todo lo relacionado con nuestra vida física se puede conocer científicamente. Si tomamos cuidado de nuestra alimentación, respiración, bebida, trabajo y descanso de manera científica, estaremos sanos. De igual modo, podemos conocer los asuntos de la vida espiritual de manera científica. Lo expuesto en La experiencia de vida no es simplemente teoría, consideraciones o imaginaciones. Este libro está basado en las experiencias que tuvieron muchos santos buscadores a lo largo de los siglos. Primero debemos pastorearnos a nosotros mismos usando este libro para examinar nuestra experiencia. Esto nos ayudará a conocer si estamos en “la escuela secundaria”, en “la universidad” o en “la escuela de postgrado” en términos de nuestra experiencia espiritual. Entonces sabremos dónde nos encontramos y cuál es nuestra necesidad.
(
Manera normal de llevar fruto y de pastorear a fin de edificar la iglesia, La, capítulo 9, por Witness Lee)