NĂșcleo de la Biblia, El, por Witness Lee

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ES IMPOSIBLE ENTENDER A CRISTO CABALMENTE

Les ruego que regresen a la Biblia y no traten de analizar a Cristo ni entenderlo con su mente. Sencillamente no podemos entenderlo cabalmente. De hecho, ni siquiera podemos entendernos a nosotros mismos. ¿Podrían ustedes decirme dónde está su mente? Además, ¿sabían que tienen dos corazones, un corazón físico y uno psicológico? Tal vez ustedes sepan dónde está su corazón físico, pero ¿dónde se encuentra su corazón psicológico? ¿Pueden decir dónde está? Todos debemos responder: “No lo sé”. Si ustedes desean conocer la Biblia, deben aprender a decir: “No lo sé”. La Biblia revela que nosotros tenemos un alma. ¿Saben dónde se encuentra? ¿Y qué diríamos de nuestro espíritu? ¿Saben dónde está? Todos tenemos un espíritu, un alma, un corazón, una mente, una parte emotiva y una voluntad, pero no podemos decir dónde están. Además de todo esto, y aún más misterioso que todo lo anterior, es el asunto de nuestra vida física. ¿Son capaces ustedes de entender su vida física? Ni siquiera los médicos saben qué es la vida. Por lo tanto, ¿cómo esperamos entender todo lo relacionado con Cristo, cuando ni siquiera podemos entendernos a nosotros mismos?

El asunto de la comida también nos muestra cuán limitada es nuestra mente. ¿Saben ustedes todo lo relacionado con los alimentos que comen? Si ustedes decidieran no comer nada hasta entender cabalmente lo que se van a comer, se morirían de hambre. Día tras día, ingerimos los alimentos sin tratar de analizarlos. No me interesa entender la comida que como. En los viajes que he hecho alrededor del mundo, me he hospedado en hogares de diferentes países del Lejano Oriente, Europa, Suramérica y los Estados Unidos. Debido a que mis anfitriones me desean atender de una manera muy amorosa, me sirven la mejor comida. Cuando me la sirven, muchas veces han tratado de explicarme en qué consiste la comida. Sin embargo, digo para mis adentros: “Por favor, simplemente sírvame la comida. No trate de explicármela. No tengo en mi mente la capacidad de retener toda esa información. Por favor, no diga nada más y déjeme disfrutar la comida. Sé que usted me ha preparado la mejor comida porque me ama. Estoy seguro de que usted nunca me serviría algo que me fuera a hacer daño. Así que prefiero comer sin saber lo que estoy comiendo”. En realidad, cuanto más estudien ustedes la comida, menos la disfrutarán. Pero cuanto menos la estudien, más la disfrutarán y mejor la digerirán.

(NĂșcleo de la Biblia, El, capítulo 13, por Witness Lee)