NĂșcleo de la Biblia, El, por Witness Lee

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LA INIQUIDAD DEL CRISTIANISMO ACTUAL

Considere nuevamente las ordenanzas que el Señor dio en cuanto a la manera en que los israelitas debían venir al lugar escogido por Él para adorarlo con el diezmo de sus cosechas. En Deuteronomio 12, 14 y 16 Dios usó quince veces frases semejantes a: “El lugar que Yo escoja”. En Deuteronomio 12:5 dijo: “Sino que el lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre y habitar en él, ese buscaréis, y allá iréis”. El versículo 11 del mismo capítulo dice: “Y al lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas reservadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hayáis prometido a Jehová”. En estos versículos el Señor parecía estar diciendo: “Vosotros debéis ir al lugar que Yo he escogido, al lugar donde Yo pondré Mi nombre, al lugar donde Yo habito. No tenéis ningún derecho de ofrecer sacrificios en los lugares que veáis. Debéis ser regulados por Mí, e ir al lugar que Yo he escogido”. Ese lugar era el factor de unidad. Por treinta y cinco siglos este lugar ha mantenido unidos a los hijos de Israel. Si los cristianos de hoy guardaran este principio de unidad, nadie se atrevería a causar división. Independientemente de si nos caemos bien mutuamente, tenemos que ser uno. Si yo fuera un hermano escandaloso, usted tendría que ser uno conmigo, y si fuera un hermano callado, igualmente usted tendría que ser uno conmigo. No tendría otra alternativa. Sin embargo, ¿dónde vemos que se aplique este reglamento en el cristianismo actual? En lugar de este reglamento, vemos iniquidad. Debido a esta iniquidad, los cristianos no pueden comer la mejor porción de Cristo.

(NĂșcleo de la Biblia, El, capítulo 7, por Witness Lee)