LA IDOLATRÍA BABILÓNICA
El segundo significado de Babilonia es que ella está relacionada con la idolatría. Según la historia, en Babel, la ciudad que edificaron Nimrod y su padre, había nombres de ídolos grabados en cada uno de los ladrillos usados para construir la ciudad. Por consiguiente, la ciudad estaba llena de ídolos. La característica predominante de Babilonia era su idolatría. Cuando Nabucodonosor llevó los vasos del templo de Dios a Babilonia, él los puso en el templo de sus ídolos (2 Cr. 36:7; Esd. 1:7).
Babilonia la Grande, según se revela en Apocalipsis 17, también está llena de ídolos, llena de las abominaciones de la tierra (Ap. 17:5). La Iglesia Católica está llena de idolatría. A fin de estudiar por mí mismo la Iglesia Católica, yo visité una catedral muy grande que está en Manila. En la entrada había una imagen muy grande, un ídolo de Jesús. Cuando le dije a la gente que eso era un ídolo, me dijeron que era Jesús. Entonces dije: “Es una blasfemia decir que ese ídolo es Jesús”. Alguien entonces me contestó: “Jesús es demasiado abstracto y misterioso. Cuando hablamos a las personas de Jesús, es difícil para ellas entender qué estamos diciendo. Pero cuando ven esta imagen, les resulta fácil entender algo acerca de Jesús”. ¡Cuán sutil es esto! ¡Aquella imagen no era Jesús! Era un ídolo.
Probablemente todos estemos familiarizados con la imagen de un Jesús muy apuesto. Muchos católicos y protestantes tienen esta imagen en sus hogares. Sin embargo, esa imagen no es Jesús, sino un ídolo. En 1936 conocí en China a una joven que estaba poseída por demonios. Puesto que sabía que la posesión demoníaca está relacionada con la idolatría, le pregunté a la joven si en su casa tenía algún ídolo. Ella me dijo que había llegado a creer en Jesús y, por tanto, no tenía ídolos en su casa. Sin embargo, yo no podía entender cómo ella, que creía en Jesús y no tenía ídolos en su casa, podía estar poseída por demonios. Así que le volví a preguntar si tenía ídolos en su casa. Finalmente, me dijo que tenía en su casa un cuadro de Jesús y que acostumbraba adorarlo. Entonces le dije que ese cuadro era un ídolo y que detrás de él se escondía un demonio. Además de esto le dije que debía quemarlo. Así que me dijo: “¿Cómo podría quemar al Jesús en quien he creído?”. Le respondí: “Ése no es Jesús, es un ídolo”. Después de que ella quemó ese cuadro, el demonio se apartó de ella.
Muchos cristianos llevan mucho tiempo en el cuarto de ajo y ya no perciben el olor a ajo que está a su alrededor. Día tras día, muchos adoran ídolos sin saberlo, pensando que están adorando a Dios. El cristianismo de hoy no sólo está lleno de divisiones y confusión, sino también de ídolos. Más aún, está lleno de tradiciones. Las tradiciones son una falsedad, y la falsedad es vanidad. La falsedad es otra forma de idolatría, pues consiste en creer en algo que es vano. Los dos aspectos de Babilonia son la división, que viene acompañada de confusión e idolatría. Si ustedes aplican estos principios al cristianismo actual, verán que la condición del cristianismo concuerda exactamente con Babilonia. Por lo tanto, debemos salir de Babilonia y regresar a Jerusalén, a la iglesia.
(NĂșcleo de la Biblia, El, capítulo 9, por Witness Lee)