NĂșcleo de la Biblia, El, por Witness Lee

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LA NECESIDAD DE CAMBIAR

Pese a que la situación actual es tan lamentable, por la misericordia del Señor hemos sido recobrados. A nosotros no nos importan las ordenanzas. Lo único que nos importa es el nuevo hombre. Hermanos, ¿conservan ustedes todavía algunas ordenanzas en su localidad? Tal vez digan que han aprendido acerca de cómo se hacen las cosas en Anaheim. Pero después de unos meses, es posible que Anaheim haga las cosas de otra manera. Me han condenado porque constantemente cambio. Hace veinticinco años, tenía cuarenta y siete años de edad; hoy tengo setenta y dos años. Sin duda alguna, he cambiado en los pasados veinticinco años. He cambiado porque he estado creciendo. Sin embargo, una imagen de piedra como las imágenes de María que uno ve en frente de las catedrales católicas, nunca cambiará. Durante los veinte años que estuve con el hermano Nee, él tuvo cuatro grandes cambios. De ser necesario, yo podría demostrarles que él cambió, apoyándome en sus escritos. Él me dijo que cambiar era necesario. Así que, con el paso de los años, esperamos efectuar más cambios. Hace once años, no teníamos la práctica de orar-leer. Esto lo empezamos a practicar en Los Ángeles desde 1967. Quizás en el futuro extraigamos más cosas de la mina profunda de la Palabra de Dios. Entonces tendremos que hacer otro cambio. Si cambiamos, probablemente los que nos critican nos condenen. ¡Aleluya, estamos cambiando! Y no esperamos dejar de cambiar hasta que lleguemos a la eternidad. Mientras tanto, estamos creciendo y cambiando continuamente. ¡Alabado sea el Señor, somos el nuevo hombre! Puesto que somos el nuevo hombre, no necesitamos ordenanzas. Más bien, tenemos a Cristo como nuestra vida y nuestra persona.

(NĂșcleo de la Biblia, El, capítulo 17, por Witness Lee)