DIOS DERRAMA EL ESPIRITU SANTO
SOBRE EL HOMBRE PARA SALVARLO
¿Qué debemos hacer ahora que el Espíritu Santo nos ha iluminado y mostrado nuestra posición? Hay una cosa que olvidamos continuamente cuando predicamos el evangelio, a la cual la Biblia siempre presta atención. Tenemos que ver que indudablemente la obra del Señor Jesús para los pecadores es preciosa y crucial. La Biblia nos muestra que el Espíritu Santo no solamente nos ilumina y nos muestra nuestros pecados, nuestra posición perdida y nuestra justicia ante Dios y los hombres, sino que también es enviado por Dios y es derramado sobre toda carne para que donde esté el hombre, pueda salvarlo por Su obra (Hch. 2:17-18, 21).
Algunos que saben un poco más que otros acerca de la verdad de la Biblia piensan que es fácil recibir perdón y aceptar al Señor Jesús como Salvador. Todo lo que tiene que hacer uno es arrodillarse, orar y aceptarlo de corazón. Tal vez ni tenga que arrodillarse; sólo lo tiene que aceptar en su corazón. Pero mucha gente no sabe esto. Tal vez ellos sean débiles o estén en lugares inaccesibles lo cual les impida escuchar la verdad. Ellos pensarán que es muy difícil ser salvo. Tal vez crean que tienen que orar un largo período, y no están seguros si Dios escuchó sus oraciones o no. Si yo le preguntara hoy si usted es salvo, podría responder rápidamente que sí lo es. Pero tal declaración sonaría extraña para los que son de lugares inaccesibles. Ellos se preguntarían cómo puede usted ser salvo. Para ellos, ser salvo, es la cosa más difícil. Ellos dirán que han orado muchos años y aún no están seguros si son salvos. Ellos esperan ser salvos, y hacen todo lo posible para serlo. Pero aún no saben si lo son. Parece ser que no han sido salvos todavía. Para ellos, la salvación es algo muy difícil de lograr. Pero amigos míos, así como la obra del Señor Jesús está completa, la obra del Espíritu Santo que hace que hagamos nuestra la obra del Señor, también está completa. La Biblia nos muestra claramente que Dios envió el Espíritu Santo con el propósito de que nosotros los pecadores recibiéramos la obra del Espíritu Santo y fuéramos salvos. El Hijo de Dios vino por causa del mundo. De la misma manera, el Espíritu Santo también viene para toda carne. Mientras vivamos, podemos obtener la obra del Señor.
(Evangelio de Dios, El, capítulo 8, por Watchman Nee)