LA SALVACION NO SE OBTIENE POR EL BAUTISMO
Ahora tenemos que considerar otra pregunta. Algunas personas dicen que uno no puede ser salvo sin ser bautizado. Tal vez alguno de nosotros diría esto. No obstante, algunos que han sido afectados por el veneno de la tradición católica romana, tal vez tengan esta clase de pensamiento. Recientemente, algunos colaboradores y yo nos reunimos con algunos misioneros del Oriente, en Cantón. Todos ellos pusieron mucha atención a este asunto del bautismo. Hay un misionero en Hong Kong que es muy dogmático en este asunto. Indudablemente ellos tienen sus bases bíblicas, las cuales son Marcos 16:16: “El que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere será condenado”. Algunos argumentarían que esto significa que si un hombre ha creído pero no ha sido bautizado todavía no es salvo, porque este versículo claramente dice que el que creyere y fuere bautizado será salvo.
Me gustaría hacer una pregunta. ¿Qué significa aquí la salvación? Dice: “El que creyere y fuere bautizado será salvo”. Después dice: “El que no creyere será condenado”. Podemos ver, pues, que aquí la salvación no se refiere meramente a ser librado de la condenación. Debemos ser cuidadosos en este asunto. El Señor dice: “El que creyere y fuere bautizado será salvo”. La oración correspondiente debe ser que el que no creyere no será salvo. Sin embargo, es muy extraño que diga que el que no cree es condenado. Por lo tanto, la salvación mencionada en la primera cláusula, no debe referirse a no ser condenado en la segunda cláusula. Tenemos que ver que aquí la salvación no solamente se refiere a la salvación del hombre delante de Dios, sino que también se refiere a la salvación del hombre delante de los demás hombres. Delante de Dios es asunto de ser condenado o no. Delante del hombre es cuestión de ser salvo o no. Delante de Dios todos aquellos que creen en el Señor Jesús son libres de la condenación. El que no cree ya ha sido condenado. Esto es lo dicho en Juan 3:18. Sin embargo, uno no puede decir que el que creyere y fuere bautizado no será condenado. Eso se debe a que la condenación tiene que ver con Dios. Aquí la salvación no está relacionada con Dios. La salvación tiene que ver con el hombre. Es por eso que surge el asunto del bautismo. Ser condenado o no se relaciona con Dios. Es por eso que sólo hay diferencia entre creer y no creer. Ser salvo o no es un asunto que no tiene que ver con Dios; es algo que tiene que ser visto por el hombre. Por esta razón existe la diferencia entre ser bautizado y no ser bautizado.
Cuando leamos la Biblia, debemos tener cuidado de ver estas distinciones. Tomemos de nuevo como ejemplo Juan 3. En el versículo 5 el Señor dijo: “A menos que alguien nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”. Luego, en los versículos 6 y 8 cuando se menciona este asunto de nuevo, se menciona solamente el asunto de nacer del Espíritu, sin mencionar el asunto de nacer del agua. Esto se debe a que hay dos lados en cuanto al reino de Dios. Un lado es espiritual y el otro es terrenal. En términos espirituales si un hombre no nace de nuevo, no puede entrar en el reino de Dios. Este es el hecho. Sin embargo, todavía queda el lado humano. Desde el punto de vista humano, no solamente existe la necesidad de nacer del Espíritu, sino también de nacer del agua. ¿A qué se asemeja el Espíritu? Dice que el viento sopla a donde quiere. También podemos decir que el Espíritu sopla de donde quiere. En el idioma original, viento y espíritu son la misma palabra. Ambos son pneuma. El Espíritu sopla de donde quiere. Uno no sabe de dónde viene ni a dónde va. El hombre no puede controlar el viento de los cielos. Cuando viene, simplemente viene. Cuando se va, simplemente se va. Muchas veces solamente oímos el sonido del viento, y sabemos que está ahí o que se ha ido. No podemos controlar el viento del cielo, pero sí podemos controlar el agua de la tierra. No tengo manera de controlar el viento sobre mi casa. No obstante, puedo decidir meterme al agua o no. El viento sopla de donde quiere, sin embargo, el agua va a donde yo quiero que vaya. No puedo ordenarle al Espíritu que está en los cielos que me introduzca en el cielo. No obstante, puedo decidir introducirme al agua. Puedo tener parte en el reino de Dios en la tierra. Cuando soy bautizado ya nadie puede decir que no pertenezco al Señor. Esta es la razón por la cual el Señor dijo en Marcos 16 que el que creyere y fuere bautizado será salvo.
¿Cuál es la diferencia entre ser salvo y no ser condenado? Por favor recuerde que la condenación es un asunto que se relaciona estrictamente con Dios; no obstante, la salvación es relativa, está relacionada con Dios y con el hombre. Si soy condenado o no, es un asunto delante de Dios. Sin embargo, si soy salvo o no es un asunto que tiene que ver con Dios y también con el hombre. La salvación tiene que ver con Dios y con el hombre; la condenación es un asunto directo con respecto a Dios. Una vez que un hombre crea, no será condenado por Dios. El que no cree ya ha sido condenado. Los que están en Cristo no son condenados. Sin embargo, los que no creen ya han sido condenados. Este es el asunto delante de Dios todo el tiempo. Pero gracias al Señor que la salvación tiene que ver con Dios y con el hombre. Por un lado tenemos que creer, a fin de ser salvos delante de Dios, por el otro, tenemos que ser bautizados, a fin de ser salvos delante del hombre.
Si hoy en día existe un hombre que vive como cristiano secretamente, ¿debemos reconocerlo como cristiano? El ha creído y ya no es condenado por Dios. Sin embargo, uno no puede decir que delante del hombre es salvo. Delante de Dios tenemos que ser librados de la condenación. No obstante, delante del hombre tenemos que ser salvos. Si existe una persona que genuinamente ha creído en el Hijo de Dios y genuinamente ha creído en la obra de la cruz del Señor, pero nunca ha confesado con su boca ni ha sido bautizado, otros no sabrán que él es salvo. Por lo tanto, para ser salvos delante de Dios y salir de la condenación delante de Dios, solamente hay una condición, la cual es creer. Sin embargo, para ser salvos delante del hombre, hay otra condición, la cual es ser bautizado. No digo con esto que el bautismo no sea necesario. Indiscutiblemente necesitamos ser bautizados. El bautismo tiene que ver con nuestra salvación. No obstante, esta salvación no es lo que algunas personas piensan. Esto no es en absoluto un asunto de no estar bajo condenación. No dice aquí que si usted no es bautizado, será condenado, sino que si usted no cree, será condenado. Delante de Dios no existe el asunto del bautismo; solamente existe el asunto de la fe. Mientras haya fe, todo está resuelto. El bautismo no tiene que ver con Dios. El bautismo está relacionado con el hombre. Es un testimonio ante los hombres, que da testimonio de la posición que uno toma. ¿Está usted en Cristo? Este hecho es atestiguado por el bautismo.
Gracias a Dios que el ladrón que estaba junto a la cruz del Señor fue al Paraíso. En ese entonces Pedro todavía no estaba allí. Tampoco estaban Juan ni Pablo. Inmediatamente después de que el Señor fue al Paraíso, el ladrón fue con El. Sin embargo, él no fue bautizado. Delante de Dios cualquiera que invoque Su nombre será salvo. ¿Por qué una persona invoca Su nombre? Porque ha creído. Sin embargo, si en la tierra las personas dicen que tal persona es salva o no, es otro asunto. En las siguientes reuniones les voy a aclarar la situación. Tal parece que en la Biblia la justificación, el perdón de pecados y ser librado de la condenación son asuntos relacionados con Dios. Sin embargo, la salvación se relaciona con Dios y con el hombre. Si usted no entiende de manera clara estos asuntos, creará muchos problemas. En la Biblia, en muchos pasajes se refiere a lo que ocurre delante del hombre, y en otros se refiere a lo que ocurre delante de Dios. Si confundimos los dos, caeremos en el error.
He dicho que el bautismo se refiere a la salida del hombre de Adán y a su entrada en Cristo. Por un lado está Adán, y por el otro está Cristo. Tenemos que salir de Adán y entrar en Cristo. ¿Cómo salimos? Eramos parte de Adán. Ahora ¿cómo podemos salir de Adán y entrar en Cristo? Déjenme hacerles una pregunta: ¿Cómo entramos en Adán? Si les pregunto cómo podemos salir de Adán, algunos dirán que no saben. Es por eso que les pregunto cómo entramos en Adán. La manera en que entramos es la manera en que salimos. ¿Cómo entramos en Adán? El Señor Jesús dijo en Juan 3:6 que lo que es nacido de la carne, carne es. ¿Cómo llegué a ser parte de Adán? Nací en él. Ahora que usted ya sabe cómo entró, sabrá cómo salir. Si usted entró en él por el nacimiento, tiene que salir de él por medio de la muerte. Esto es muy obvio. No obstante, ¿cómo morimos? Dios nos crucificó cuando el Señor Jesús fue crucificado. Por lo tanto, hemos muerto en Cristo con respecto a Adán. Entonces, ¿cómo entramos en Cristo? Después, el Señor dice que lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es. También soy introducido en Cristo mediante el nacimiento. Pedro dijo que somos regenerados por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos (1 P. 1:3). Por lo tanto, Su resurrección es la que nos ha regenerado. Aquí vemos dos cosas: por medio de la muerte del Señor, somos librados de la familia de Adán; mediante la resurrección, entramos en el segundo hombre. Todo esto ha sido logrado por el Señor Jesús. El murió en la cruz. Como resultado también nosotros hemos muerto. El resucitó. Como resultado, también nosotros hemos entrado en la nueva creación.
Aquí la muerte es espiritual, y la resurrección también es espiritual. No obstante, nuestro bautismo es físico. Entonces, ¿qué es el bautismo? El bautismo es nuestra acción externa. El Señor Jesús nos ha hablado de Su obra por medio de Sus siervos, Sus apóstoles. Cuando El murió en la cruz, nosotros también fuimos incluidos en Su muerte. ¿Qué debemos hacer después de haber oído esto. De acuerdo con la historia esto sucedió hace dos mil años. Ya fuimos crucificados hace dos mil años en la cruz de nuestro Señor Jesús. Ahora Su palabra se nos ha predicado. Nos dice que hemos muerto. Entonces ¿qué debemos hacer ahora? En una ocasión le hice esta pregunta a una mujer de pueblo. Ella respondió: “Si el Señor Jesús me ha crucificado, entonces necesito comprar un ataúd”. ¡Esto es absolutamente correcto! El Señor Jesús me ha crucificado, debo apresurarme a ser sepultado. El bautismo es el requisito para ser sepultado en el agua debido a que he sido crucificado por el Señor. El bautismo es una respuesta a nuestra crucifixión por parte de Dios. Dios le ha predicado a usted el evangelio y le ha dicho que usted está muerto. La respuesta de usted es, puesto que ya ha sido crucificado, hallar a alguien que lo sepulte. Por lo tanto, el bautismo significa que ya estamos muertos en Adán. Otros me llevan a ser sepultado. Ahora estamos en el terreno de la resurrección. Así que, la muerte es nuestra salida de Adán y la resurrección es nuestra entrada a Cristo. El bautismo es nuestra sepultura. La muerte es la terminación de Adán, y la resurrección es el nuevo comienzo en Cristo. El bautismo es el puente entre estos dos lados. Por medio del bautismo pasamos de la muerte a la resurrección.
Hermanos, el Señor Jesús ha llevado todo a cabo. No existe ninguna condición que se nos exija para ser salvos. Todo lo que tenemos que hacer es simplemente creer. Creer es recibir. Lo que necesito es simplemente recibir, ya que el Señor Jesús lo ha hecho todo. Ya no tengo que hacer nada. El bautismo es por fe; es una manifestación. Permítanme preguntarles: Si no hay un guión ¿cómo podemos actuar? ¿Tenemos el argumento primero y luego una actuación? ¿O tenemos primero una actuación y luego el guión? Todos los elementos de actuación están presentes debido a que ya hay un argumento. Debido a que delante de Dios ya existe el hecho espiritual, nosotros podemos actuar mediante el bautismo.
Que el Señor nos dé gracia y nos muestre que nada puede llegar a ser un requisito necesario para la salvación. El bautismo no tiene absolutamente nada que ver con la salvación o con nuestra condenación delante de Dios. Delante de Dios escapamos de la condenación por medio de la fe. Nuestra actuación al momento del bautismo solamente se relaciona con nuestra salvación delante del hombre. Que el Señor nos dé Su gracia y nos dé claridad con respecto a nuestra salvación.
(
Evangelio de Dios, El, capítulo 13, por Watchman Nee)