LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO: COMUNION
La obra del Espíritu Santo es la comunión. Lo que caracteriza a Dios es el amor. Lo que caracteriza al Señor es la gracia, y lo que caracteriza al Espíritu Santo es la comunión. En 2 Corintios 13:14 dice: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. Dios es amor, y Su amor lo caracteriza. El Señor Jesús es gracia, y está caracterizado por ésta. Y el Espíritu Santo está caracterizado por la comunión. El Espíritu en Sí no tiene nada. El infunde el amor de Dios y la gracia del Señor Jesús en usted por medio de la comunión. Esta es la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no llevó a cabo la obra de amor. Tampoco la obra de gracia. El Espíritu Santo le transmite a usted lo que Dios y el Señor Jesús han logrado. Así, la obra del Espíritu Santo es la comunión. Después de la ascensión del Señor, el Espíritu Santo está lleno de la obra del Señor Jesús. Es como la luz. Siempre que haya una abertura, El entrará. Cuando El entra, le imparte a usted la gracia del Señor Jesús y el amor de Dios. Ciertamente esta salvación es completa.
Hace ya cierto tiempo que un siervo del Señor muy famoso murió en Inglaterra. Desde luego, su muerte fue por la soberanía de Dios. Ninguno de nosotros puede decir nada al respecto. Pero desde el punto de vista humano, podemos decir algo acerca de su muerte. El estuvo muy débil y enfermo por años. Los doctores le recetaron una medicina. Cuando inhalaba ese medicamento, se fortalecía. El ponía el medicamento en uno de los cajones de la cómoda. Muchas veces, cuando sufría y sentía que estaba a punto de morir, inhalaba el medicamento para restablecerse. Aunque el medicamento no olía bien, era muy eficaz. La noche en que murió se sintió mal otra vez. Trató de alcanzar el medicamento pero estaba muy débil para abrir el cajón. A la mañana siguiente lo encontraron en su cama con su mano estirada para alcanzar el medicamento. Murió con la mitad de su cuerpo fuera de la cama. No fue que carecía de la medicina más eficaz y potente. El ya había vivido ocho o nueve años con esa medicina. Siempre que estaba a punto de morir, la inhalaba y se mejoraba. ¿Por qué en esta ocasión murió? No por falta de medicina, ni de deseo de tomarla, sino porque el medicamento no llegó a sus manos. De la misma manera, nosotros estamos moribundos. El Señor Jesús ha completado ya la obra. La medicina de Dios está preparada. Siempre que la tomemos, seremos sanados. ¿Pero quién nos dará esta medicina? Hay un doctor que receta la medicina. También debe haber alguien que aplique la medicina. La obra del Espíritu Santo nos trasmite la obra del Señor Jesús. El amor de Dios está en la gracia del Señor Jesús, y la gracia del Señor Jesús está en la comunión del Espíritu Santo. Así que todos los que han recibido la comunión del Espíritu Santo reciben la gracia del Señor Jesús, y todos los que reciben la gracia del Señor Jesús tienen un anticipo del amor de Dios.
Cuando el Espíritu Santo viene, nos ilumina y nos muestra nuestros defectos y nuestra degradación. Nos muestra que estamos perdidos. Dios ha hecho una obra tal, que cuando uno abre la boca y dice algo, y cuando el corazón de uno da cabida al Señor y lo invoca, uno es salvo. Uno no tiene que ir a una gran catedral para ser salvo. No tiene que orar para ser salvo. No tiene que ir al altar para ser salvo. El Espíritu ya ha sido derramado sobre toda carne. Dondequiera que uno esté, allí está el Espíritu Santo. ¡Aleluya! ¡Esto es un hecho! En la actualidad el Espíritu Santo ya fue derramado sobre toda carne. Uno no tiene que buscarlo. El lo busca a uno. Uno puede invocar en la calle o en la casa. Puede recibir la salvación en el lugar más agradable o en el más desagradable. Puede recibirlo en medio de una multitud o en un lugar tranquilo. El Espíritu Santo fue derramado sobre toda carne. No importa donde esté uno, mientras invoque el nombre del Salvador, será salvo.
Romanos 10 habla del hecho, y Hechos 2 habla del motivo. Romanos 10 solamente nos dice que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. No nos da la razón. Hechos 2 dice que el Espíritu Santo está sobre todos los hombres. Por consiguiente, mientras uno abra la boca, puede ser salvo. El Espíritu Santo ya ha venido. Cuando la persona invoca Su nombre, es salva.
(
Evangelio de Dios, El, capítulo 8, por Watchman Nee)