EL SEGUNDO GRAN ERROR:
NO CONOCER LA INTENCION
QUE TUVO DIOS AL DAR LA LEY
El hombre cree que puede ser salvo por las obras de la ley porque nunca ha leído la Biblia ni ha visto la luz o la revelación divina. Nunca ha entendido el deseo y la intención de Dios. Nunca ha entendido la manera de ser salvo. Si usted quiere saber si puede ser salvo o no por las obras de la ley, primero tiene que preguntar por qué Dios dio la ley. Sólo después de descubrir qué propósito tenía Dios al dar la ley, usted sabrá si puede ser salvo por las obras de la ley.
Aquí tengo un púlpito. Si yo les pregunto qué es esto, algunos dirán que es una silla alta. Una niña dirá que es una cama que carece de dos patas. Otro dirá que es un aparador porque tiene cajones. Si le preguntara a un hermano, él diría que es un estante, porque se pueden poner libros. Si le preguntara a diez personas, tal vez obtendría diez respuestas diferentes. Por ejemplo, un vendedor de libros me diría que sería perfecto para mostrador. Cada persona tendría una respuesta conforme a su experiencia y concepto. Pero si usted realmente quiere saber lo que es, necesita preguntarle al que lo hizo en primer lugar. Si él le dice que es un aparador, entonces es un aparador. Si le dice que es un estante, entonces es un estante. Si le dice que es un púlpito, entonces es un púlpito. De la misma manera, si usted me pregunta a mí o a cualquier persona cuál es la función de la ley, le está preguntando a la persona equivocada. La ley fue dada por Dios, así que tenemos que preguntarle a Dios acerca de su función. Una vez que Dios nos explique Su intención al dar la ley, sabremos si el hombre puede ser salvo por las obras de la ley o no. Por lo tanto, debemos dedicar cierto tiempo para escudriñar la Biblia acerca de este asunto. Debemos ver cómo se introdujo la ley, paso por paso. Tenemos que ver históricamente por el registro bíblico por qué Dios le dio al hombre la ley.
(Evangelio de Dios, El, capítulo 4, por Watchman Nee)