LA GRACIA Y EL AMOR DE DIOS
Ya hemos mencionado anteriormente lo que es la gracia. Todos los lectores del Nuevo Testamento saben que somos salvos por la gracia. Nadie se equivocaría tanto para decir que la salvación viene por medio de la ley y no por medio de la gracia. Si un hombre dice que una persona es salva por medio de la ley y no por gracia, él nunca ha leído el Nuevo Testamento. Esta luz es muy grande en el Nuevo Testamento. Hay algunas cosas que podemos dejar pasar fácilmente. Pero, por la importancia que tiene este asunto, nunca lo podríamos dejar pasar. Si es gracia, entonces nunca podemos ser deudores delante de Dios. Si a otros les muestro gracia no puedo esperar ningún pago. Si existe el pensamiento de un pago, o si espero que en algún momento se me pague esto, sería entonces un préstamo y no gracia. Si a usted le doy algo con la esperanza de que algún día me lo regrese, esto no es gracia. Si Dios nos da Su gracia hoy en día, con la esperanza de que más adelante le hagamos buenas obras, tampoco es gracia. Con respecto a la gracia no existe devolución en lo absoluto.
¿Qué dice la Biblia acerca de la manera de recibir vida eterna? El don de Dios es vida eterna en Cristo (Ro. 6:23). Por lo tanto, la vida eterna que hemos recibido no puede perderse. ¿Qué es un don? Un don es un regalo de Dios. Es algo que Dios nos da. Si alguien le da algo a usted, ¿puede pedirle que se lo devuelva? No somos niños del jardín de la infancia, que hoy dan a otros un dulce y mañana piden que se lo regrese. Un don es algo que se da gratuitamente. Si nuestra salvación puede perderse, Romanos 6:23 tendría que decir: “El préstamo de Dios es vida eterna en Cristo”. Un préstamo puede ser reclamado, sin embargo, algo que se regala no puede ser reclamado. Una vez que se regala, se regala para siempre. Si se nos da la vida eterna en Cristo, entonces ésta no puede ser reclamada. La palabra dádiva, en el idioma original claramente indica que es algo que se da gratuitamente; ésta no puede ser reclamada. Si no puede ser reclamada, entonces no hay posibilidad de que perdamos el don.
La Biblia claramente nos muestra que el don de Dios es sin arrepentimiento. La vida eterna es un punto importante del don de Dios. La salvación es también un punto importante del don de Dios. Aparte de esto hay muchas otras cosas incluidas en el don de Dios. El don de Dios se da sin arrepentimiento. Si no hay arrepentimiento ¿cómo puede Dios reclamarlo? Para reclamarlo primero debe haber arrepentimiento. Sin ningún arrepentimiento, nunca puede haber ningún reclamo. Al mismo tiempo, si hay alguna reclamación, deja de ser un don. Con respecto a la dádiva, no existe la reclamación. ¿Puedo decir que doy algo a alguien y luego mañana le pido que me lo devuelva? No puedo hacer eso. Si se da algo, entonces no puede reclamarse.
Dios no es como nosotros, quienes nos tambaleamos y cambiamos frecuentemente. El no es de una manera hoy y de otra mañana. Una vez que Dios nos dé algo, El nunca nos pedirá que lo devolvamos. Por lo tanto, con respecto al carácter de Dios, puesto que la salvación se nos da como un don y no como un préstamo, tenemos que admitir que ésta es eterna. Damos gracias al Señor y le alabamos porque Dios nunca toma prestado ni nunca presta. El nunca espera que se le pague, El simplemente da. Dios es grandioso. No solamente nunca toma prestado o presta, El tampoco vende. Dios nos salvó por gracia. Dios es tan grande que El no puede vender, tomar prestado o prestar nada. El es tan grande que El simplemente puede dar. Así que, vemos que el don de Dios es vida eterna.
¿Por qué Dios tiene que darnos vida eterna? ¿Por qué El tiene que darnos el don en Su Hijo? La mayoría de los cristianos probablemente ha leído Juan 3:16 que dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no perezca, mas tenga vida eterna”. ¿Por qué Dios dio a Su Hijo al mundo? Es porque nos ama. ¿Por qué Dios nos dio vida eterna? También es porque nos ama. Si cuando aún éramos pecadores, Dios nos amó a tal grado que nos dio la vida de Su Hijo, ¿es posible que después de haber llegado a ser cristianos y nos encontramos debilitados y privados de la gloria de Dios, El nos rechace? Si el Hijo de Dios puedo morir por nosotros en la cruz mientras todavía éramos pecadores, ¿puede El rechazar amarnos hoy en día después de que hemos creído en El simplemente porque estemos un poco débiles? Si el amor de Dios no puede cambiar, entonces tampoco existe la posibilidad de que Su gracia cambie. Anteriormente, El estuvo dispuesto a dar a Su Hijo unigénito para que muriera por nuestros pecados y también tuvo un amor tan grande por nosotros. ¿Significa esto que desde que El mostró tal amor por nosotros, El ha cambiado completamente? ¿Significa esto que ahora que hemos llegado a ser cristianos, El ha decidido arrojarnos al infierno y no amarnos más? Desde el punto de vista humano, si El previamente nos amó tanto que murió en la cruz por nosotros, ¿cómo puede El cambiar así hoy en día? ¿Cómo podemos dejar de ser salvos? Esto es imposible.
Esto no sólo es imposible según la lógica humana, sino que la Palabra de Dios también dice lo mismo. Juan 13:1 dice: “Jesús ... habiendo amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”. Así que, no existe variación en el amor con que Dios ama al hombre. Así como Su corazón estaba lleno de amor por nosotros cuando fue a la cruz, de la misma manera, Dios todavía nos ama hoy en día. Su amor no ha cambiado. Su gracia tampoco ha cambiado. Si nosotros pensamos que existe la posibilidad de que la salvación y la vida eterna se pierdan, entonces tenemos que llegar a la conclusión de que existe la posibilidad de que el amor de Dios cambie. Sin embargo, ¡esto es imposible! Si la fuente no cambia, entonces el fluir nunca cambiará. Si la vida no cambia, entonces el fruto producido no puede cambiar. Debemos conocer el corazón de Dios. Debemos comprender que Dios no puede pedir que se le devuelva a Su Hijo. Romanos 8:22 indica que puesto que Dios nos dio gratuitamente Su Hijo, no puede reclamarlo.
¿Qué piensa usted que es más grande, el Hijo de Dios o nuestra salvación? ¿Tiene más valor el Hijo de Dios o tiene más la vida que hemos recibido? Debido a que somos carnales, pensamos que el Salvador no es tan importante. Mientras tengamos vida, todo está bien. No estemos tan preocupados con respecto al Salvador. Sin embargo, a los ojos de Dios, el Salvador tiene más valor. El es más precioso que nuestra vida. El Hijo de Dios es más precioso que la vida que hemos recibido. Por lo tanto, Romanos 8:32 nos dice que si Dios no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente también con El todas las cosas? Si Dios está dispuesto a dar a Su propio Hijo por nuestros pecados y si El está dispuesto a darnos a Su Hijo gratuitamente, ¿consideraría El quitarnos la vida eterna después de cierta consideración? Supongamos que un hermano me debe diez mil dólares y no puede pagar esa cantidad. Si soy un hombre rico, tal vez le diga: “Usted no puede pagar su deuda. Sin embargo, tengo gracia. Aquí están diez mil dólares. Tómelos para que pague su deuda”. Después de esto, tenemos que tomar un tranvía para ir al muelle. El boleto del tranvía cuesta ocho centavos por persona, sin embargo, él solamente tiene siete centavos. Quizá él me diga: “¿Puede usted darme el centavo que me falta?” Yo no sólo tengo muchos más centavos, sino también cheques y dinero en efectivo. Sin embargo, le pido que me regrese el dinero y le digo que él debe pagar primero el centavo. ¿No le extrañaría si yo hiciera esto? Ayer, le di diez mil dólares. Ahora no le dejo ir por un centavo. ¿Qué es esto? Usted tal vez diría que tengo fiebre y que estoy enfermo. ¿Por qué no me preocupo por los diez mil dólares y sin embargo, estoy preocupado por un centavo? Si Dios nos ha dado a Su Hijo unigénito mediante Su gran amor, ¿argumentará con nosotros acerca de la salvación que hemos recibido? Debemos recordar que la diferencia entre un centavo y diez mil dólares es mucho menos que la diferencia entre la vida y el Salvador, entre la vida y el Señor de la vida, y entre la salvación que hemos recibido y el Hijo unigénito de Dios. Puesto que Dios nos ha dado a Su Hijo unigénito, ¿cómo puede pedir que se le devuelva la salvación? El hecho de que el hombre tenga tal pensamiento no solamente es ignorancia y falta de entendimiento acerca de la gracia y el amor de Dios, sino una completa locura. Solamente los que no están claros o que están dementes dirían tal cosa.
Gracias a Dios que El nos ha dado a Su Hijo, El no lo reclamará. Además de Su Hijo, El nos ha dado muchas otras cosas, tales como la vida eterna y la salvación. Dios nos ha dado a Su Hijo y también nos ha dado la vida eterna. Si El no puede reclamar a Su Hijo, entonces tampoco puede reclamar la vida eterna que hemos recibido. Así que, según la gracia de Dios, es imposible perder la salvación y la vida que hemos recibido. Esta es la palabra clara de Dios dada a nosotros.
(
Evangelio de Dios, El, capítulo 15, por Watchman Nee)