Evangelio de Dios, El, por Watchman Nee

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EL ARREPENTIMIENTO ES DADO POR DIOS

Otro versículo nos dice que el arrepentimiento no está solamente relacionado con la fe sino que también está relacionado con la salvación. Hechos 5:31 dice: “A éste Dios ha exaltado a Su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados”. Aquí vemos que el arrepentimiento es dado por Dios de la misma manera que el perdón. En la Biblia pocas veces se hallan juntos el arrepentimiento y el perdón. Hechos 2 dice que el arrepentimiento tiene como fin el perdón de los pecados (v. 38). Hechos 3 dice que el resultado del arrepentimiento es que nuestros pecados son borrados (v. 19). Otros dos lugares mencionan solamente el arrepentimiento sin el perdón. En dos de estas cuatro ocasiones, el arrepentimiento y el perdón van juntos. El arrepentimiento está unido a la salvación. El perdón es algo que Dios inicia. El arrepentimiento también es algo que Dios inicia. El don del perdón es dado por Dios. Un corazón arrepentido también es dado por Dios. Por lo tanto, el arrepentimiento es una parte dentro de la fe y una parte de la salvación. Los dos son algo que Dios inicia. Dios le da al hombre el arrepentimiento de la misma manera en que El le da el perdón. Es la palabra de Dios que viene a nosotros. Es Dios quien nos alumbra y nos dice que nuestro pasado estaba equivocado. Es Dios quien nos da un corazón arrepentido, quien nos ordena que nos arrepintamos. Me maravillo de esto. Esto es la salvación. Debido a que no vemos nuestro pasado, Dios nos alumbra con Su luz. Esta es la manera en que Dios trabaja.

Si la cara de un niño está sucia, su madre no le pide que gane algo de dinero para comprar una toalla y limpiarse. En lugar de eso, la madre busca una toalla y le dice al niño que la use. Cuando Dios quiere que nos arrepintamos El mismo nos da el arrepentimiento de la misma manera que El nos da el perdón. Dios mismo nos da el arrepentimiento para que podamos ver nuestro pasado y para que nos demos cuenta de cuán bajos, débiles y corruptos éramos. Después de esto, El nos dice que nos arrepintamos.

Lucas 24:45-47 es un pasaje muy maravilloso. Dice: “Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día; y que se proclamase en Su nombre el arrepentimiento para el perdón de pecados”. Los que se mencionan aquí predicaron el arrepentimiento para el perdón. Debemos predicar el perdón en Su nombre, y también debemos predicar el arrepentimiento en Su nombre. Hoy día, podemos arrepentirnos en el nombre del Señor debido a que el Señor nos ha dado el arrepentimiento. Esto es como la creación que Dios efectúa de nuestros dos ojos y luego nos pide que veamos. Si no tuviéramos dos ojos, sería difícil ver. Gracias al Señor que El nos dio primero los dos ojos y luego nos pide que veamos. Primero El nos da los pies y luego nos pide que caminemos. Es lo mismo con el arrepentimiento. Primero nos da el arrepentimiento, y luego nos pide que nos arrepintamos. Todo esto es hecho por Dios. Por lo tanto, cuando predicamos el evangelio, podemos decir que así como hemos sido perdonados por medio del Señor Jesús, de la misma manera nos arrepentimos por medio de El. Si un hombre dice que no puede arrepentirse, y que él todavía considera el pecado atractivo, y que no siente que es un pecador, podemos decirle: “Está bien. Estoy predicándole el evangelio en el nombre del Señor Jesús. Dios le dará el arrepentimiento. El arrepentimiento es una parte de la salvación. Así como recibe la vida y es justificado delante de Dios, de la misma manera recibe el arrepentimiento”.

¿Cómo nos arrepentimos? Cuando escuchamos a los predicadores que nos dicen la maldad y lo repugnante que es el pecado y de la redención del Señor Jesús, quisimos arrepentirnos y creer en Jesús. No estábamos sentados en un rincón, diciéndonos a nosotros mismos cuán corruptos éramos o que éramos grandes pecadores. Aun si nos repitiéramos una y otra vez, esto no nos hubiera hecho sentir que éramos pecadores. ¿Sentiría usted que estuvo equivocado meramente por decir eso? Ninguno de entre nosotros se arrepintió de esa manera. Cuando primeramente escuchamos el evangelio, nos opusimos y lo criticamos; no quisimos aceptarlo. Si preferíamos argumentar, pudimos emplear muchos argumentos. El día en que fuimos salvos, el evangelio que se nos predicó tal vez no fue muy prevaleciente. Sin embargo, mientras estábamos allí, o después de que regresamos al trabajo, o mientras caminábamos por la calle o leíamos un libro, fuimos convencidos. Espontáneamente nos arrepentimos, y luego fuimos salvos. Fuimos nosotros mismos los que nos arrepentimos; nadie nos forzó, nos recordó o nos presionó para que nos arrepintiéramos. Fue Dios quien nos dio el arrepentimiento, y nosotros los que dijimos: “Me arrepiento”. Por lo tanto, ésta es la obra de Dios. Debido a esto la Biblia dice que el arrepentimiento es dado por Dios.

En Hechos 11, después de que Pedro predicó el evangelio en la casa de Cornelio, los hermanos judíos lo reprendieron porque fue a la casa de un gentil. Entonces Pedro les relató cómo había predicado el evangelio. El versículo 18 dice: “Entonces, oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida”. Por favor note que Dios ha dado el arrepentimiento para vida a los gentiles. Por lo tanto, vemos que el arrepentimiento es una parte de la gracia de Dios. Es una parte dentro de la salvación de Dios. Es algo hecho por Dios.

Segunda Timoteo 2:25 dice: “Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad”. Muchos se oponen a la verdad y no quieren aceptar la verdad de Dios. Podemos pedirle a Dios que les dé el arrepentimiento para que puedan venir al conocimiento de la verdad. Esto también es algo que Dios ha hecho.

Entonces, ¿qué es el arrepentimiento? Después de leer todas estas Escrituras, podemos llegar a una conclusión. El asunto del arrepentimiento no es tan claro como otras verdades mencionadas en la Biblia. Parece que es algo mal definido. Por un lado, un hombre no es salvo por medio del arrepentimiento sino por medio de la fe. Esa es la verdad que se nos muestra en el Evangelio de Juan, el libro de Romanos y el libro de Gálatas. No podemos cometer ningún error con respecto a esto. Sin embargo, por otro lado, sin el arrepentimiento el hombre no puede creer. Por lo tanto, en nuestra predicación, muchas veces le decimos a la gente que se arrepienta. Esto no significa que el arrepentimiento por si solo nos salvará. Más bien, significa que el arrepentimiento introducirá la fe. Si un hombre no se ha arrepentido, no es capaz de creer. No obstante, el arrepentimiento no son obras. La Biblia dice que el arrepentimiento es dado por Dios. Dios nos dice que nos arrepintamos. No nos sentamos en un rincón para pensar que nos tenemos que arrepentir, que tenemos que odiar nuestros pecados y juzgarnos a nosotros mismos. Tenemos que comprender que nadie puede hacer esto. Me temo que nadie en todo el mundo puede hacer eso. Aun si alguien es capaz de hacerlo, no sirve de nada. El arrepentimiento es un don que viene de Dios. Aun el los Evangelios, cuando el Señor Jesús vino para predicar el evangelio, no solamente predicó el perdón sino también el arrepentimiento. El es Aquel que nos capacita para arrepentirnos. Aquellos que se arrepienten son los creyentes y los salvos. Si aquí se encuentra alguien que no ha sido salvo y que no sabe cómo recibir la gracia de Dios, debemos decir que Dios desea darle gracia. El desea darle arrepentimiento. El lo está guiando a la salvación por medio del arrepentimiento.

Finalmente, existe otro versículo que nos dice que la bondad y la benignidad nos están guiando al arrepentimiento. La última frase de Romanos 2:4 dice que “Su benignidad te guía al arrepentimiento”. Que Dios nos dé un espíritu de arrepentimiento. Que Dios sea propicio con nosotros y nos muestre el significado del arrepentimiento y nos haga saber si somos salvos mediante el arrepentimiento o mediante el Señor Jesús.

(Evangelio de Dios, El, capítulo 11, por Watchman Nee)