LA RESURRECCION
SE DEBE A NUESTRA JUSTIFICACION
Es maravilloso que Romanos 3 nos diga que somos justificados gratuitamente por la sangre del Señor Jesús y que Romanos 4 continua que por causa de que fuimos justificados, el Señor Jesús resucitó (v. 25). Su muerte es la base de nuestra justificación, mientras que Su resurrección es la prueba de nuestra justificación. Debido a que murió, somos justificados; debido a que somos justificados, El resucitó. Somos justificados ante Dios por causa de Su muerte, y El resucitó por causa de nuestra justificación. Con Su resurrección Dios comprueba que Su sangre nos puede justificar. Supongamos que alguien pregunte si Su sangre es efectiva o no. No podemos ver la sangre. La sangre no se puede ver porque fue puesta en los postes y en los dinteles de las puertas (Ex. 12:7). Fue traída al Lugar Santísimo y puesta en el lugar de expiación por el pecado (Lv. 16:14-15). Sólo Dios la veía. Nosotros sólo sabemos acerca de la redención del Señor Jesús. No sabemos cómo la sangre del Señor Jesús satisfizo las demandas de Dios. No importa cuánto sepamos, nunca entenderemos con claridad este asunto. En todo el universo, sólo uno conoce el valor completo de la sangre del Señor, a saber, Dios. Dios conoce el valor de la sangre del Señor Jesús. Nosotros sólo la conocemos en parte. No la conoceremos nunca con nuestra mente, nuestra oración o nuestra sabiduría. No sabemos por qué la sangre del Señor Jesús quita todos nuestros pecados. Sólo podemos decir que El murió por nosotros y por nuestros pecados. Todavía no conocemos el valor de la obra del Señor en la cruz. Pero Dios conoce este valor. ¿Cómo demuestra Dios que la obra de Su Hijo tiene gran valor? ¿Cómo demuestra Dios que el sacrificio propiciatorio de Su Hijo cumplió su función? El lo demuestra al darnos la resurrección como una prueba. La resurrección comprueba que El está satisfecho con la cruz. En la resurrección, Dios dice que ha aprobado la cruz y que ésta ha pasado la prueba. Ahora Dios presenta la resurrección como una evidencia. Somos justificados. Por lo tanto, el Señor Jesús resucitó. Debido a que Dios vio que la obra del Señor ha cumplido todos Sus requisitos justos, todo aquel que viene a Dios ahora está justificado. Puesto que Dios está satisfecho, el Señor Jesús resucitó.
La ilustración que dimos tal vez no sea muy buena. Déjenme darles una ilustración más apropiada. Esta vez no digamos que debo dinero. Más bien, digamos que he pecado. En este caso un hermano no va a hablar por mí, sino que va a llevar mi castigo, si existiera tal ley como la de llevar el castigo de otro. Pequé y debo ser puesto en la cárcel por tres meses o confinado a trabajos forzados por dos o tres meses. Pero resulta que tengo problemas neurológicos, problemas del corazón, una enfermedad del riñón, y otros tipos de enfermedades. Sin embargo, este hermano es muy saludable y está dispuesto a ser mi substituto. ¿Cuándo sabré que mi caso está terminado? Yo soy el que debe ir a la cárcel. Pero él fue en mi lugar. Aunque no haya estado ni un solo día en la cárcel y aunque esté pacíficamente en mi casa y puedo seguir con mi negocio como siempre, mientras él esté en la cárcel, mi corazón no estará tranquilo. Me preocupa que algún día el juez diga que él no puede ser mi substituto y que yo deba ir a la cárcel. No es sino hasta el día en que él es liberado y sale a la calle que sabré que mi caso se ha terminado. Si mi caso aún no estuviera terminado, él no habría sido liberado. El Señor Jesús murió por nosotros. Pero nosotros no sabemos qué es lo que Dios dice con respecto a esto. Yo sé que el Señor vino para redimirnos del pecado. Pero, ¿cómo sé si Dios aprueba esta redención? No sé si la redención del Señor es suficiente o apropiada. No sé si la obra redentora del Señor ha llegado a su culminación. Pero debido a que el Señor salió de la muerte, me doy cuenta de que ya todo ha sido solucionado.
El año pasado cuando estábamos comprando un terreno, varias veces yo llevé el dinero al banco. Una parte del dinero era en billetes. La otra parte era en monedas. Las envolví en un gran paquete y escribí en una ficha bancaria la cantidad de efectivo. Luego entregué el paquete. Pensé que si algunos de los billetes o monedas fueran falsos, tendría que volver a escribir la ficha. Mientras estaba parado en el mostrador, seguí preocupado. ¿Cómo sé si el monto es correcto? ¿Cómo sé si todos los billetes eran verdaderos? ¿Cómo sé si todas las monedas eran verdaderas? Varias veces el cajero tomaba un billete y lo examinaba bajo una luz. Después de contar todo el dinero, él firmó la ficha y la pasó a un superior, quien también la firmó. La ficha fue luego pasada a otro hombre sentado frente a él quien la firmó de nuevo. Finalmente, se me entregó la ficha. En ese momento supe que la transacción estaba completa, y tomé la ficha a la casa. No tuve que preocuparme más si los billetes eran verdaderos, o si las monedas eran verdaderas. Mientras las tres firmas fueran verdaderas, todo estaba bien. Si después de volver a la casa todavía continuara preocupado de si uno de los billetes fuera falso y no pudiera comer o dormir por esto, algo estaría mal en mi mente. La cuestión ya no era si los billetes tuvieran el color correcto, la impresión correcta o el papel correcto. Mientras el banco tome el dinero y ponga su firma en la ficha, el dinero es verdadero, y todos los problemas se acaban. De la misma manera, mientras veamos al Señor resucitado, todo está bien. La resurrección del Señor nos dice que somos justificados. ¿Qué significa que seamos justificados? Significa que Dios ha reconocido la redención de Su Hijo Jesús. Después de esto, El nos justificó y luego Su Hijo resucitó. La resurrección testifica que Su muerte es apropiada. Así que, si usted aún no tiene paz y aún no conoce lo que Dios ve en cuanto a su salvación, si puede ser salvo ante El por medio del Señor Jesús, todo lo que necesita preguntar es si el Señor ha resucitado. Su muerte se encarga de la redención. Su resurrección se encarga de la justificación. Sin justificación, El no podría haber resucitado. Por eso dije muchas veces que la resurrección es el recibo que Dios dio por el sacrificio que el Señor Jesús ofreció. La resurrección es el recibo que Dios nos da. Reconoce el pago como adecuado.
Si usted tiene fe en cierta persona y sabe que tiene buen crédito, no necesitará un recibo de él si usted le presta cien, o mil o diez mil dólares. Usted sabrá que él no lo engañará. Pero si es una persona que no conoce, uno al que nunca conoció y cuyo crédito no conoce, sin duda querrá un recibo. Usted no sabe qué hará con su dinero. Gracias al Señor. El sabe que somos de poca fe. El sabe que tendremos dudas acerca de El y que no creeremos en El inmediatamente. Aunque nos ha dado a Su Hijo y lo hizo sufrir el juicio para cumplir la redención, e incluso ha declarado que cualquiera que reciba a Su Hijo será justificado, El sabía que el hombre aún no creería en El. Por lo tanto, levantó a Su Hijo de los muertos como una prueba de nuestra justificación. Su Hijo es la prueba de nuestra justificación ante El.
Amigos míos, ustedes tienen ahora un recibo en sus bolsillos. Supongan que soy salvo, pero después de unos cuantos años Dios dice: “Ahora tienes que ir al infierno. Tienes que ir a la perdición eterna”. Por supuesto, esto nunca ocurrirá. Y entonces preguntaría: “¿Por qué?” Supongan que El diga: “Porque has pecado. No eres bueno”. Luego yo diría: “¿Acaso el Señor Jesús no cumplió la redención?” Supongan que El diga: “La redención de Jesús no es suficiente. Tienes que ir al infierno”. Entonces yo diría: “¿Por qué la redención del Señor no es suficiente?” Tal vez Dios diga: “Acaso no crees que Yo lo sé todo. Si digo que no es suficiente es porque no es suficiente”. ¿Qué puedo decir entonces? Tengo que admitir que me equivoqué, sin embargo confío en la redención del Señor. Pero Dios dice que aunque la redención del Señor fue cumplida, no es completa. Entonces le diría: “Si la obra de redención del Señor Jesús no fue del todo suficiente, no deberías haberlo levantado. Si lo levantaste, nos estabas diciendo a través de esta resurrección que todo estaba bien. ¿Cómo puedes decir ahora que no es suficiente?” Si yo le dijera esto a Dios, incluso El tendría que reconocer que digo la verdad. ¡Aleluya! El propósito de Su resurrección es mostrarnos que Sus obras son apropiadas.
Si no hay resurrección entre nosotros, entonces ¿cómo sabemos lo que ocurrió en la cruz? ¿Cómo sabemos lo que el Señor negoció con Dios en la cruz? En la cruz escuchamos estas palabras: “Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt. 27:46). Otra palabra que oímos fue: “Consumado es” (Jn. 19:30). Una palabra nos dice que Dios lo desamparó. Otra nos dice que era consumado. Si el Señor Jesús sólo hubiera muerto, entonces todo el mundo sólo podría tener esperanza en El, no seguridad. El hombre podría esperar obtener la vida eterna en El. Podría esperar ser justificado y perdonado en El. Pero nunca podría tener la seguridad de decir que es salvo o que tiene vida eterna, o que sus pecados fueron perdonados, o que Dios lo justificó. La razón por la cual tengo seguridad de que mis pecados están perdonados y que soy salvo por la fe es porque he visto la resurrección del Señor Jesús. Su resurrección nos muestra que la cruz ha satisfecho el corazón de Dios.
(
Evangelio de Dios, El, capítulo 7, por Watchman Nee)