TRES COSAS QUE SE DEBEN ENTENDER
EN LA PALABRA DE DIOS
Ahora usaremos algo de tiempo para considerar algunas porciones de las Escrituras que hablan de la perdición después de la salvación. Antes de esto, tenemos que saber unas cuantas cosas. Primero, la Palabra de Dios no tiene conflicto en lo absoluto con ella misma. Por un lado, Dios no puede decir que Sus ovejas nunca perecerán ni perderán su vida eterna, y por el otro, decirle al hombre que perecerá. El hombre puede decir cosas equivocadas, pero la obra de Dios es una obra de gloria. El nunca puede decir algo por error. Si esto es tan claro en el lado positivo, nunca puede ser contradictorio en el lado negativo. Las cosas en el lado negativo deben estar relacionadas con otros asuntos relacionados a Dios.
Segundo, hemos dedicado tiempo para identificar esos pasajes. En ellos vemos a las personas que han sido salvas genuinamente, así como también a las personas falsas. El Señor Jesús tuvo un discípulo falso, Judas. Cuando Pedro estaba bautizando a las personas, hubo una persona llamada Simón que tal vez no había sido salva. También Pablo conoció muchos hermanos falsos. Pedro dijo que había muchos falsos profetas, y Juan dijo que muchos se habían apartado de ellos probando así que no eran de ellos. Por lo tanto, en la Biblia, existen los que son salvos genuinamente y los que son salvos nominalmente. Algunos definitivamente no son salvos. Por supuesto, no pueden pretender o encubrirse para siempre. Si podemos diferenciar claramente entre estas pocas clases de personas, los problemas serán resueltos. Pero si usted mezcla esas clases diferentes de personas y las junta, es como mezclar la cizaña con el trigo. Dará como resultado mucha confusión.
Tercero, muchos pasajes de la Biblia hablan de la disciplina de los cristianos en esta era y no de perdición eterna. No piense que debido a que somos eternamente salvos, no hay tal cosa como la disciplina. En verdad hay disciplina. Si hoy día, usted cae y llega a estar débil, Dios lo disciplinará. Existe una diferencia entre la disciplina y la perdición eterna. No podemos mezclar la perdición eterna con la disciplina. Muchos versículos, que parecen decir que los cristianos se pueden perder de nuevo, realmente hablan de la disciplina de los cristianos. No solamente está el asunto de la disciplina y el asunto de la falsedad, sino también el asunto del reino y la recompensa. Estas pocas cosas son fundamentalmente diferentes. Muchas veces, aplicamos las palabras para el reino a la era eterna, y las palabras con respecto a la recompensa al tema de la vida eterna. Naturalmente, esto producirá muchos problemas. Debemos darnos cuenta de que existe una diferencia entre el reino y la salvación, y entre la vida eterna y la recompensa. La manera en que Dios tratará con nosotros en el milenio es diferente de la manera en que El tratará con nosotros en la eternidad. Hay una diferencia en la manera en que Dios trata con el hombre en el mundo restaurado y en el mundo nuevo. El milenio está relacionado con la justicia. Está relacionado con nuestras obras y con nuestro andar después de que hemos llegado a ser cristianos. El reino milenial tiene como propósito juzgar nuestro andar. Sin embargo, en la eternidad, en los cielos nuevos y la tierra nueva, todo es gracia gratuita. Y el que tiene sed puede venir y beber gratuitamente (Ap. 22:17). Esta palabra es hablada después de que los nuevos cielos y la nueva tierra han venido.
Así que, en la Biblia, el don gratuito y el reino son dos cosas completamente diferentes. La eternidad y el reino también son dos cosas completamente diferentes. Uno no puede poner las dos cosas juntas. En el reino milenial venidero, Dios recompensará al hombre de una manera particular. Recompensará al hombre con su corona de justicia y de gloria basada sobre sus obras. Sin embargo, tan pronto como el reino se termine y los cielos nuevos y la tierra nueva comiencen, todo llegará a ser un asunto de gracia. Todo aquel que confía en la gracia del Señor Jesús entrará en él. Para nada será un asunto de obras. El andar personal de uno está relacionado con el asunto de la recompensa, mientras que la salvación y la justificación para el pecador están relacionadas con la obra del Señor Jesús. Debemos diferenciar claramente entre estas dos cosas. De otra manera, cuando la Biblia hable de la pérdida en el reino, usted quizá piense acerca de la perdida en la eternidad, y cuando Dios hable de la recompensa, usted quizás piense acerca de la salvación. Es verdad que la salvación del hombre es eterna. No obstante, antes de que esta salvación eterna sea manifestada, Dios primero manifestará el asunto de la recompensa en el reino milenial. Uno no puede mezclar estas dos cosas juntas.
Además de estas cosas, hay otro asunto que el protestantismo ha sepultado en la tumba por mucho tiempo. Aunque algunos puedan sentir que esto es algo nuevo, realmente está registrado en la Biblia desde hace mucho tiempo. En la Biblia hay por lo menos tres cosas que debemos distinguir una de la otra. Solamente hemos mencionado dos de ellas, las cuales son la disciplina que un cristiano recibe en esta era, y la pérdida de la recompensa en el reino. Si caemos, no solamente seremos disciplinados hoy día, sino que también perderemos la recompensa en el reino. Sin embargo, todavía hay otra cosa. En el reino, hay un castigo definitivo. La Biblia es muy clara con respecto a esta verdad. Cuando una persona cree en el Señor y es salva, es verdad que el problema de la salvación es resuelto. También es verdad que los asuntos con respecto al cielo nuevo y la tierra nueva y la salvación eterna son resueltos. Sin embargo, si esta persona continua pecando y no se arrepiente, él no solamente estará bajo el gobierno y la disciplina de Dios hoy en día y perderá la recompensa del reino, sino que también sufrirá algún castigo definitivo en el reino.
Algunos nos han dicho que perder la recompensa es suficiente castigo. Sin embargo, de todos modos los derrotados serán castigados. La Biblia dedica bastante espacio para hablar de esto. La Biblia no solamente nos dice que puede ser que los cristianos no recibirán la recompensa en el reino, también nos dice que si los cristianos pecan y no se arrepienten, recibirán un castigo muy severo en el reino. Debemos distinguir este asunto claramente. El asunto de la salvación eterna no debe mezclarse con el asunto de los cristianos nominales. El asunto de la salvación eterna tampoco debe mezclarse con la disciplina de esta era. El asunto de la salvación eterna no debe mezclarse con el asunto de la pérdida de la recompensa en el reino, y éste también no debe mezclarse con el asunto del castigo en el reino. Uno no puede poner juntas estas cuatro distinciones y hacer de ellas una mezcla. Si uno hace eso, la obra de Dios llegará a ser una mezcla de todo que no parecerá nada. Si Dios ha hecho las distinciones, y usted las ignora, terminará con muchos problemas sin solución.
Hoy día, primero quitaremos esas cuatro cosas. Haremos a un lado todas las palabras en la Biblia que hablan de cristianos nominales, de la disciplina de los creyentes, de la pérdida de la recompensa, y del castigo en el reino para los creyentes. En los siguientes mensajes, los abarcaremos uno por uno. Lo que hablaremos en este mensaje está en versículos que no tienen nada que ver con estas cuatro clases de casos. Hablaremos con respecto a versículos que aparentemente hablan de la perdición después de la salvación.
(
Evangelio de Dios, El, capítulo 17, por Watchman Nee)