NOSOTROS SOMOS LOS MIEMBROS DE CRISTO
Veamos ahora el cuarto punto. Cuando fuimos salvos, Dios no solamente nos regeneró y nos dio vida eterna, sino que nos hizo un espíritu con el Señor. En 1 Corintios se nos dice que no solamente hemos llegado a ser un espíritu con Cristo, sino que hemos llegado a ser miembros de Su Cuerpo (12:27). En 1 Corintios 6:15 también dice lo mismo, esto es, que nuestros cuerpos son los miembros de Cristo. Por consiguiente, cuando un incrédulo es salvo, no solamente recibe de Dios la regeneración y la vida eterna, sino que también es unido al Cuerpo de Cristo para ser un miembro del Cuerpo de Cristo. La Biblia dice que somos el Cuerpo de Cristo.
Si Dios nos salva uno por uno en Cristo, y si Cristo murió por nosotros, lavó nuestros pecados, nos dio vida eterna e hizo que tuviéramos una relación de vida con El, para llegar a ser sus miembros, ¿cuál es nuestro fin? La salvación incluye ser un miembro del Cuerpo de Cristo. Si fuésemos a perecer ¿cuál sería el fin? El fin sería que el Cuerpo de Cristo sería mutilado. A este Cuerpo o le faltaría un oído o parte de la nariz. Le faltaría un dedo de las manos o del pie. El Cuerpo de Cristo es una verdad bien definida en la Biblia, es algo concreto. Si hemos llegado a ser un Cuerpo con Cristo después de haber sido salvos, la pérdida de una sola persona significaría que se habría perdido una parte del Cuerpo de Cristo, y el Cuerpo de Cristo estaría mutilado.
Una vez una mujer negra que era esclava estaba trabajando en la casa de una familia blanca. La señora de la casa era una cristiana nominal, y la mujer negra era una creyente genuina. Durante todo el día la esclava cantaba alegremente. La señora se molestó tanto por el regocijo de la esclava que no pudo contenerse de preguntarle la razón por la cual estaba tan feliz. La mujer le dijo: “¿No sabe usted que Dios ha enviado a Su Hijo, Jesucristo, para lavarnos de nuestros pecados? ¿No sabe usted que estaremos con Dios en el futuro? ¿Por qué, entonces, no debo estar gozosa?” La señora le preguntó: “¿Cómo sabes que estarás con Dios en el futuro? ¿Qué sucede si te pierdes? La esclava le dijo: ”El Señor Jesús nos dijo que el Padre mayor que todos es. Estoy en manos de mi Padre. Estas manos me sostienen y me guardan. ¿Cómo puedo perderme?" La señora pensó por un momento y luego dijo: “¡Eres una insensata! Si Dios es mayor que todo, cuán largas serían Sus manos. Si las cosas pueden resbalarse por tus dedos, entonces también las cosas pueden resbalarse a través de los Suyos. Puesto que Sus manos son tan grandes, el espacio entre Sus dedos también debe ser muy amplio. Si tú te resbalas a través de Sus dedos, El ni siquiera lo notaría. Tú insistes que Sus manos te protegerán. Sin embargo, Dios es tan grande, y tú eres tan pequeña. No existe comparación entre tú y Dios. Si tú te caes de Su mano, El no lo notará”. La mujer contestó: “Señora usted no me entiende. No solamente estoy en Su mano, sino que soy un dedo pequeño de Su mano. Si sólo estuviera en Su mano, El quizá no notaría cuando me cayera. Pero si soy un dedo pequeño de la mano de Dios, ¿cómo podría caerme? Si un hombre ha creído y ha llegado a ser un cristiano, él es un miembro del Cuerpo de Cristo y un dedo pequeño de la mano de Dios. Si yo soy un miembro del Cuerpo de Cristo, Dios nunca permitiría que yo, un miembro Suyo, me caiga. Hoy en día, doy gracias al Señor porque nunca me caeré.
En 1 Corintios 12 dice que si un miembro del Cuerpo padece, todos los miembros se duelen con él (v. 26). No puede dolernos un dedo sin afectar a los otros miembros. Si cada creyente es un miembro del Cuerpo de Cristo, entonces si un día alguno de nosotros sufriera en el infierno, todos los demás en el cielo sentirían el daño. Si una persona perece, entonces todo cristiano tendrá que perecer también. Esta es la unidad del Cuerpo de Cristo.
No sólo 1 Corintios nos dice que somos miembros del Cuerpo de Cristo, sino que también lo dicen otros libros del Nuevo Testamento. El libro de Efesios habla acerca del proceso por el cual pasa el Cuerpo de Cristo. También nos dice que somos miembros de Cristo, pero en una manera diferente. En 1 Corintios se habla acerca de la relación y la esfera de los miembros. Efesios habla acerca del futuro de los miembros. Efesios 5:29-30 dice claramente: “Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida con ternura, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de Su Cuerpo”. Somos los miembros del Cuerpo de Cristo. Leamos los versículos anteriores. Los versículos del 25 al 27 dicen: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, purificándola por lavamiento del agua en la palabra, a fin de presentársela a Sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin defecto”. Si leemos toda esta sección desde el versículo 25 hasta el 30, descubriremos que la iglesia es el Cuerpo de Cristo. Cristo está lavando la iglesia mediante el agua que está en la palabra. El la lavará continuamente hasta que llegue a ser santa. El fin es presentársela a Sí mismo una iglesia gloriosa. Si algunos de la iglesia se pierden, tendremos un Cuerpo mutilado y no se presentará una iglesia gloriosa. Las personas no permanecerán, mucho menos la iglesia gloriosa. Esta iglesia no tiene mancha ni arruga ni cosa semejante. ¿Qué significa esto? Efesios 5 explica: “Sino que fuese santa y sin defecto”. No tener mancha es no tener marcas. Si existe la posibilidad de que los miembros de Cristo perezcan, entonces no solamente habrá manchas, sino también partes mutiladas. Sin embargo, la Biblia dice que este Cuerpo no solamente no tiene miembros mutilados, sino que tampoco tiene ninguna mancha.
Por lo tanto, no podemos perder nuestra salvación. Puesto que Cristo tendrá una iglesia gloriosa sin mancha ni arruga, que le será presentada santa y sin mancha, ninguno de nosotros puede perecer.
(
Evangelio de Dios, El, capítulo 15, por Watchman Nee)