LOS TRES ASPECTOS DEL PECADO
La Biblia nos muestra que el pecado tiene tres aspectos. En otras palabras, el pecado está en tres lugares. Primero, el pecado está ante Dios. Segundo, el pecado está en la conciencia. Tercero, el pecado está en la carne. La Biblia siempre nos muestra al pecado según estas tres líneas. Es como un río alimentado por tres afluentes. Si queremos conocer al pecado en una manera completa, debemos entender claramente estas tres líneas. Debemos conocer que nuestro pecado está ante Dios, en la conciencia y en la carne. Si no tenemos un entendimiento claro acerca de estas tres líneas y no podemos distinguirlas, no entenderemos el problema del pecado. Si confundimos las tres líneas, no conoceremos la perspectiva de Dios en cuanto al pecado y no comprenderemos la obra completa de Dios al tratar con el pecado. Sólo cuando entendamos la necesidad reconoceremos el tratamiento. Si no conocemos la necesidad, asumiremos que el tratamiento es innecesario. Entonces, debemos conocer el pecado primero, y luego conoceremos la obra completa de la salvación de Dios.
Dios es un Dios justo. En la administración del universo El es la máxima autoridad. El es el Soberano del universo. El tiene leyes y ordenanzas definidas acerca de los pecados. El recompensa al hombre según lo que el hombre haya hecho y conforme a cómo el hombre se haya comportado. Dios trata con el mundo en Su posición de Soberano. En el tiempo de Adán, aunque no existía tal término, estaba la ley adámica. Análogamente, después de Noé, aunque no existía tal término, estaba la ley noámica. En el tiempo de Moisés, se empezó a usar el término ley. No fue sino hasta entonces que la ley fue puesta específicamente delante del hombre. Sea que hablemos de la ley explícita en el tiempo de Moisés o acerca de la ley implícita antes del tiempo de Moisés, el veredicto de Dios es que aquellos que pecan deben morir. El demanda que aquellos que transgreden contra la ley sean condenados con la muerte eterna. Mientras el hombre está vivo, aunque su carne viva, su espíritu está muriendo. Al final, su carne también morirá. En la eternidad, su espíritu, alma y cuerpo morirán. Si el hombre no peca, Dios no ejecutará el castigo. Pero si el hombre peca, ciertamente Dios ejecutará el castigo. Dios ha promulgado ordenanzas y leyes acerca de los pecados del hombre.
Cuando los pecados ocurren en la vida, primero está el registro de los pecados ante Dios. Déjenme dar un ejemplo. Recientemente se le prohibió a la gente estacionar sus automóviles donde les plazca. Dos meses atrás usted podía estacionar su automóvil en cualquier parte. Usted incluso podía estacionar su automóvil en la mano contraria a la calle, y era libre de estacionarlo en cualquier dirección. Pero hace dos meses el Departamento de Obras Viales eliminó tal práctica. Ahora, al manejar, uno ve todos los automóviles estacionados en la misma dirección. Hay una nueva ley que dice que todos los automóviles deben estacionar en la misma dirección del tráfico. Si usted no hace esto, está violando la ley. Si un hermano viene a la reunión en auto y lo estaciona en la dirección equivocada, es posible que un policía lo vea y multe esa violación. La violación no es registrada en la calle, donde él estacionó, sino en la comisaría, sin que el hermano se percate de lo sucedido. La violación pudo haber ocurrido en la calle Ha-tung, pero la violación es registrada en el distrito de Tsin-an-tsu donde está la comisaría.
Los incidentes del pecado ocurren en el hombre. Pero tan pronto como el hombre peca, eso es registrado ante Dios. Dios es el Gobernador soberano del mundo. El está en control de todo. Si en el transcurso de nuestra vida hemos transgredido la ley, hay un registro de nuestro pecado ante Dios. Por eso el Antiguo Testamento habla frecuentemente de pecar contra Jehová. La razón por la cual un acto de pecado es malo y terrible se debe a que una vez que un pecado es cometido, hay un registro del pecado ante Dios. Puesto que Dios dice que aquel que peca debe morir, El debe ejecutar Su juicio sobre los pecados. No hay manera de que escapemos, pues el pecado ya ha sido registrado.
En segundo lugar, existe el conocimiento del pecado en nuestra conciencia. Aunque hay un registro del pecado ante Dios, hasta que usted lo sepa, aún puede sonreír y gozarse en su silla, y tal vez pueda actuar como si nada hubiera sucediera. Pero una vez que usted tiene el conocimiento del pecado, el pecado que está ante Dios ha venido a su conciencia. Originalmente, este pecado sólo estaba ante Dios; ahora está identificado en su conciencia. ¿Qué es la conciencia? Es una “ventana”. La luz de Dios ilumina su interior a través de la ventana de su conciencia. Siempre que la luz de Dios ilumina su interior, usted se siente incómodo y sabe que ha hecho algo mal.
Tal vez haya alguien aquí que estacionó su automóvil en la dirección equivocada. Tal vez él no estuvo consciente de su error y haya estado despreocupado. Pero ahora que yo lo mencioné, él no se siente bien interiormente. Mis palabras han movido el registro de su pecado desde la comisaría a su interior. Por lo tanto, la conciencia es afectada por el conocimiento. Sin el conocimiento, usted es ignorante de sus pecados; y puesto que su conciencia no lo molesta, usted se siente en paz. Pero tan pronto como tenga el conocimiento y comienza a darse cuenta de la perspectiva de Dios y la perspectiva de la ley acerca de usted, su conciencia no lo dejará tranquilo.
¿Será verdad que todos tienen conciencia? Seguro que todos tienen conciencia. Pero algunas conciencias están cerradas, y por tanto la luz no puede entrar. Algunas conciencias son como la ventana de la cocina que tiene un gruesa capa de mugre. A través de esa ventana usted sólo puede ver la sombra de un hombre moviéndose, pero usted no distingue al hombre claramente. Si la conciencia de una persona no puede recibir la luz de Dios, él estará despreocupado y contento. Pero en el momento en que oye el evangelio y ve sus propios pecados, su posición ante Dios, y el registro de sus pecados ante Dios, causan un problema en su conciencia. Estará inquieta. No estará en paz, por el contrario, lo condenará. El preguntará qué debe hacer para poder estar ante el justo Dios, y cómo puede ser justificado ante tal justo Dios.
Lo sorprendente de la conciencia es que en el peor de los casos se vaya a dormir, pero nunca muere. Nunca piense que la conciencia se ha muerto. Nunca morirá, pero puede dormirse. Sin embargo, cuando la conciencia de muchos se despierta, ellos descubren que ya es demasiado tarde, que no tienen oportunidad de creer o ser salvos. No piensen que nuestra conciencia nos dejará tranquilos. Algún día nos agarrará. Un día hablará. Yo he visto a muchos que pensaban así, que hacían muchas maldades pensando que se saldrían con la suya. Pero cuando sus conciencias finalmente despertaron, fueron atrapados.
¿Qué es lo que hace la gente cuando su conciencia despierta y se da cuenta de que ha pecado? Tan pronto como su conciencia lo alcanza, ellos tratan de hacer el bien por medio de buenas obras. ¿Por qué trata el hombre de hacer buenas obras? Con el propósito de sobornar la conciencia. La conciencia muestra al hombre que ha pecado. Así que ahora él hace más obras caritativas y hace más buenas acciones para decirle a su conciencia que aunque él cometió muchos errores, él también ha hecho todas estas cosas buenas. ¿Qué significa hacer buenas obras? Hacer buenas obras significa sobornar la conciencia cuando empieza a acusar, a fin de calmar su condenación. Esta es la salvación inventada por el hombre.
Pero por favor recuerden que esto básicamente es la manera equivocada. ¿Dónde está el error básico? El error está en nuestra suposición de que el pecado sólo existe en nuestra conciencia. Nos olvidamos de que el pecado también existe delante de Dios. Si el pecado estuviera sólo en nuestra conciencia, entonces necesitaríamos hacer más de diez buenas obras para compensar un solo error. Pero el problema ahora no está en nuestra conciencia. El problema ahora es lo que está ante Dios. Aunque haya estacionado cientos de veces legalmente y sólo una vez ilegalmente, no puedo ser absuelto de tal violación. El pecado es algo que está ante Dios. No es algo meramente en nuestra conciencia. No solamente tenemos que tratar con el pecado en nuestra conciencia; también tenemos que tratar con nuestro pecado ante Dios. El pecado en nuestra conciencia puede ser tratado sólo cuando hemos tratado con el registro del pecado ante Dios. No podemos tratar primero con el problema en la conciencia, porque la conciencia puede apaciguarse con autoengaño. Pero recuerden que la conciencia nunca muere.
Tal vez usted no ha visto la acción de la conciencia todavía. A menudo he visto personas que tienen problemas con su conciencia. Cuando la luz de Dios viene, su conciencia se pone inquieta. Una persona en tal condición se metería en un agujero en el suelo, si hubiera uno. El haría cualquier cosa para apaciguar su conciencia. Incluso negaría su vida a fin de redimirse del pecado. ¿Por qué Judas se ahorcó? Porque su conciencia no lo dejaba en paz. El había traicionado a Jesús, y su conciencia no lo dejaba tranquilo.
¿Por qué no es necesario que Dios mande muchos ángeles para lanzar a los hombres en el lago de fuego como si fuesen piedras? ¿Por qué Dios no necesita que los ángeles guarden el lago de fuego? ¿Dios no teme acaso una revolución en el infierno? Estoy seguro que para un hombre que ha pecado el infierno será una bendición en vez de una maldición. Cuando la conciencia se levanta para condenar al hombre, demanda que éste sea castigado. El castigo no sólo es una demanda de Dios, también es una demanda del hombre. Antes de que usted vea lo que el pecado es, tiene miedo del castigo. Pero después de ver lo que el pecado es, tomará el castigo como una bendición. ¿Ha visto alguna vez a criminales o asesinos cuando están por ser ejecutados? Antes de que el hombre ve su pecado, tal vez se regocije en el crimen. Pero después de que ve su pecado, él se alegrará de su propia ejecución. Esto quiere decir que el infierno no es sólo un lugar de castigo. Es también un lugar de escape. El pecado en la conciencia causa dolor en el presente y clama por castigo en la próxima era. Entonces, para que Dios nos salve, El debe tratar con nuestros pecados ante El, y también debe tratar con los pecados en nuestra conciencia.
Hay un tercer aspecto del pecado. El pecado no sólo está delante de Dios y en la conciencia del hombre; también está en la carne del hombre. Esto es lo que Romanos 7 y 8 nos dicen. ¿Cuál es el pecado de la carne? Ya hemos visto que, por un lado, existe el registro de los pecados ante Dios y por otro, hay una condenación de pecados en la conciencia del hombre. Ahora vemos el tercer aspecto: el poder del pecado y las actividades del pecado en la carne del hombre. El pecado tiene su posición. El pecado preside. El pecado está en la carne del hombre como el director. Por favor recuerde que el pecado es el director que preside en la carne.
¿Qué quiero decir con esto? Los pecados ante Dios y en la conciencia del hombre son objetivos. Para mí el registro de los pecados ante Dios y la condenación de los pecados en mi conciencia están relacionadas a mi sentimiento con respecto al pecado. Pero el pecado en la carne es subjetiva. Esto significa que el pecado que mora en mí tiene el poder para forzarme a pecar; tiene el poder para incitarme a pecar. Esto es lo que la Biblia llama el pecado en la carne.
Por ejemplo, puede haber un hermano que gana cien dólares al mes, pero gasta ciento cincuenta dólares al mes. A él le gusta pedir dinero prestado. Es parte de su disposición. Si él no pide prestado, sus manos le picarán; incluso su cabeza y su cuerpo le picarán. Después de usar todo su salario, él tiene que pedir prestado algo y gastarlo para sentirse cómodo. En él podemos ver los tres aspectos. Primero, él tiene muchos acreedores, que tienen el registro de sus deudas. Segundo, a menos que no tenga conocimiento de la consecuencia de pedir prestado, en cuyo caso puede seguir en paz pidiendo prestado, él se da cuenta de que está en peligro y así siente la carga no sólo por el registro de la deuda ante sus acreedores, sino también con la exposición de su conciencia. Además, está el pecado en su carne. El sabe que está mal pedir prestado, sin embargo no descansa hasta pedir prestado. Hay algo que lo impulsa, diciéndole que no ha pedido prestado por meses y que debe hacerlo una vez más. ¿Qué es esto? Esto es el pecado en su carne. Por un lado, el pecado es un hecho, que resulta en un registro de pecado ante Dios y en su conciencia. Por el otro, el pecado es un poder en su carne que lo incita y lo obliga, aun lo arrastra y lo tira, a pecar.
Si usted nunca ha resistido al pecado, nunca ha sentido su poder. Pero si trata de resistirlo, sentirá su poder. Cuando el agua está fluyendo, usted no siente su poder si fluye con él. Pero si usted trata de ir contra la corriente, sentirá su poder. La mayoría de los ríos en China fluyen de oeste a este; así que si usted trata de viajar desde el este al oeste, sentirá el poderío de los ríos de China. Aquellos que mejor conocen el poder del pecado son los más santos, pues son los que tratan de oponerse y enfrentarse contra el pecado. Si usted está ligado al pecado y va con el pecado, seguramente no conocerá su poder. El pecado en su carne está todo el tiempo levantándose y obligándolo a pecar, pero sólo cuando usted se despierte para tratar con el pecado se dará cuenta de que usted es un pecador perdido. Sólo así usted sabrá que es impotente y que no puede solucionar el problema del pecado en su carne, sin mencionar la presencia de los pecados en su conciencia y el registro de los pecados ante Dios.
Por lo tanto, debemos ver que cuando Dios nos salva, El trata con los tres aspectos. El pecado interior es tratado por la cruz y la crucifixión del viejo hombre. Ya hemos mencionado esto muchas veces, así que no lo vamos a repetir ahora. Esta vez nuestro estudio bíblico abarca la manera en que Dios trata con nuestros pecados ante El y la condenación de los pecados en nuestra conciencia. Al principio mencioné el problema del pecado y de los pecados. Los pecados se refieren a los hechos pecaminosos ante Dios y en nuestra conciencia. Cada vez que la Biblia habla de los pecados, se refiere a los hechos pecaminosos ante Dios y en nuestra conciencia. Pero cada vez que la Biblia menciona al pecado en la carne, usa la palabra pecado, no pecados. Si usted recuerda esto, no tendrá problemas más tarde.
Agradecemos a Dios porque su salvación es completa. El ha tratado con nuestros pecados ante El. El también ha juzgado nuestros pecados en la persona del Señor Jesús. Además, el Espíritu Santo ha aplicado la obra de Cristo a nosotros, para que podamos recibir al Señor Jesús y tengamos paz en nuestra conciencia. Una vez que la conciencia es limpiada, no hay más conciencia de pecado. Muchas veces he escuchado a cristianos decir que la sangre del Señor Jesús quita sus pecados. Cuando les pregunto si se sienten llenos de paz y contentos, ellos dicen que a veces sienten la presencia de sus pecados. Esto es inconcebible. Yo estoy contento, pues cuando la conciencia está limpia, no hay más conciencia de pecados. Nuestra conciencia está enterada de los pecados porque hay un registro de pecados ante Dios. Pero si los pecados ya no existen delante de Dios, ¿cómo es que aún somos conscientes de ellos? Puesto que el problema de los pecados ante Dios ha sido resuelto, el de los pecados en nuestra conciencia también debe ser resuelto. Así que, ya no debemos de tener la conciencia de pecados.
(
Evangelio de Dios, El, capítulo 1, por Watchman Nee)