Estudio-vida de Ezequiel, por Witness Lee

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EL CIELO DESPEJADO Y EL TRONO SON LOS QUE VINDICAN

Que los hermanos y hermanas presten oído a sus palabras dependerá de dónde está usted y de lo que usted sea. ¿Está usted bajo un cielo despejado? Si usted está bajo un cielo despejado, no es necesario que argumente ni tampoco que reclame nada para sí o que incluso diga algo. El cielo despejado y el trono sobre dicho cielo son los que vindican.

Todas las iglesias locales deben recibir esta revelación del trono que está sobre el cielo despejado. En la vida de iglesia no tenemos una organización o una especie de jerarquía. No tenemos un grupo de directores para la misión ni alguna otra clase de mesa directiva; no tenemos una sede central ni organización alguna. Únicamente tenemos un cielo despejado con un trono sobre dicho cielo.

Puedo testificar que sólo tengo temor de una cosa: perder la presencia de mi Señor. Muchas veces estando solo en mi habitación he declarado ante el universo entero y ante mí mismo que de lo único que tengo temor es perder la presencia del Señor. Siempre y cuando tenga la presencia del Señor, no tengo miedo de nada. Lo único que me importa es Su presencia, y no otra cosa. En otras palabras, lo único que me importa es el cielo despejado con el trono sobre él. Tengo plena certeza de que mientras digo estas palabras, el trono está conmigo. ¡Alabado sea el Señor que esto nos basta! Todos debemos aprender esto.

Somos tan pequeños y no somos dignos; no obstante, el Señor nos ha visitado. Tengo que confesar que, en el pasado, a veces le dije al Señor que a mí no me gustaba realizar esta labor, y le he preguntado por qué me asió para ello. En tales ocasiones, el Señor me hizo una seria advertencia respecto a hablar de este modo. Entonces le he dicho: “Señor, perdóname. Haz lo que quieras. Estoy dispuesto a perderlo todo, pero no quiero perder el cielo despejado ni el trono”. Bajo la cobertura del Señor puedo testificar que digo esto muy en serio.

En su iglesia local sólo deben preocuparse por esto: tener un cielo claro con el trono sobre él. Siempre y cuando tengamos el cielo despejado y el trono, no significarán nada la oposición y las críticas que enfrentemos. Lo único que nos debe importar es tener este cielo despejado con el trono sobre él.

(Estudio-vida de Ezequiel, capítulo 11, por Witness Lee)