EL VIENTO TEMPESTUOSO
Procedente del norte
La primera parte de Ezequiel 1:4 dice: “Miré, y he aquí que un viento tempestuoso venía del norte”. Tanto la versión New Translation de John Nelson Darby como la versión American Standard tradujeron esta palabra hebrea así, es decir, “viento tempestuoso”, y me parece que ésta es la traducción preferible. Por tanto, este versículo dice que un viento tempestuoso vino del norte.
¿Por qué el viento tempestuoso vino del norte y no del sur, del este o del oeste? La respuesta a esta pregunta es hallada en Salmos 75:6-7a: “Porque ni del oriente ni del occidente, / ni del sur viene la exaltación; / pues Dios es el Juez”. Aquí, en lugar de decir norte se mencionó a Dios; esto indica que Dios está en el norte. En términos geográficos, por lo general se considera al norte como la parte superior y, por tanto, ir al norte es subir. Dios, quien está al norte, siempre está arriba. En términos espirituales, esto significa que cuando vamos al norte, vamos a Dios. El hecho de que el viento tempestuoso viniera del norte significa que procedía de Dios. La morada, la habitación, de Dios es la fuente de todas las cosas espirituales. El viento tempestuoso vino del norte, de la habitación de Dios. Por tanto, Dios mismo fue la fuente del viento tempestuoso.
Representa al Espíritu de Dios
La palabra hebrea para viento es rúaj. Rúaj puede traducirse como “viento” o “aliento” o “espíritu”. En la versión King James de Ezequiel 37, esta palabra hebrea fue traducida en todas estas tres maneras: “viento” en el versículo 9; “aliento” en los versículos 5, 6, 8, 9 y 10; y “Espíritu” en los versículos 1 y 14. Es difícil para los traductores determinar si en cierto versículo la palabra rúaj significa viento, aliento o espíritu. La decisión debe tomarse de acuerdo al contexto.
En 1:4 rúaj denota un viento, un viento tempestuoso, el cual representa nada menos que el poderoso Espíritu. El día de Pentecostés vino un viento recio y potente que llenó la casa donde estaban los ciento veinte. Entonces todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo (Hch. 2:2, 4a). Sin duda alguna, ese viento recio y potente era el poderoso Espíritu.
En Juan 3:8 el Señor Jesús dijo: “El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. Algunas versiones señalan en sus notas de pie de página que la palabra viento en este versículo es la traducción de la palabra griega que se usa para espíritu, esto es, pnéuma. La palabra hebrea rúaj y la palabra griega pnéuma tienen exactamente el mismo significado. Al igual que rúaj, la palabra pnéuma puede traducirse como “viento”, “aliento” o “espíritu”. Por tanto, en este versículo las palabras griegas traducidas “el viento sopla” también podrían traducirse “el Espíritu sopla”. En Ezequiel 1:4 el fuerte viento tempestuoso es una figura, un cuadro, del poderoso Espíritu de Dios.
En la Biblia, el viento tiene tanto un significado negativo como uno positivo. En cuanto a su significado negativo, el viento es símbolo, o señal, del juicio de Dios sobre el hombre. Éste es el significado que tiene el viento en Daniel 7:2 y en Apocalipsis 7:1. En cuanto a su significado positivo, el viento es símbolo, o señal, del Espíritu Santo que sopla sobre el hombre o del Espíritu Santo que desciende sobre el hombre para cuidar de él. Por supuesto, éste es el significado del viento recio y potente en Hechos 2. En el libro de Ezequiel, el viento tiene dos significados: el significado con sentido negativo es que representa el juicio de Dios aplicado al hacer surgir circunstancias mediante las cuales Él juzga a quienes se rebelan contra Él; y el significado con sentido positivo es que representa el Espíritu que viene al hombre para hacer que éste posea la vida de Dios. El viento tempestuoso en Ezequiel 1 tiene este significado positivo.
Nuestras experiencias espirituales
siempre comienzan con una tempestad espiritual
Nuestras experiencias espirituales siempre comienzan con una tempestad espiritual. De acuerdo con la historia de la iglesia, a lo largo de las generaciones el Espíritu de Dios ha soplado como un viento poderoso a fin de mover a las personas a arrepentirse de sus pecados, creer en el Señor Jesús para ser regenerados, dejar el mundo para seguir al Señor y estar desesperados en su corazón y arder en su espíritu con relación a servir al Señor. ¿No han tenido esta clase de experiencia? ¿No han percibido que el viento de Dios sopla sobre ustedes? ¿No han sido tocados por el Espíritu de Dios? Por lo menos una vez en sus vidas, ¿no han tenido el sentir de que cierto poder —el viento tempestuoso procedente de Dios— se movía sobre ustedes haciendo que aborrecieran el pecado, tuvieran una actitud distinta respecto al mundo o cambiasen la visión que tenían de sus vidas? Si jamás han tenido tales experiencias, deben poner su mirada en el Señor y orar pidiendo que Su viento sople desde el norte sobre ustedes.
Cierto joven con un futuro muy prometedor y miembro influyente de un partido político experimentó también este viento procedente del norte con ocasión de su conversión. Cierto día él acudió a un templo de ídolos y vio una Biblia sobre la mesa que se usaba para las ofrendas. Tomó la Biblia y leyó unos cuantos versículos; de improviso, el Espíritu Santo sopló sobre él, y él fue redargüido de sus pecados. A medida que el viento del Espíritu continuó soplando sobre él, este joven comenzó a arrepentirse de sus pecados y a hacer una confesión exhaustiva de los mismos, llorando amargamente mientras se postraba, e incluso llegó a rodar por el piso. Él fue salvo mediante el soplido de un viento poderoso procedente del norte.
Las visitaciones de Dios siempre comienzan con el soplido del viento de Dios sobre nuestro ser. ¿No experimentaron acaso una tempestad, el soplido del Espíritu de Dios, cuando fueron salvos? Tal vez en aquel entonces usted era un joven estudiante al que sólo le interesaba ir a la escuela, estudiar y jugar. Pero un día le sobrevino una tempestad. Un viento tempestuoso sopló sobre usted y lo puso de cabeza. Esto hizo que usted considerase el significado de la vida humana y comenzó a preguntarse de dónde vino y a dónde iba. Esto fue resultado de que el viento tempestuoso soplase sobre usted. Creo que toda persona que ha sido salva ha experimentado tal tempestad con ocasión de su conversión.
No puedo olvidar la tempestad que experimenté el día que fui salvo. Yo era, entonces, un joven de veinte años de edad, lleno de ambición y dedicado a estudiar mucho en procura del conocimiento del mundo a fin de labrarme un buen futuro. Pero un día, supe de una reunión del evangelio y decidí asistir. En esa reunión, mientras escuchaba aquel poderoso mensaje del evangelio, un viento tempestuoso sopló sobre mí y me puso de cabeza.
Una tempestad viene a nosotros de parte del Señor no solamente con ocasión de nuestra conversión, sino también después que hemos sido salvos. No importa si somos jóvenes o ancianos, todos experimentamos el viento tempestuoso. Por ejemplo, algunos entre nosotros en la vida de iglesia antes fueron misioneros u obreros cristianos. Un día una tempestad vino a ellos procedente del norte y los puso de cabeza. Esto hizo que ellos buscaran al Señor con desesperación y, finalmente, entraran en la vida de iglesia.
En realidad, un viento tempestuoso sopla sobre nosotros cada vez que experimentamos un giro en nuestra vida espiritual. Este viento tempestuoso es Dios mismo que sopla sobre nosotros a fin de traer una tempestad espiritual a nuestra vida, a nuestro trabajo y a nuestra iglesia. Que tempestades vengan sobre nosotros de parte de Dios verdaderamente constituye una gracia. A medida que seguimos al Señor, experimentaremos una tempestad tras otra. No puedo decirles cuántas tempestades han venido a mí, pero puedo testificar que cada una de ellas es digna de ser recordada. Todas las tempestades se han convertido en gratos recuerdos. Creo que en la eternidad recordaremos las tempestades que hemos experimentado.
Siempre que Dios nos visita y nos reaviva, Su Espíritu sopla sobre nosotros como un viento poderoso. Debemos experimentar al Espíritu de este modo: cuanto mayor sea la frecuencia, mejor, y cuanto más intensamente, mejor. En estos días tengo el profundo anhelo de que el Espíritu de Dios sople fuertemente sobre nosotros como un viento poderoso.
(
Estudio-vida de Ezequiel, capítulo 3, por Witness Lee)