LAS ALAS DE ÁGUILA
Consideremos ahora las alas de águila.
Representan la fuerza de Dios
aplicada a nosotros
De acuerdo con la Palabra pura, es fácil ver el significado espiritual de las alas de águila, de las manos de hombre y de los pies de becerro. En la Biblia, las alas de águila representan la fuerza de Dios aplicada a nosotros. En Éxodo 19:4, Dios le dijo a Su pueblo: “Vosotros habéis visto lo que hice a los egipcios, y cómo os llevé en alas de águilas y os traje a Mí”. Este versículo habla sobre la fuerza de Dios aplicada a Su pueblo. Isaías 40:31 dice: “Los que esperan en Jehová renovarán sus fuerzas; / se remontarán con alas como las águilas; / correrán y no desfallecerán; / caminarán y no se cansarán”. Este versículo también nos muestra que la fuerza de Dios aplicada a nosotros es como las alas de un águila.
En el Nuevo Testamento, las alas de águila representan la gracia, el poder y la fuerza de Dios en Cristo aplicados a nosotros. En 2 Corintios 4:7 se nos dice: “Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. Éstas son las alas de águila. En 2 Corintios 1:12 Pablo dice: “Nuestra gloria es ésta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros”. Nuevamente, éstas son las alas de águila. Además, en 2 Corintios 12:9a vemos que el Señor Jesús le dijo a Pablo: “Bástate Mi gracia; porque Mi poder se perfecciona en la debilidad”. Debido a esto, en 12:9b Pablo pudo decir: “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo extienda tabernáculo sobre mí”. En nuestra experiencia del Señor, el poder de Cristo puede cubrirnos, incluso como alas de águila que brindan sombra a quienes cubren. Con base en estos versículos podemos ver que las alas de águila representan la fuerza y la gracia del Señor Jesús aplicadas a nosotros.
En 1 Corintios 15:10 Pablo dijo: “Por la gracia de Dios soy lo que soy; y Su gracia para conmigo no ha sido en vano, antes he trabajado mucho más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. Éstas son las alas de águila. Todo cuanto hagamos y seamos no debemos hacerlo ni serlo conforme a nuestra propia sabiduría, fortaleza y habilidad, sino por la gracia, el poder y la fuerza del Señor. Por tanto, como dice Pablo, si hemos de gloriarnos, gloriémonos en el Señor (1:31). No tenemos nada de qué gloriarnos en nosotros mismos o en ninguna otra cosa que no sea el Señor. Su poder, fuerza y gracia son las alas de águila para nosotros hoy.
En nuestra vida cristiana todos debemos tener cuatro alas en los cuatro lados, con lo cual mostramos a los demás que todo cuanto somos y todo cuanto hacemos no lo somos ni hacemos por nosotros mismos ni tampoco procede de nosotros mismos, sino de Dios, a fin de que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros.
(
Estudio-vida de Ezequiel, capítulo 6, por Witness Lee)