Estudio-vida de Ezequiel, por Witness Lee

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LA EXPERIENCIA ESPIRITUAL MÁS ELEVADA: TENER EL TRONO EN NUESTRO FIRMAMENTO

La etapa más elevada en la experiencia espiritual de un cristiano es tener el trono en nuestro firmamento, en nuestro cielo despejado. Tener el trono, o llegar al trono, equivale a permitir que Dios ocupe la posición más elevada y más prominente en nuestra vida cristiana. Que Dios tenga el trono en nosotros significa que Él tiene la posición requerida para reinar en nosotros. Por tanto, llegar al trono en nuestra experiencia espiritual significa que en todo estamos completamente sujetos a la autoridad y administración de Dios. Entonces ya no somos personas carentes del trono, carentes de autoridad, carentes de gobierno.

Un creyente que no tenga un cielo despejado con un trono encima del mismo fácilmente se comportará de manera negligente y descuidada en su diario vivir. Por el contrario, un creyente que tiene un cielo diáfano como el cristal tiene el sentir de quien está sujeto al gobierno y restricción divinos; por tanto, él no puede ser negligente o descuidado en nada de lo que dice o hace. Un creyente que tiene un cielo despejado sobre él está sujeto a una autoridad que lo restringe y constriñe en asuntos tales como su hablar o manifestar su enojo. Esta autoridad es un asunto relacionado con el trono.

Cuanto más despejado esté nuestro firmamento, más estaremos sujetos al trono. Cuanto más clara sea nuestra comunión con el Señor, más estaremos sujetos a Su autoridad. Tenemos que preguntarnos si hay un trono en nuestra vida cristiana. Si tenemos el trono sobre el cielo despejado, somos grandemente bendecidos y debemos adorar a Dios por tal bendición.

Cierta jovencita procedente de una familia adinerada fue salva y experimentó la bendición de aprender a vivir sujeta al trono así como aceptar las restricciones impuestas por el trono en todas las cosas. Había cosas que los demás podían hacer pero que ella no podía hacer, y había cosas que los demás podían usar pero que ella no podía usar. Aunque sus padres la amaban mucho, ellos no podían entender su manera de vivir. Un día ella les dio testimonio diciéndoles: “Hay ciertas cosas que dejo de hacer no porque otros me digan que no las haga. Lo que pasa es que hay una Persona en mí que me gobierna y me impone restricciones con respecto a hacer tales cosas”. Después de esa conversación su padre, una persona muy perspicaz, comprendió que ella era una verdadera cristiana; por tanto, tuvo gran estima por ella y le dio absoluta libertad.

Quisiera recalcar el hecho de que el punto culminante de nuestra experiencia espiritual es tener un cielo despejado con un trono encima del mismo. ¿Ha llegado a esta etapa? ¿Ha llegado al punto en que tiene el sentir de que hay una autoridad que lo restringe? ¿Ha llegado a un estado en su vida espiritual en el que usted es regulado por el trono en todo asunto? Quisiera instarle a considerar este asunto delante del Señor en su comunión con Él.

(Estudio-vida de Ezequiel, capítulo 11, por Witness Lee)