Estudio-vida de Ezequiel, por Witness Lee

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UNA MINIATURA DE TODA LA BIBLIA

El libro de Ezequiel ocupa una posición muy importante entre los libros de la Biblia. Si sabemos lo que revela la Biblia, veremos que Ezequiel es una miniatura de toda la Biblia. Lo que se revela en Ezequiel es toda la revelación hallada en la Biblia de forma condensada. En este sentido, Ezequiel es una miniatura de las Escrituras en su totalidad.

El propósito eterno de Dios

La Biblia nos muestra claramente que el propósito eterno de Dios es impartirse en un grupo de seres humanos. Su intención es impartirse a Sí mismo en nuestro ser de modo que le tengamos a Él como nuestra vida, poseamos Su naturaleza y llevemos Su gloriosa imagen. Esto significa que el propósito de Dios, Su intención, es que nosotros y Él tengamos la misma vida, naturaleza e imagen y que, finalmente, nosotros y Él, Él y nosotros, seamos juntamente mezclados como una sola entidad, la cual tiene dos naturalezas —la naturaleza divina y la naturaleza humana—, a fin de ser conjuntamente edificados como eterna morada de Dios. Éste es el propósito eterno de Dios, el cual está claramente revelado en las Escrituras. El libro de Ezequiel nos muestra el mismo cuadro de forma condensada al revelarnos que la intención de Dios es forjarse a Sí mismo en nosotros como nuestra vida y mezclarse con nosotros, de modo que podamos ser conjuntamente edificados en Él como vida a fin de que seamos Su habitación eterna. Esto es lo que la Biblia revela, y esto es lo que, en miniatura, Ezequiel también revela.

Vida, naturaleza, imagen y edificación

En los primeros tres capítulos de Génesis vemos que Dios creó al hombre y lo puso frente al árbol de la vida. El árbol de la vida representa a Dios como vida para nosotros en forma de alimento. Debido a la caída del hombre, el árbol de la vida fue cubierto al ser rodeado por querubines, y “una espada llameante que giraba en toda dirección” guardaba “el camino al árbol de la vida” (Gn. 3:24). A partir de Génesis 3 vemos tanto el juicio de Dios como Su cuidado, misericordia y salvación. Por un lado, la espada llameante de Dios ejecuta Su juicio, eliminando mediante el fuego todo aquello que sea contrario a Él mismo. Por otro, mediante Su gracia Dios ha redimido a un pueblo para Sí. Mediante la redención efectuada por Cristo, el camino al árbol de la vida ha sido abierto nuevamente para el hombre. Ahora el hombre, bajo la redención de Cristo y por medio de ésta, tiene libre acceso al árbol de la vida y puede tomar el árbol de la vida como su alimento. A esto se debe que en Juan 6 el Señor Jesús nos dijera que Él vino como el pan de vida y que nosotros debemos tomarlo como nuestro alimento. Él dijo: “El que me come, él también vivirá por causa de Mí” (v. 57b). Si le tomamos a Él como nuestro alimento, tendremos Su vida y naturaleza, y finalmente llevaremos Su imagen. Al tener Su vida, naturaleza e imagen, podremos ser juntamente edificados. Él oró por este edificio en Juan 17:21 al orar: “Para que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros”. Ser uno de tal modo significa que debemos ser juntamente edificados. Si vamos del Evangelio de Juan al Apocalipsis de Juan, podemos ver que en Apocalipsis 21 y 22 todos los redimidos han sido juntamente edificados hasta conformar una ciudad. En esta ciudad todos nosotros somos uno, no solamente somos uno en doctrina o en visión, sino que somos uno en edificación. Con base en esto podemos ver cuán necesario es que seamos edificados en vida los unos con los otros. Entonces Dios obtendrá una ciudad, la Nueva Jerusalén. Éste es el cuadro presentado en las Escrituras.

Cuando venimos al libro de Ezequiel, vemos el mismo cuadro. En el capítulo 1 están los querubines de fuego ardiente con Dios en medio de ellos. Otros capítulos nos muestran cómo Dios viene para ser nuestra vida (caps. 11, 33, 34, 36, 37 y 47). Finalmente, el capítulo 48 revela que quienes tienen la vida de Dios serán juntamente edificados para conformar la ciudad santa, Jerusalén. Una vez más, vemos que el libro de Ezequiel es una miniatura de la Biblia.

Debe impresionarnos profundamente el hecho de que la Biblia en su totalidad y el libro de Ezequiel como miniatura de la Biblia revelan que la intención de Dios es impartirse en nosotros como vida a fin de que poseamos Su naturaleza divina y seamos portadores de Su gloriosa imagen. Entonces, en virtud de la naturaleza divina con la imagen divina, seremos juntamente edificados como una sola morada eterna: la Nueva Jerusalén. Éste es el punto central de la revelación de la Biblia y también del libro de Ezequiel.

(Estudio-vida de Ezequiel, capítulo 1, por Witness Lee)