LAS DIVERSAS CLASES DE PERSONAS
ENTRE LOS HIJOS DE ISRAEL
Procedamos ahora a considerar las diversas clases de personas entre los hijos de Israel según se describe en estos capítulos de Ezequiel.
Los sacerdotes
Ezequiel 22:26 dice: “Sus sacerdotes han hecho violencia a Mi ley y han profanado Mis cosas santas; entre lo santo y lo profano no hicieron distinción, ni han dado a conocer la diferencia entre lo inmundo y lo limpio; de Mis Sábados han escondido sus ojos, y he sido profanado en medio de ellos”. Aquí vemos que los sacerdotes quebrantaron la palabra de Dios, profanaron las cosas santas e incluso el Señor mismo fue profanado en medio de ellos. Ellos no distinguieron entre lo santo y lo profano, entre lo limpio y lo inmundo. Debido a que en lugar de ministrar la palabra de Dios la quebrantaron, ellos engañaron y robaron al pueblo. Ellos violentaron la palabra de Dios y profanaron el nombre de Dios. Esta situación también se suscita entre ciertos maestros de la cristiandad actual. Ellos quebrantan la palabra de Dios al ministrarla, con lo cual engañan a los demás y los inducen al error por medio de su uso equivocado de la Palabra y al profanar el nombre de Dios.
Los reyes
Ezequiel 22:27 procede a decir que los gobernantes, los reyes, estaban en medio de la tierra como lobos que arrebatan presa, derramando sangre y destruyendo almas para obtener ganancias deshonestas. Como muchos en la cristiandad actual, ellos ansiaban obtener algo para su propia ganancia.
Los profetas
Ezequiel 22:25 dice que los profetas eran como leones rugientes que devoran almas. Ellos tomaron para sí tesoros y cosas preciosas, con lo cual hicieron que muchas persones quedaran viudas.
Ezequiel 13:4-5 dice: “Tus profetas, oh Israel, son como zorras entre ruinas. No habéis subido a las brechas ni habéis edificado un muro para la casa de Israel, a fin de que esté firme en la batalla en el día de Jehová”. Como zorras en el desierto, los profetas gustaban de esconderse y vivir en lugares desolados. Difícilmente una zorra vivirá en una casa apropiada, pero cuando una casa está desolada, las zorras podrían habitarlas. Más aún, los profetas se rehusaron a subir a las brechas y edificar el muro en el tiempo de la batalla. La situación actual es similar, pues son muy pocos los cristianos que están dispuestos a pararse en la brecha en pro del recobro del Señor y de los intereses del Señor.
En tiempos de Ezequiel había muchos falsos profetas que profetizaban conforme a su propio corazón. En 22:28 Ezequiel usó una parábola para describir la manera en que profetizaban: “Sus profetas les han recubierto sus obras con argamasa no ablandada, viendo para ellos visiones vanas y adivinación mentirosa, diciendo: Así dice el Señor Jehová, cuando Jehová no ha hablado”. Aquí Ezequiel dijo que la manera de profetizar practicada por aquellos profetas era similar a recubrir paredes con argamasa no ablandada. La argamasa es hecha de cal y tiene que ser completamente saturada de agua antes de aplicarse a la pared, con lo cual habría sido apropiadamente templada; pero si la argamasa no ha sido debidamente saturada por el agua antes de aplicarse a la pared, una vez aplicada no resistirá las lluvias, y la pared se desmoronará. El significado de esta parábola es que la manera en que muchos profetas ministraban la palabra de Dios no había sido debidamente templada. Esta manera de ministrar la palabra de Dios sin el debido tratamiento previo para ser templados consiste en no haber sido saturados con el Espíritu Santo y no estar empapados de la experiencia de vida. En la actualidad hay muchos predicadores y maestros que recubren con argamasa no ablandada. Ellos pueden predicar sermones, pero cuando viene una tormenta, sus obras son lavadas desvaneciéndose como argamasa no ablandada.
Las palabras que han sido completamente saturadas con el Espíritu y con la experiencia de la vida divina son absolutamente diferentes. Cuando esta clase de palabra es ministrada, ella fortalece al pueblo de Dios para que pueda resistir todo tipo de tormenta que podría sobrevenir. Esto nos permite ver que tenemos necesidad de enseñanza que esté saturada con el Espíritu y con la experiencia apropiada de la vida divina. Esto no es cuestión de elocuencia o de saber usar palabras gratas al oído de los oyentes; más bien, se refiere a que la manera en que ministramos la palabra de Dios debe ser real, sólida y completamente saturada con el Espíritu Santo. Tal palabra nos protegerá, nos fortalecerá, nos edificará conjuntamente y nos capacitará para resistir firmes toda clase de tormenta.
Una situación aún peor que la de los falsos profetas se daba entre las hijas del pueblo, las cuales profetizaban de su propio corazón (13:17). Ellas no solamente profetizaban falsamente, sino que también profetizaban cuando el Señor no había hablado. Esta manera de profetizar se practica con frecuencia en la actualidad. Muchos dicen: “Así dice el Señor”, pero el Señor no ha hablado. Por ejemplo, en años recientes varias personas han profetizado que la ciudad de Los Ángeles habría de hundirse en el océano, y algunos incluso predijeron una fecha específica para ello. Pero Los Ángeles todavía está allí. Ellos dijeron: “Así dice el Señor”, pero el Señor jamás dijo tal cosa. Cuando estas profecías no se cumplieron, se demostró que las mismas eran falsas.
Además de profetizar falsamente, estas mujeres mencionadas en Ezequiel también practicaron la superstición y la hechicería. Por ejemplo, ellas confeccionaron pulseras a manera de amuletos como protección supersticiosa contra los demonios. Ellas incluso hicieron gorros a fin de cazar almas (13:18-21). Asimismo, hoy en día ciertos pastores, predicadores y ministros hablan de manera supersticiosa, consolando a otros de una manera que es falsa y no conforme a la verdad.
Los ancianos
El Señor le dijo a Ezequiel que los ancianos que acudían a él para inquirir del Señor habían erigido ídolos en sus corazones (14:1-3). Debido a que había ídolos en sus corazones, el Señor no aceptaría que ellos le consultasen. Ellos no eran honestos con el Señor; además, eran ladrones voraces que tomaban tesoros de otros en sus manos. En muchos aspectos, la situación actual es similar.
El pueblo
Con base en Ezequiel 22:29 podemos ver que el pueblo recurría a la extorsión y practicaba el robo. Ellos oprimían al pobre y al menesteroso y maltrataban al extranjero contra derecho. El Señor no pudo encontrar a uno solo entre ellos que levantase muralla y que se pusiera en la brecha. Al respecto, el versículo 30 dice: “Busqué entre ellos un solo hombre que levantara una muralla y que se pusiera en la brecha delante de Mí, a favor de la tierra, para que Yo no la destruyera, pero no hallé a nadie”. Lamentablemente, en la cristiandad actual la situación es casi exactamente la misma.
(
Estudio-vida de Ezequiel, capítulo 13, por Witness Lee)