Estudio-vida de Ezequiel, por Witness Lee

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EL LUGAR

El segundo punto en la introducción es el lugar donde Ezequiel vio las visiones. El versículo 3 dice que las visiones vinieron a Ezequiel cuando él estaba “en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar”.

En Caldea

El lugar —la tierra de los caldeos— no era un buen lugar, pues Caldea era el lugar donde se inició Babel. El nombre hebreo Babel equivale al nombre griego Babilonia. Por tanto, podríamos decir que Caldea era en realidad Babilonia y que Babilonia era Babel, el lugar donde Satanás reunió a un grupo de personas caídas para rebelarse contra Dios. El mismo lugar donde Ezequiel vio las visiones era el lugar donde Satanás instigó la mayor rebelión contra Dios que se haya suscitado entre las personas caídas. Éste también fue el lugar del cual Dios llamó a salir a Abraham a fin de obtener un pueblo escogido (Gn. 11:6, 31). Lamentablemente, en tiempos de Ezequiel, la mayoría del pueblo escogido por Dios había sido llevado de regreso a ese mismo lugar. Su cautiverio fue su caída. Ellos habían caído en el mismo lugar de donde su antepasado Abraham había sido llamado por Dios.

Quisiera que consideren la situación de los cristianos de hoy. La mayoría de cristianos, ¿está en la tierra de Canaán o en la tierra de los caldeos? Ciertamente la mayoría de los cristianos no está en la buena tierra, sino en un lugar de degradación. Por esta razón, el libro de Ezequiel encaja exactamente con la situación en que se encuentran los cristianos hoy en día.

Junto a un río

Cuando Ezequiel vio las visiones, él estaba junto a un río. Él dice en el versículo 1: “Estando yo entre los cautivos junto al río Quebar”. El río Quebar representa el poder del enemigo para dañar al pueblo de Dios (cfr. Is. 8:7-8). Quebar significa “fuerte, muchos, poderoso”. Este río, el río de Babilonia, indica que Babilonia era fuerte y poderosa, por lo cual representa el poder de Babilonia que es contrario al pueblo de Dios. En la actualidad, “el río Quebar” es la corriente satánica de la era presente que aleja de Dios a las personas arrastrándolas a Babilonia.

En el libro de Ezequiel hay dos ríos: el río Quebar, mencionado en el capítulo 1, y el río que fluye desde el templo, mencionado en el capítulo 47. El río Quebar aleja de Dios al pueblo de Dios, pero el río que fluye desde el templo introduce a las personas en la vida de Dios. Debemos comprender que estos dos ríos todavía están en la tierra hoy. Un río es la tendencia, la dirección, la corriente, de este mundo. Éste es el río de Babilonia, el río en el mundo caído, el cual arrastra a las personas lejos de Dios. ¡Alabamos al Señor porque hay otro río, y todo aquello adonde llegue este río vivirá!

Al presente hay dos ríos que corren. Un río es de este mundo; el otro río es de la Tierra Santa. Un río arrastra a las personas lejos de Dios; el otro río lleva a las personas de regreso a Dios en vida. Un río destruye el edificio de Dios; el otro río edifica la morada de Dios.

¿Junto a cuál río está usted: el río Quebar o el río que fluye desde la morada de Dios? Aunque usted diga estar junto al río de agua viva que sale de la morada de Dios, quizás todavía conserve algo de la dirección de esta era, de la tendencia del mundo actual. Si todavía se encuentra sujeto a la tendencia del mundo actual, entonces no está junto al río de agua viva sino junto al río Quebar, y no está en la Tierra Santa sino en la tierra de los caldeos.

Cuando los cielos le fueron abiertos a Ezequiel, él estaba junto al río Quebar, pero no estaba en dicho río. Muchos del pueblo de Israel habían sido muertos por el ejército babilónico; otros habían muerto a causa de la hambruna, las enfermedades y los animales salvajes. No obstante, no todo estaba perdido, pues Dios todavía había dejado algo de “tierra seca” junto al río que arrastraba a Su pueblo lejos de Sí. Al darles esta “tierra seca”, Dios les permitió continuar vivos y ser resguardados. Esto indica que la gracia de Dios permaneció con Ezequiel, con el rey Joaquín y con muchos otros que habían sido llevados al cautiverio. Si ellos no hubieran estado en las riberas del río Quebar, sino en el río mismo, todos habrían perecido. Debido a la gracia de Dios, ellos todavía podían vivir junto al río en la tierra de cautiverio. Aunque no podían vivir en Canaán y, por ende, no podían disfrutar de la abundancia de la gracia en Cristo, todavía podían disfrutar de cierto grado de misericordia en la tierra de cautiverio.

Las visiones que constan en el libro de Ezequiel son requeridas con urgencia por los cristianos de hoy y por la iglesia actual. Cuanto más contacto al Señor y tengo comunión con Él, y cuanto más observo la situación actual, más comprendo que las visiones de Ezequiel son mensajes de Dios para la era presente. Las visiones que Dios le dio a Ezequiel estaban dirigidas a un pueblo que se encontraba en cautiverio junto al río Quebar. En la actualidad, la mayoría de los hijos de Dios también se encuentran en la tierra de cautiverio. En lugar de permanecer en Cristo, quien es la buena tierra de Canaán, ellos han caído en cautiverio en Babilonia, donde no viven a Cristo apropiadamente ni continuamente y donde no disfrutan las riquezas de Cristo. Ésta es la condición general en que se encuentran los cristianos hoy. Por esta razón, creo firmemente que las visiones del libro de Ezequiel atienden a las necesidades del pueblo de Dios en la actualidad.

(Estudio-vida de Ezequiel, capítulo 2, por Witness Lee)