LA PUERTA
Alabado sea el Señor que Él no solamente es el muro, sino también la puerta. En calidad de muro, Él nos excluye y condena, pero en calidad de puerta, Él nos introduce en el edificio de Dios. Si en la actualidad estamos en la esfera del edificio de Dios, es debido a que la puerta nos introdujo en éste.
Cristo es nuestra puerta, nuestra entrada. En Juan 14:6 el Señor Jesús nos dijo que Él es el camino que lleva al Padre. Aparte de Él, nadie puede venir al Padre. Cristo es el medio por el cual entramos en Dios mismo así como el medio por el cual entramos a participar de los intereses de Dios, el edificio de Dios y el reino de Dios.
Quizás entendamos que Cristo es la entrada, la puerta; pero tal vez no conozcamos a Cristo como la puerta de manera detallada. Sin embargo, Ezequiel vio los detalles referentes a Cristo como la puerta.
Las medidas
La profundidad de la puerta, desde el frente hasta el fondo, es de cincuenta codos. La anchura de la puerta, de lado a lado, mide veinticinco codos. Ambas medidas son múltiplos de cinco, el número de responsabilidad.
Las gradas de siete peldaños
Frente a la puerta hay unas gradas de siete peldaños. Los peldaños por los que se asciende son bastante elevados, lo cual indica que para entrar en el edificio tenemos que ascender. Siempre que alguien cree en el Señor Jesús, tal persona tiene el sentir de que está ascendiendo. Pero cuando participamos de ciertos entretenimientos mundanos, tenemos el sentir de que estamos descendiendo. Siempre que venimos al Señor Jesús, tenemos el sentir de que ascendemos por unas gradas.
Compuesta de cuatro secciones
La puerta está compuesta de cuatro secciones: el umbral externo, el pasaje, el umbral interno y el vestíbulo. Hay tres umbrales, que son el umbral externo, el umbral interno y el pasaje ubicado entre estos dos umbrales, pasaje que podemos considerar un corredor. Esta parte de en medio, el pasaje, es también llamado un umbral, pero para entenderlo mejor le llamaremos un pasaje. Por tanto, aquí tenemos el umbral externo, el pasaje, el umbral interno y el vestíbulo. El vestíbulo es como un portal de entrada al templo. Al pasar por el umbral externo, el pasaje, el umbral interno y el vestíbulo, uno puede entrar en el templo. Después, uno debe ascender nuevamente por otras gradas; esta vez se asciende aún más alto, pues son ocho peldaños en lugar de siete.
La entrada de la puerta
Si consultamos el gráfico 2, que es un dibujo detallado de la puerta, podemos ver que dentro de la puerta está la entrada de la puerta, la cual tiene exactamente diez codos de ancho. Es significativo que la abertura de la entrada tenga diez codos de ancho. En la Biblia, el número diez se refiere primero a los Diez Mandamientos. Todo cuanto es requerido por los Diez Mandamientos, es cumplido por la entrada de la puerta. La anchura de la entrada es exactamente lo abarcado por los Diez Mandamientos. Esto indica que el Señor Jesús cumplió con todos los requisitos de los Diez Mandamientos. Cuando somos confrontados con los Diez Mandamientos, somos excluidos por ellos. Sin embargo, el Señor Jesús pudo cumplir todos los mandamientos y ha llegado a ser la puerta por la que nosotros entramos en el edificio de Dios.
Mientras que la entrada, o abertura, de la puerta tiene un ancho de diez codos, la puerta en sí tiene trece codos de anchura. En ambos lados de la puerta, el muro mide un codo y medio; al sumar los dos, tenemos tres codos. Tres es el número del Dios Triuno y también el número de la resurrección. Aquí el tres está dividido, con uno y medio a cada lado. Por favor recuerden que en el tabernáculo las tablas erguidas medían, cada una de ellas, un codo y medio de ancho y que dos tablas formaban una unidad de tres codos. Todos estos números son significativos. Estos números indican que el Señor Jesús, quien cumple con todos los requisitos de los Diez Mandamientos, es el Dios Triuno que llegó a ser un hombre, el cual fue muerto y fue resucitado. En Su muerte, Cristo fue “partido”, cortado en dos mitades, y después Él fue resucitado.
El umbral
Después de la puerta viene el umbral, el cual mide seis codos por diez codos. Si ponemos juntos todos estos números, podemos ver que Cristo era el Dios Triuno (el número tres) quien se hizo hombre, que tiene el número seis. Él fue “partido” en Su muerte y fue resucitado, con lo cual cumplió con todos los requisitos de los Diez Mandamientos. De este modo, Él abrió la puerta.
(
Estudio-vida de Ezequiel, capítulo 19, por Witness Lee)