Terreno genuino de la unidad, El, por Witness Lee

EL CONCEPTO QUE DIOS TIENE EN CUANTO A LA ADORACIÓN

En el lugar que Dios había escogido, los hijos de Israel tenían que comer y regocijarse delante del Señor (Dt. 12:7). En ninguna parte del libro de Deuteronomio se le dice al pueblo de Dios que debía ir al único lugar simplemente para adorar. Por supuesto, se esperaba que ellos adoraran al Señor en el lugar que Él había escogido. Sin embargo, ellos no debían adorar a Dios según sus propios conceptos de adoración. Más bien, tenían que adorar según el pensamiento, el concepto, que tenía Dios acerca de la adoración. Según el concepto natural y humano, adorar consiste en arrodillarse o inclinar la cabeza o postrarse ante Dios. Incluso los musulmanes adoran de esa manera en sus mezquitas. En cierta ocasión, visité una mezquita musulmán a la hora de la adoración y me di cuenta de que los adoradores no expresaban ningún disfrute. Al contrario, debido a su falta de disfrute, muchos de los que adoraban parecían ser mayores de lo que realmente eran. La adoración mencionada en Deuteronomio 12 no consiste en arrodillarse, inclinarse o postrarse. Según este capítulo, adorar consiste en comer delante del Señor. Cuando el pueblo de Dios acudía al lugar que Dios había escogido, ellos debían comer delante de Dios la mejor porción de las ofrendas y de los sacrificios.

Deuteronomio 12:6 nos describe esto: “Allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda reservada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas”. La mejor porción del producto de la buena tierra había de comerse delante del Señor en el lugar que Él había escogido. Los hijos de Israel tenían que guardar el diezmo, la mejor parte, la décima parte del producto de la buena tierra y llevarlo al lugar escogido por Dios. Además, también tenían que apartar las primicias de sus vacas y de sus ovejas. Tres veces al año ellos llevaban los diezmos y el producto agrícola a la casa de Dios que estaba en Jerusalén, en la Fiesta de los Panes sin levadura, en la Fiesta de Pentecostés y en la Fiesta de los Tabernáculos. Durante estas Fiestas, ellos podían disfrutar de todas estas riquezas en la presencia del Señor. No obstante, se les prohibía disfrutar de tales porciones en sus casas; sólo las podían disfrutar durante las Fiestas y en el lugar designado por Dios. Comer de las ofrendas era la adoración que ellos ofrecían a Dios. Después de llevar los diezmos y los sacrificios al lugar apropiado, ellos los ofrecían en el altar, y luego comían lo que habían ofrecido. Había una porción para Dios, una porción para los sacerdotes y una porción para el que presentaba la ofrenda. Así pues, el pueblo de Dios disfrutaba del rico fruto de la buena tierra delante de Dios y con Dios; ésta era la adoración genuina a Dios.

¿Alguna vez han pensado que ésta es la clase de adoración que Dios desea? En Deuteronomio 12 no se menciona cantar ni orar. Según este pasaje, la adoración apropiada consiste en comer el rico fruto de la buena tierra delante de Dios. La buena tierra tipifica a Cristo, y el rico fruto de la tierra es un tipo de las riquezas de Cristo. Por lo tanto, la adoración que Dios desea recibir de nosotros, es que comamos y disfrutemos de las riquezas de Cristo en Su presencia. En términos espirituales, es menester que todos nosotros subamos de peso al comer más de Cristo. El enfoque de Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio consiste en comer a Cristo. Si no comemos a Cristo, no podemos adorar a Dios. La adoración que Dios busca se relaciona con el disfrute de Cristo. Todas las diferentes ofrendas y sacrificios mencionados en Deuteronomio 12:6, tipifican aspectos del Cristo que es nuestro disfrute. Espero que todos seamos impresionados con este hecho de que la adoración apropiada consiste en comer del producto de la buena tierra, es decir, en disfrutar de las riquezas de Cristo con Dios y delante de Dios en el único lugar escogido por Dios.

A través de la historia del cristianismo, vemos que se ha perdido esta clase de adoración. Pero estoy completamente seguro de que el Señor está en el proceso de recobrarlo. Él está operando en la iglesia para llevarnos de nuevo a la adoración genuina: al disfrute de Cristo en el único lugar escogido por Dios. Disfrutamos de Cristo delante de Dios y con Dios en el terreno de la unidad. ¡Alabado sea Él porque podemos comer y disfrutar de las riquezas de Cristo!

(Terreno genuino de la unidad, El, capítulo 5, por Witness Lee)