Terreno genuino de la unidad, El, por Witness Lee

LA MEZCLA DEL DIOS TRIUNO CON LOS CREYENTES

En la Biblia hay cuatro capítulos muy importantes en cuanto a la unidad: Deuteronomio 12, el salmo 133, Juan 17 y Efesios 4, incluyendo la última parte de Efesios 3. Si se separa Efesios 4:1-6 de 3:16-21 se sufriría una gran pérdida y se dificultaría el entendimiento. Sin embargo, es muy provechoso, si leemos todos estos versículos juntos como una sola unidad. La unidad de la que se habla en 4:1-6 está estrechamente relacionada con lo dicho en 3:16-21. Esto lo indica la palabra pues en 4:1, lo que nos muestra que estos versículos del capítulo 4 son el resultado de lo que precede inmediatamente en el capítulo 3. En 3:16-21 Pablo oró pidiendo que el Padre nos fortaleciera por Su Espíritu en nuestro hombre interior para que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, fuésemos plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seamos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. El resultado de esto es que, según el poder que actúa en nosotros, hay gloria a Dios en la iglesia y en Cristo Jesús. A la luz de todo esto, Pablo declara en 4:1: “Yo pues, prisionero en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”. Como el contexto lo indica claramente, andar como es digno del Señor se refiere principalmente a guardar la unidad del Espíritu. En los versículos del 4 al 6 Pablo además indica que la unidad del Espíritu es el Dios Triuno mismo. Allí Pablo habla del Cuerpo, y de un Espíritu, un Señor y un Dios y Padre. El hecho de que se mencionen juntos el Cuerpo y el Dios Triuno, da a entender que la unidad es en realidad la mezcla del Dios Triuno con los creyentes.

En Efesios 3 Pablo hace referencia a los tres del Dios Triuno. Pablo ora pidiendo que el Padre fortalezca a los santos por Su Espíritu en el hombre interior para que Cristo haga Su hogar en sus corazones. Aquí tenemos al Padre, al Espíritu y a Cristo (el Hijo). Luego en el capítulo 4 Pablo habla del Espíritu, del Señor y del Padre, refiriéndose al Dios Triuno, en relación a la unidad del Espíritu y del Cuerpo. Esto indica que la unidad no es simplemente un asunto de adición, sino que es la mezcla del Dios Triuno con los creyentes. La unidad es la mezcla del Dios procesado con los creyentes.

Muchas referencias en cuanto al Dios Triuno, especialmente las que se encuentran en las Epístolas, indican el proceso por el cual Dios ha pasado. En el Nuevo Testamento el Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— se revela claramente en relación a la encarnación, el vivir humano, la crucifixión y la resurrección de Cristo. En Mateo 28:19 el Señor Jesús ordenó a Sus discípulos que hicieran discípulos a todas las naciones, bautizándolos “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Antes de la resurrección de Cristo, las personas no podían ser bautizadas en el nombre del Dios Triuno. Solamente después que Dios pasó por un proceso mediante la encarnación, el vivir humano, la crucifixión y la resurrección de Cristo, los creyentes podían bautizarse en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Ser bautizado, sumergido, en este nombre del Dios procesado es participar en el Dios procesado. Además, en las Epístolas vemos que el Dios Triuno procesado tiene como fin que participemos de Él y le disfrutemos. Finalmente el Dios Triuno se mezcla con nosotros, y esta mezcla es la unidad.

La unidad por adición es muy superficial. La unidad revelada en la Biblia es la mezcla del Dios Triuno procesado con Su pueblo escogido. Si vemos esto, entonces podemos entender con más facilidad la oración del Señor en cuanto a la unidad en Juan 17. La unidad que se menciona en Juan 17 es la mezcla de la divinidad con la humanidad. Sin embargo, no nos referimos a la divinidad por sí sola, sino a la divinidad después de haber pasado por el proceso de la encarnación, el vivir humano, la crucifixión y la resurrección. Después de haber pasado por tal proceso, el Dios Triuno llegó a ser nuestra porción y disfrute. Como el Espíritu vivificante, Él se mezcla con los que creen en Cristo.

Con este concepto de la unidad en mente, volvamos a Juan 17:21. Hemos visto que aquí el Señor oró diciendo: “Que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros”. Aquí el Señor dice que Él está en el Padre y que el Padre está en Él. Sin duda, esto indica que el Padre y el Hijo están mezclados. Esta mezcla es la unidad entre el Padre y el Hijo. La unidad entre el Padre y el Hijo consiste en que el Padre está en el Hijo y que el Hijo está en el Padre. El Señor oró para que también nosotros fuéramos uno de la misma manera, incluso para que fuéramos uno “en Nosotros”, es decir, en el Dios Triuno.

(Terreno genuino de la unidad, El, capítulo 6, por Witness Lee)