SER UNO ASÍ COMO EL PADRE Y EL HIJO SON UNO
Juan 17:21-23 es una muestra de cuán profundo es este capítulo. En el versículo 21 el Señor oró: “Para que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros”. ¿De qué unidad se habla en este versículo? ¿Qué significa que todos seamos uno como el Padre está en el Hijo y el Hijo está en el Padre? Ciertamente, esta unidad excede nuestro entendimiento. En el versículo 22 el Señor continúa diciendo: “La gloria que me diste, Yo les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno”. ¿Cuál es la gloria que el Padre dio al Hijo y que el Hijo nos ha dado a nosotros? Además, ¿qué significa que seamos uno así como el Padre y el Hijo son uno? Algunos pensarán que esta unidad simplemente consiste en que no haya ningún conflicto, discusión ni disensión entre las tres personas de la Trinidad Divina. Según este concepto de unidad, ser uno significa estar en armonía y no tener ningún desacuerdo. Los que entienden el versículo 22 de esta manera, dirían que si un buen número de creyentes se congrega sin que haya entre ellos discusión ni disensión alguna, ellos son uno tal como el Padre y el Hijo son uno.
Este entendimiento acerca de la unidad es demasiado superficial. Ciertamente la unidad aquí no consiste simplemente en individuos que se congreguen en armonía y que estén de acuerdo el uno con el otro. Aquí el Señor dice que nos ha dado la misma gloria que el Padre le ha dado a Él a fin de que podamos ser uno en el Padre y en el Hijo. Esto alude a la unidad que existe en la naturaleza divina y en el Ser Divino. Los tres del Dios Triuno son uno en Su naturaleza y en Su ser.
La unidad de los creyentes en Cristo debe ser esencialmente la misma. El uso de la palabra gloria aquí confirma esto. Puesto que hemos recibido del Hijo la misma gloria que Él recibió del Padre, podemos ser uno así como el Padre y el Hijo son uno. Esto nos muestra una unidad que no es solamente una suma de individuos, sino a una unidad que se relaciona con la naturaleza y el ser intrínseco. De lo contrario, la palabra gloria no se usaría en este versículo. La gloria es el factor de la unidad. Él nos dio la gloria para que todos seamos uno como el Padre y el Hijo son uno. Por tanto, la gloria del Ser Divino es el factor mismo de la unidad entre aquellos que creen en Cristo.
El versículo 23 dice: “Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad”. De nuevo vemos que esta unidad no es simplemente una suma de individuos. Los creyentes no se añaden y se juntan para ser uno. Con respecto a la unidad, el versículo 23 es aún más enfático que los versículos 21 y 22, pues nos habla de ser perfeccionados en unidad. Esto indica que podemos ser uno, pero que nuestra unidad esté solamente en la etapa inicial, y aún no ha crecido plenamente ni alcanzado la perfección.
Aunque podemos señalar ciertas cosas acerca de estos versículos, no podemos entenderlos adecuadamente. Además, aunque los hayamos leído repetidas veces, es difícil indicar cual es el punto principal de cada versículo. Esto comprueba que la unidad por la cual oró el Señor en este capítulo es algo profundo y sobrepasa nuestro entendimiento.
(
Terreno genuino de la unidad, El, capítulo 6, por Witness Lee)