Terreno genuino de la unidad, El, por Witness Lee

LUZ Y VERDAD

Salmos 43:3 dice: “Envía Tu luz y Tu verdad; éstas me guiarán, me conducirán a Tu santo monte y a Tus moradas”. La luz y la verdad no son dos cosas separadas; son dos aspectos de una misma cosa. Como hemos indicado anteriormente, en el Evangelio de Juan encontramos gracia y verdad, pero en la Primera Epístola de Juan tenemos amor y luz. La verdad es el resplandor de la luz. Cuando la luz resplandece en nosotros, recibimos la verdad, la realidad; y cuando disfrutamos de la comunión con Dios, estamos en luz. Así que, de nuestro lado está la verdad, pero del lado de Dios hay luz. Según Salmos 43:3, necesitamos tanto la luz como la verdad.

Este versículo indica que la luz y la verdad nos guían y nos conducen al santo monte del Señor y a Sus moradas, es decir, a la casa de Dios. Día tras día somos conducidos por la luz y la verdad que hay en la casa de Dios. En 1 Timoteo 3:15 y 16 vemos que la iglesia, la casa del Dios viviente, es columna y fundamento de la verdad. Esto indica que la verdad debe encontrarse en la iglesia, la casa de Dios. Cuando tenemos la verdad, también tenemos la luz. De modo que, la luz y la verdad están en la iglesia.

Este versículo indica claramente que la luz y la verdad tienen una función específica y definida: guiarnos al santo monte y a los tabernáculos de Dios, es decir, conducirnos al lugar que Dios ha escogido para habitar en él. Hoy en día muchos cristianos están buscando la luz y la verdad, pero no muchos de ellos lo hacen con el propósito de ser conducidos al lugar que Dios ha escogido. Sin embargo, si nuestro propósito es ser llevados al santo monte de Dios y a la morada de Dios, entonces, ciertamente vendrán a nosotros la luz y la verdad. Muchos de nosotros podemos testificar que antes de entrar a la vida de iglesia, recibimos luz y verdad simplemente porque habíamos empezado a reflexionar acerca de la iglesia. La luz y la verdad vinieron a nosotros debido a que tuvimos el pensamiento de venir a la iglesia. Pero cuando estábamos indecisos en cuanto a la iglesia, la luz y la verdad parecían desaparecer por un periodo de tiempo. Sin embargo, cuando comprendimos que debíamos seguir el camino de la iglesia, la luz comenzó a resplandecer otra vez, y la verdad que recibimos parecía más completa que antes. Luego cuando finalmente llegamos a la vida de iglesia, nos encontramos bajo la luz del día y recibimos mucha verdad. Esto comprueba que la luz y la verdad nos han guiado al santo monte de Dios y nos han conducido a la morada de Dios, la iglesia.

(Terreno genuino de la unidad, El, capítulo 5, por Witness Lee)