Terreno genuino de la unidad, El, por Witness Lee

EL ELEMENTO DE NUESTRA UNIDAD

Esta unidad se hace real y práctica por medio de la unción que está sobre Cristo, la Cabeza, y que se extiende sobre el Cuerpo. Mientras permanezcamos en el Cuerpo, participaremos del ungüento. En este ungüento somos uno. Por tanto, la unción del Espíritu vivificante, compuesto y todo-inclusivo es el elemento de nuestra unidad. Esto significa que para los miembros de la iglesia ser uno equivale a estar bajo la unción del Espíritu. Si no recibimos continuamente esta unción, no podemos ser uno con nadie, ni siquiera con nosotros mismos.

La unidad no depende de nuestra capacidad natural para llevarnos bien con otros. Incluso algunos creyentes podrían sentirse orgullosos de tener un temperamento que les permite fácilmente ser uno con otras personas. Sin embargo, este tipo de unidad no es la unidad preciosa que se revela en la Biblia. De hecho, ésa es una unidad muy desagradable e indecorosa. Una persona que se jacta de esta clase de unidad de hecho no puede ser uno con otros por un periodo largo de tiempo; al contrario, es posible que finalmente cause muchos problemas. La unidad genuina consiste en la unción del Espíritu compuesto y todo-inclusivo como la máxima consumación del Dios Triuno. Únicamente bajo dicha unción tenemos una unidad genuina e inmutable. Miles de nosotros podríamos testificar en cuanto a la unidad que disfrutamos bajo la unción del Espíritu compuesto. La fuente de nuestra unidad es la mezcla misteriosa del Dios Triuno procesado con los creyentes. Como indicamos en el capítulo anterior, cuanto más seamos pintados con el ungüento compuesto, más seremos uno. ¡Alabado sea el Señor porque el Espíritu todo-inclusivo nos “pinta” continuamente!

(Terreno genuino de la unidad, El, capítulo 7, por Witness Lee)