Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, La, por Witness Lee

EL VASO QUE TRANSPORTA A CRISTO

Ella no solamente es la litera donde Salomón descansa durante la noche, sino también el palanquín que le permite a Él llevar a cabo Su mover durante el día. “El rey Salomón se hizo un palanquín de madera del Líbano, con columnas de plata, base de oro y asiento de grana; su interior, recamado de amor por las hijas de Jerusalén” [heb.] (3:9-10). La buscadora es ahora un vaso que contiene a Cristo, llevándolo de un lado a otro en Su mover. El palanquín es una carroza majestuosa y señorial. Como vaso que es, contiene a la persona que transporta. Ella es ahora el vaso que transporta a Cristo. Cristo puede ir de un lugar a otro al estar en ella como su contenido. Mientras ella lo contiene, Él se mueve en ella y con ella. ¡Aleluya! Éste es el palanquín de Cristo.

El palanquín está hecho de madera, plata y oro. La madera es de cedro del Líbano, la cual representa la humanidad del Señor. Las columnas son de plata. La plata siempre simboliza la obra redentora de Cristo. El palanquín es sostenido por la obra redentora de Cristo. El fondo, la base, es de oro, que representa la vida y la naturaleza de Dios. La naturaleza divina de Dios es la base.

Cuando oramos-leemos todos estos versículos, vemos cuánto ha sido transformada la buscadora. La humanidad de Jesús, la divinidad de Dios y la obra redentora de Cristo, se han forjado en ella. Sólo estas cosas pueden hacernos un palanquín para Cristo. Debemos permitir que estos materiales se forjen en nuestro ser. Entonces, como Su palanquín, seremos edificados con la humanidad de Jesús, con la obra redentora de Cristo y con la naturaleza divina de Dios. Todo esto es muy significativo.

El interior está recamado de amor por las hijas de Jerusalén. Nuestro interior no debe consistir de otra cosa que de nuestro amor hacia el Señor. Como un palanquín de Cristo que somos, estamos decorados y recamados interiormente de nuestro amor hacia el Señor. Es por ello que este libro, de principio a fin, es una historia de amor. Incluso cuando somos transformados hasta alcanzar esta etapa, nuestro interior debe estar recamado de amor. Éste es el palanquín que transporta al Señor. Está hecho de la humanidad de Jesús, la redención de Cristo y la divinidad de Dios; y su interior está recamado de amor hacia Jesús.

(Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, La, capítulo 5, por Witness Lee)