RECIBIR Y DISFRUTAR
Como dijimos anteriormente, creer en el Señor equivale a recibirlo y amarle equivale a disfrutar lo que hemos recibido. Muchos cristianos han creído en el Señor y lo han recibido, pero son pocos los que le disfrutan al amarle.
En Juan 14:21 y 23, el Señor dice que si nosotros le amamos, Él se manifestará a nosotros. Esto es un asunto personal. Después de esto, Él dice que Él y Su Padre vendrán a nosotros y harán morada con nosotros. Esto en realidad se refiere a un morar mutuo. Él será nuestra morada, y nosotros seremos Su morada. Este morar mutuo involucra a personas. Una persona viene a hacer Su morada con nosotros; por lo tanto, nosotros debemos tomar al Señor como una persona. La gracia sobreabunda no sólo en fe, sino también en amor.
Cuando Saulo de Tarso perseguía al Señor, el Señor vino a él como una gran luz y él fue derribado a tierra. Entonces Saulo exclamó: “¿Quién eres, Señor?”. Y el Señor le respondió que era Jesús, Aquel a quien Saulo perseguía. Simplemente cuándo clamó: “Oh, Señor”, Jesús entró en este perseguidor Suyo, convirtiéndolo en alguien que amaba al Señor.
Esto es verdaderamente gracia. La gracia no sólo nos lleva a creer en Jesús, sino también a amarle. Por esta razón, Pablo dijo que la gracia del Señor sobreabunda con la fe y el amor (1 Ti. 1:14).
Luego Pablo dice en Gálatas 2:20: “...El cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí”. Pablo dice que puesto que Cristo lo amó, él se sentía constreñido a amar a Cristo. Su amor constreñía a Pablo a amar a Jesús. De esta manera, Pablo tomó al Señor Jesús como su vida.
Hoy en día se habla mucho acerca de Cristo como vida, pero son pocos los cristianos que realmente saben disfrutar al Señor como vida. No se trata de saber, sino de disfrutar. En efecto, Cristo es nuestra vida, pero ¿cómo podemos disfrutarlo como nuestra vida? No existe otra forma que amarlo a Él. Esta vida no es una doctrina; esta vida es una persona. Por lo tanto, si queremos disfrutarlo como nuestra vida, debemos tomarlo como nuestra persona. ¡Aquel que es nuestra vida es una persona viva! Por consiguiente, debemos amar a esta persona.
(Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, La, capítulo 3, por Witness Lee)